[Libro I Trilogía Silly Cliché]
Olivia Estrada es una agradable y alegre chica de 21 años, estudiante de una universidad en Colorado.
Cuando recibe una irremediable noticia, junto con su mejor amiga y confidente, Steph, deciden ir a un bar por un pa...
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-Más arriba -indiqué-. Más. Más.
-Carajo, no soy el hombre elastico, ¡Es sólo un disfraz! -gritó Trevor, que estaba subido en un banco pegando lo último de la decoración a la pared del pasillo.
-Ev, ¿y los desechables? -preguntó Phillip saliendo de la cocina.
-Creo que Jessy iba a traerlos -informé mirando a Trevor aún.
Por el rabillo del ojo vi a Phill caminar hasta Jessy y volver.
-Dice que los olvidó.
Volteé a verlo, dejando a Trevor sin indicaciones.
-¿Cómo que los olvidó?, ¿Y qué hacemos ahora?
Él se encogió de hombros.
-Dice que si le llevamos al super él lo compra, pero tiene poco presupuesto.
-Mierda..., -Y recordé que tenía a mi propia ahorradora compulsiva-. Sé quién puede lograr que compren todo con pocos billetes.
Trevor y Phillip me miraron.
-¿Quién?
Le pedí a Phillip que vigilara los adornos y fuí a tocar la puerta cerrada de Olivia.
Como no escuché respuesta entre abrí y asomé la cabeza. Ella estaba parada en medio de su habitación, frente a un espejo de cuerpo completo, hablando por teléfono.
Levantó el dedo índice hacia mí, prestando atención a la persona al otro lado de la linea. De pronto su rostro pareció iluminarse, llenandose con emoción pura.
-Sí, perfecto, no hay problema. Yo paso. Gracias -dijo-. Muchas gracias. Lo tendré.
Y separó el celular de su oreja. Cerró los ojos con fuerza y levantó los brazos en señal de triunfo.
¿Habrá ganado una apuesta? Nah, Olivia no se ve como alguien del vicio.
¿Tendrá que ver con Steph? Phillip me hubiera dicho algo.
¿Sus padres le apremiaron algo? Muy dudoso.
Me acerqué a ella y admiré la simpleza de sus movimientos. Se miraba relajada y sin ritmo. Igualmente tierna.
-¿Qué te trae tan alegre? -Cuentame y me podré unir.
-¡Al fin me autorizaron la vivienda en los dormitorios!
