Especial 1

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Quien diría que tener un bebé sería tan complicado

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Quien diría que tener un bebé sería tan complicado.

El doctor ya me había dicho que el tiempo se acababa, era ahora o nunca. Phillip se ofreció a pagar la cesárea, pero yo me negué.

Primero porqué habíamos estado ahorrando desde hace meses para mudarnos, y no queríamos pedirle más dinero a mis padres. Ellos eran una gran ayuda, sí, pero al ser nosotros adultos responsables y futuros padres nos sentímos ya mayorcitos para acudir a ellos con pequeñeces que, con esfuerzo, podíamos solucionar juntos.

Phillip fue un poco frenetico al momento.

.

-Sí, a las siete -confirmó mi esposo a Olivia para que ella y Evan llegaran a cenar con nosotros.

Ella había regresado de su viaje una semana antes, pues yo le dije que en marzo daría a luz y prometió quedarse conmigo durante los 40 días de reposo.

Colgó el celular y volteó a verme mientras elegía las fresas para el postre que prepararía.

-Dicen que ellos estarán ahí puntuales -anunció Phillip.

Lo miré con unas sonrisa e hice que se acercara junto con el carrito de la compra. Me incliné con los ojos cerrados para besarlo y él correspondió castamente, lo que me hizo mirarlo con sorpresa. Tenía una sonrisa arrogante de oreja a oreja.

-Te ves hermosa hoy -susurró y tocó mi vientre abultado-.

-Eso dijiste ayer -argumenté conteniendo la felicidad-, y antes de ayer, y el día antes de ese.

-Y definitivamente lo diré mañana, y el día siguiente, y todos los que siguen.

Ya no pude soportar sus palabras y me lancé a sus brazos, siempre ambos con cuidado de mi enorme panza.

Hace meses venía leyendo un libro para madres primerizas llamado "El primer año de tu bebé", donde contaba todo de manera detallada sobre lo que es tener hijos; y también incluía partes sobre el embarazo. Decía que algunas mujeres se sentían avergonzadas de parecer enormes ante sus parejas o ante las personas desconocidas.

Yo no. Yo amaba estar embarazada. El saber que un pequeño y hermoso bebé crecía dentro de mí me daba fuerzas para el día a día, y además incluir el absoluto apoyo de mi pareja, eso era algo inigualable. Cuando alguien se me quedaba viendo y murmuraban algo, lo unico que me pasaba por la mente era la envidía que podían llegar a tener. Jamás estaba sola por mi cuenta. Algunas veces tenía a Phillip, otras a Evan cuando no estudiaba, o mayormente a Olivia, que juntas pasamos los días maravillosamente. Y desde que había entrado en la fase final del embarazo, sus guardías habían aumentado casi un 120%.

Tomé un paquete de fresas frescas y entrelacé mi brazo izquierdo al suyo derecho para seguir hacia la caja y pagar.

Mientras esperabamos en la fila agarré una revista de novedades y pasé las páginas rápidamente, sobreleyendo el contenido. Entonces fue como si alguien hubiera explotado un globo. Miré a los lados buscando algún niño triste por perder su juguete, pero nada.

Sólo Tú ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora