[Libro I Trilogía Silly Cliché]
Olivia Estrada es una agradable y alegre chica de 21 años, estudiante de una universidad en Colorado.
Cuando recibe una irremediable noticia, junto con su mejor amiga y confidente, Steph, deciden ir a un bar por un pa...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Evan:
De entre todos los bares, discos, y clubes donde Phillip podría estar, el unico lugar a donde iría, es a su casa.
Un apartamento de un nivel en un edificio de ladrillos -aunque de ultima tecnología en el interior- a las afueras de la universidad, ese era su escondite.
Llamé al timbre un par de veces, pero nada. Toqué la puerta de madera fina pero nadie abrió. Entonces, como último recurso, fui por la salida del edificio, lo rodeé y me subí a la escalera de incendios.
Gracias a Dios que su apartamento quedaba en el segundo nivel porque nunca me han gustado las alturas, y menos cuando es de noche y no puedo ver ni mis pies.
Llegué a su ventana y, como siempre, estaba abierta. La levanté sólo un poco más para lograr pasar y entré.
El lugar estaba casi intacto, si no conociera a mi mejor amigo habría jurado que no estaba ahí.
Me adentré en el apartamento pero todo estaba apagado, ojeé la cocina, luego el baño, por último el único dormitorio. Una tenue luz salia de entre la puerta.
Abrí un poco y encontré la espalda de mi amigo, encorbada hacia adelante sobre su cama se mecía levemente, como si estuviera llorando. Tal vez la noticia lo venció.
Borré ese pensamiento cuando lo vi estirarse para agarrar un montón de papeles de la impresora sobre su escritorio al lado de la cama con su rostro completamente serio.
-¿Vas a entrar o a quedarte viendome como acosador?
-Entro -contesté-. Deberías prestar más atención, entré por la ventana y, si yo pude, algún ladrón tambien podría.
-Mi vecina de arriba siempre está en la escalera, ella no dejaría entrar a un ladrón -explicó-. ¿Y por qué entraste por la ventana? La puerta estaba abierta.
Giré mi vista hacia la entrada, aunque por la oscuridad era obvio que no vería nada, -Pues hoy no estaba -dije.
Me acerqué a él y senté a su lado. Tenía las piernas dobladas y estaba cernido sobre incluso más papeleo.
-¿Se puede saber qué haces?
-Estudio.
Miré un poco, poniendo atención a lo escrito en las hojas, pero ningún papel tenía algo sobre la carrera que estaba siguiendo.
-Ya, en serio hermano, ¿Qué estás haciendo?
-Estudiando -repitió.
-Escucha, sé la noticia -dije y él se detuvo en seco. Mejor tirar la bomba directamente-. Así que dime: ¿Por qué estás aquí entre hojas y escritos y no en un bar entre cerveza y alcohol, como creí que estarías?
-Porque eso no es lo que haría un padre.
-¿Qué? -no esperaba eso-. Ya basta. Explicate, ¿Qué es todo este papeleo?
