1. Calor

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Calor. Eso es todo lo que logro sentir en este momento. Calor.
El sol entra por una pequeña ventana rectangular de la pared a mi izquierda y cae justo en mis ojos, además, tengo un poncho azul sobre mí que me está haciendo sudar como una loca.

Tras una pequeña confusión pienso bien las cosas y caigo en dos grandes descubrimientos:

Primero: La ventana de mi habitación está sobre la cabecera de mi cama, lo que evita que usualmente la luz me dé en la cara. Y segundo: Mi sábana es color verde limón, pero esta es azul.

Con los ojos cerrados muevo levemente mi mano derecha buscando mi mesa de noche, donde coloco el celular, y en vez de eso encuentro algo suave y sedoso: ¡Pelo!

Giro mi cabeza y al abrir los ojos trato de mentalizarme si aún sigo en un sueño, o mejor dicho, una pesadilla.

Un chico de corta cabellera marrón está dormido a mi lado. Lo peor: No sólo es un chico cualquiera, ¡Es Evan Reyes!

Sin esperar un minuto más me levanto rápidamente de la cama, quito algunos de mis mechones castaños de mi cara y me veo en un espejo del lado derecho del cuarto ¡Estoy en ropa interior! Bajo mi vista de nuevo a la cama y noto que él tiene medio cuerpo desnudo

¡¿Qué pasó ayer?!

Camino a la puerta me encuentro por el pasillo mi ropa y su ropa tirada y esparcida. Recogí mi blusa color carmesí y mis jeans, y al bajar las escaleras encontré mis tenis converse. Me vestí en el salón del primer piso. No era mi casa pero luego de dormir con el que creo es el dueño me tomo la confianza de pasear por la habitación en busca de mi bolso y teléfono. Los encuentro al lado de la puerta de entrada.

Me congelé cuando escuché pasos en el segundo piso y luego en las gradas. Sus pisadas son rápidas y fuertes y al terminar de bajar se me queda viendo como si fuera alguna clase de animal exótico o en peligro de extinción.

-¿Qué haces? -habla él primero. Está sólo con un bóxer negro y aparto mi vista rápidamente hacía ningún punto en específico.

-Y-yo... -Mi cara debe estar roja como una manzana.

-¿Te ibas? -preguntó y creí diferenciar un tono ofendido.

-No, sí -hago una pausa y suelto el aire que no sabía estaba conteniendo-, no. Sólo me vestía.

Aún sin verlo él se acerca a la mesa de comedor que tiene.

-¿Por qué no me miras?

-Es que... -digo rascándome el cuello.

-¿Qué? ¿Te avergüenza? -pregunta-. Ya me has visto sin nada.

Tapo mi rostro con ambas manos, tratando de cubrir mi pena.

-¿Qué pasó exactamente? -suelto dudosa. Realmente no recuerdo mucho.

-¿Qué te parece? -dice.

Saco mi cara de mis manos y al ver su rostro noto su ceja elevada.

-¿Nos acostamos?

-Sí.

-Oh, mi Dios -susurro y me siento en el respaldo de su sillón.

-Eso -dice exaltado mientras me señala-, eso decías ayer.

-Cállate -murmuro seriamente. Él se carcajea de una forma singularmente estruendosa.

-Vale, perdona -dice entre risas mientras se calma-. Escucha, ¿por qué no me visto, desayunamos algo, hablamos un poco y te voy a dejar a tu casa al terminar?

Analizando mis opciones me doy cuenta que es eso o caminar hasta mi departamento, así que acepto y luego de un "no te vayas a ir" lo vi correr escaleras arriba mientras yo trataba de pensar bien qué pasó la noche anterior.

Saqué mi celular de mi bolso beige, buscando algún mensaje de mi amiga Steph, los cuales no encuentro. Mi bandeja de entrada está vacía, así que le escribo yo a ella.

-¿dónde estás?

Aparecen dos palomitas en señal que ya lo recibió pero nunca se vuelven azules. No lo ha leído.

Evan bajó con una camisa azul oscuro con cuello en V, una pantaloneta y tennis.

-¿Quieres algo en especifico? -dice entrando a la cocina, seguido de mí.

-No, gracias. -La vergüenza de estar con él aún corre por mis venas.

-¿Segura? Hay de todo un poco. -Saca un cartón de jugo de naranja y lo deja en la isla de la cocina. -Toma asiento -dice con una sonrisa, señalando una de las sillas.

Yo lo hago sin rechistar.

Puso dos vasos de vidrio frente a mí y metió dos rodajas de pan en la tostadora. Mientras espera se acerca y deja sus codos en la mesa mientras me mira.

-¿Qué piensas? -Su pregunta me sorprende.

-Esto... no cambiará nada, ¿verdad?

-¿"Esto"? -duda frunciendo el ceño y volteándose hacía el tostador.

-Lo de anoche -aclaro.

-No si no quieres. -Yo asiento con la cabeza y él deja dos platos con una tostada en la mesa. Uno frente a mí y el otro de su lado -. ¿Nunca habías pasado una noche loca, Olivia?

-Claro que sí -respondo y tratando de ayudar sirvo el jugo en ambos vasos-. Pero no con algún compañero de la universidad. -Él toma un poco de la bebida y yo añado: -Soy muy cuidadosa con esos casos.

-Se nota -dijo levantando ambas cejas-, mi cama lo tiene muy claro.

-Evan -dije seriamente, en tono de advertencia.

Él toma asiento frente a mí y deja una porcelana con mantequilla en medio de ambos.

-Provecho -murmura sonriendo.

Comemos con una leve conversación sobre la universidad. Luego de terminar coge sus llaves y anuncia que me llevará a mi casa ¡Al fin! Tomo mis cosas y camino hacía afuera. Al salir veo que su casa es un apartamento duplex; creí que era una casa más grande, no un apartamento de soltero.

Frente al edificio él abre la puerta de una camioneta roja.

-¿Es tu auto? -dudo.

-Sí -sonríe orgulloso-. Es un Honda HR-V -aclara.

Rodé los ojos. Evan suele soltar información innecesaria. Camino por delante el exuberante auto y tomo asiento de copiloto. Luego de 10 minutos de camino llegamos a mi departamento.

-Gracias -susurro tratando de mantener la calma y abro la puerta.

-Escucha -habla y me detengo de bajar-, perdona si fue incómodo. Como tú dijiste, esto... -hace señas con las manos- no cambia nada.

Automaticamente me relajo.

-Sí, gracias. -Salgo y luego de cerrar la puerta del auto camino a mi edificio, saco mis llaves y entro a la recepción.

En cuanto escucho el motor de la camioneta irse una notificación cae en mi teléfono. Es de Steph:

-¡En casa de Phillip!

-¿Phillip?¿Phillip Castañeda?¿El amigo de Evan Reyes?

-El mismo ;)

¡¿Cómo carajo acabó ahí?!

* * *

Primer capitulo :)
Espero les guste esta historia.
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