6. Dormitorios

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A lo largo de las tres semanas que he vivido con Evan he aprendido varias cosas de él, cosas que no hubiera imaginado a simple vista.

Por ejemplo:
-Sabe cocinar perfectamente (tan bien que me hizo la cena diariamente la primera semana sin repetir ningún platillo).
-Sale a correr por las noches.
-Se despierta a las seis de la mañana para ir clases (cosa que aún no logro entender ya que inician a las 8).
-Es alérgico a las fresas.
-Siempre deja sus zapatos junto a la puerta principal (pues dice que sino se le olvidan).

Además que no ha llevado ninguna chica o algo por el estilo. Pensaba que era más mujeriego, pero me equivoqué.

Llega a ser molesto a veces que él me termine despertando para venir a la universidad con incesantes golpes en mi puerta pero aparte de eso todo entre nosotros va con normalidad.

Él actúa como si el inicio de esta relación no hubiera sido con una ''noche de tragos'', por lo tanto yo actúo igual. Es más sencillo así, aunque el hecho de sólo recordar el 50% de esa vez tampoco ayuda a dormir tranquila.

Las clases de los jueves con Sr. Turner -en la que comparto asiento con él- se han tornado más entretenidas. Antes solía simplemente ignorar la presencia de Evan, ahora por mucho que lo intente no puedo.

Trato de tomar notas pero, de a poco, mis ojos caen en su cuaderno. Noto sus manos sosteniendo el lapicero y escribiendo lo que yo debería estar apuntando, algo sobre los derechos civiles, pero simplemente no logro concentrarme.

Disimuladamente veo que él se gira sobre su asiento hacía su mochila para saca otro cuaderno. Vuelvo mis ojos a mis manos mientras escucho como rasga un pedazo de hoja. Por el rabillo del ojo le veo escribir y, como si leyera mi mente, topa mi antebrazo con su codo y arrastra el papel por la mesa, hasta mi lado:

Deja de verme,
el profesor te está hablando.

Frunzo el ceño y dirijo mi vista hacía el frente.

-¿Srta. Estrada?

-Sí, ¿qué? -digo confusa.

-Le pregunté si hay algo en los apuntes del joven Reyes que le interesa más que mi clase.

-¿Qué? ¡No! Claro que no... señor.

-Bien, entonces haga el favor de prestarme su atención los pocos minutos que quedan de mi enseñanza.

El profesor regresa su vista a la pizarra mientras los demás terminan de reírse de la escena que acaban de ver.

Ellos no me importan, lo que me importa es lo que piensa Evan. No quito mi atención de la clase el resto del tiempo y en cuanto acaba prácticamente huyo de la habitación, dejando a mi amigo atrás.

En el pasillo todos siguen como si no hubiera pasado nada, permitiendo que ese momento de mi vergüenza esté en el pasado.

Camino hacía fuera del edificio, sólo para encontrarme con mi amiga, abrazada por unas fuertes manos, recostada sobre un auto, compartiendo saliva con Phillip. Eeww.

Llego a su lado y toco su hombro. Le toma unos siete segundos separar su boca de su novio y darme una sonrisa, junto con él, que sigue manteniendola cerca de su cuerpo.

-¿Te llevo a casa? -pregunta mientras masca un chicle.

-No, debo ir a secretaría a pedir información sobre el cupo de los dormitorios.

-¿Tan rápido? -pregunta Phillip- Aún tienes meses.

Antes de responder mi amiga pasa sus manos por el cuello de su novio y lo besa..., posesivamente. Aparto la vista de ellos y la fijo en la puerta de entrada, por donde acabo de venir, esperando que Evan no salga mientras sigo ahí. Finalmente se separan y Steph habla.

-Sí cariño, los dormitorios se llenan rápido. Ya sabes: nuevos, transferidos, -se gira hacía mí con una sonrisa- chicas que no tienen donde más vivir.

-Que horrible ser tantas -dice Phillip y hace una pequeña burbuja con un chicle. ¡El chicle de Steph!

-Cada día me sorprendo más de ti -digo a mi amiga y ella sonríe. Sabe a lo que me refiero.

-Yo también -finaliza Phillip, abrazándola por la cintura y besando su mejilla.

. . .

Luego de llenar un formulario con mis datos los dejo con la secretaria, una señora de unos 50 años que se la pasa hablando por telefono. Según ella con algún empresario, pero lo dudo mucho cuando entre risas añade unos besos y uno que otro Yo tambien te quiero.

Al salir del edificio de administración y bajar sus gradas me encuentro con una bonita melena rubia, que está siendo seguida por un corto cabello castaño. Patricia trae sus cuadernos en una mano y Raúl viene atrás hablando sin que ella le ponga atención. Él le ha estado pidiendo una cita desde inicio de año que se conocieron, y ella desde entonces ha dicho que no. Al vernos me saludan ambos:

-Hola linda -dice Patricia-, ¿cómo has estado?

-Bien Patty, ¿y tú? ¿aún rechazas al pobre Rául? -bromeo y pongo una mano en la mejilla de éste- Mira su carita, al menos merece un sí por su insistencia.

Raúl hace un puchero y asiente con la cabeza.

-No empieces tú tambien -me repocha ella, poniendo los ojos en blanco-.

-Hazle caso a Olivia -la anima él-, ella es muy sabia.

-Ajá -responde poniendo una mano en su cadera y levantando una ceja-, tanto como para irse a vivir con Evan.

Raúl y yo abrimos los ojos sorprendidos. ¿cómo lo supo?
Él voltea a verme y pregunta:

-¿Es eso verdad?

Yo exhalo resignada.

-Sí, estoy viviendo con él. Eso hasta que pueda venirme a vivir a los dormitorios -aclaro- ¿y tú cómo te enteraste?

-Sandra lo estuvo chismoseando en clase de química. Decía que te vieron llegar con él varios días seguidos, al principio supusieron que eran novios hasta que le vieron besando a una chica pelirroja el fin de semana, luego dijeron que te estaba engañando y luego él se enteró y aclaró que sólo vivian juntos. La verdad es que yo no lo creí... hasta ahora -Patricia levanta ambas cejas, como si yi fuera complice de algo-.

-¿Evan lo sabía?

-Sí, eso fue el lunes. ¿no te lo mencionó?

-No, seguro lo olvidó.

Evan es bueno con la memoria. Dudo que lo haya olvidado.

-En realidad no pasamos mucho tiempo juntos como los otros suponen -digo-.

En toda la conversación Raúl se mantuvo callado y atento, prestando atención a cada detalle.

-Bueno, da igual -termino-. Debo irme. -nos despedimos y sigo caminando. Unos pasos despues me volteo y grito: - Y dale al menos una oportunidad, Patty, el chico sufre.

Ella se mantiene de espaldas y levanta la mano con el pulgar en alto, en señal de que lo considerará. Raúl se voltea hacía mí y juntando las manos murmura un "gracias".

* * *

Gracias por leer y hasta la proxima.

Sólo Tú ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora