Sol, arena, mar, y mucho, mucho calor.
Evan y yo tomamos un vuelo temprano, así que ya estabamos desayunados en Florida a las nueve de la mañana.
Como ninguno de nosotros había estado antes aquí, Evan se encargó de contratar a alguien que nos guiara, porqué en definitiva no queríamos perdernos o arriesgarnos a que algo nos pasara.
Así pues, conocimos a Lucía Arriaga. A sus veinticuatro era estudiante de turismo pronta a graduarse, y debo decir que era muy agradable.
Primero nos llevó a nuestro hotel, donde nos preparamos con trajes de baño, porqué lo primero que ambos queríamos era ir al mar.
Evan usó un bañador azul y yo, como persona que disfruta del agua, me puse un traje de dos piezas negro. Sin esperar más nos metimos a nadar a una de las piscinas con vista al mar, quedando con Lucía para encontrarnos a la hora de almorzar en el hotel.
-¿Sabes? -dijo Evan mientras el agua nos llegaba al cuello-, me encanta cómo te queda el traje.
-Por favor -bromeé-, te encanta cómo me quedo sin él.
Luego de soltar tan brusca declaración undí la cabeza y empecé a nadar bajo el agua. Era tan cristalina que se me hizo sencillo ver los azulejos del fondo y las piernas de algunas personas a lo lejos.
Mientras estaba embobada con el sentimiento sentí cómo Evan rodeó mi torso con sus brazos y me llevó a la superficie. Me soltó hasta que ambos flotabamos.
-¿Carrera hasta la otra orilla? -preguntó quitandose algunas gotas del rostro.
-Vale -accedí con una media sonrisa-, pero con una regla. -Preparé mis piernas.
-¿Cuál?
-¡Ninguna! -Rápidamente empece a nadar en dirección a la opuesta, tratando de no reir del rostro de desconcierto que le había quedado a Evan.
La piscina era enorme y realmente tomaba tu tiempo llegar a los lados.
Entonces sentí cómo alguien agarraba mi pantorrilla. Evan se las había arreglado para lograr alcanzarme en un abrir y cerrar de ojos y ahora estaba tratando de halarme hacia atrás.
Entre pataleadas y manotazos, ambos quedamos hombro con hombro, pero fue cuando sentí que la parte de arriba de mi bikini se estaba soltando, así que me detuve a arreglarlo casi a la mitad, dejando que Evan llegara primero.
Cuando lo alcancé, de pie en el área no profunda, él tenía una pretenciosa sonrisa de oreja a oreja.
-No seas engreido -dije en advertencia-. Si no hubiera tenido problemas no me habrías ganado.
-Lo sé -respondió divertido-. Era eso o romper la parte de abajo pero entonces no tendrías cómo salir del agua.
Abrí mis ojos con sorpresa y lo miré sospechosa.
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Sólo Tú ✔
Romance[Libro I Trilogía Silly Cliché] Olivia Estrada es una agradable y alegre chica de 21 años, estudiante de una universidad en Colorado. Cuando recibe una irremediable noticia, junto con su mejor amiga y confidente, Steph, deciden ir a un bar por un pa...