XVIII

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RICHARD


Se encuentra nuevamente sobre su espalda, agitado y bastante ido ante la sensación relajada en su interior. Siente un beso presionado en su frente y luego otro en su lóbulo —Eres realmente hermoso. —Sus ojos se encuentran con los verdes y traga saliva —No pienso olvidar esta expresión que tienes justo ahora, Dickiebird. Desearía haberte visto terminar gracias a mis dedos. P- pero, estoy seguro de que caerías y me dejarías con las pelotas azules.

—Siempre –ahh... has tenido ese don... de dañar los momentos, ¿Sabes? —El mayor sonríe y se inclina para besar sus labios y él se relaja, aun cuando su corazón bombea desesperado. Cuando Harper se aleja junto con un sonido de placer, se atreve a preguntar — ¿Planeas follarme o no? —Puede sentir la dureza ajena palpitar sobre uno de sus muslos.

Lo ve dudar —¿Esto está bien para ti?

Honestamente, no sabe si Roy se refiere a todo el asunto que han estado teniendo desde que se besaron por primera vez o si se trata sobre lo que va a suceder a continuación. Pero independientemente, la respuesta es la misma —Sí. —Murmura y con esfuerzo, levanta sus piernas y las enrosca alrededor de su cadera.

El arquero sonríe y se aleja un poco para poder llevar su mano a la zona baja entre ellos. Sus ojos siguen el movimiento y toma una larga respiración cuando lo siente frotarse contra su entrada ya preparada. Su lobo, aunque no está muy satisfecho por la posición en la que se encuentra –Recibiendo–, solo espera impaciente. Y entonces, su respiración se ve afectada por la presión contundente. Roy es grande. Puede sentirlo, aun cuando parece ser cuidadoso.

Lo ve mover poco a poco su cadera, entrando suavemente, obligando que cada anillo se carne le vaya dando espacio. Muerde su boca, cierra sus ojos y clava sus manos en el colchón, mientras su rostro se distorsiona.

Duele, por un demonio, duele.

Y una vez cuando siente los cabellos ajenos rozar su barbilla, sabe que está completamente dentro de él. Prefiere entonces llevar sus manos hasta los brazos del mayor, apretándolos con más de la fuerza debida. Puede sentir el leve temblor entre ellos, y cuando abre los ojos, los de Roy son los que ahora están cerrados, con la frente fruncida y sus colmillos clavándose en su labio inferior. Está sorprendido de cuánto le atrae esa expresión.

Lo suelta y deja que ahora sus manos ahuequen ambos lados de su rostro. Los ojos del arquero se abren de golpe. Él hace un pequeño gesto con la cabeza, para que siga y ejerce un poco más de fuerza en el agarre de sus piernas. Harper gime, y se le queda viendo mientras mueve las caderas hacia adelante. Richard se arquea, agarrándose mejor del cabello color fuego, resistiéndose al impulso de tirar de él y reemplazar aquellos colmillos con los suyos.

—¿Estás bien? —Dick casi ríe, porque sí, se siente solo un poco mejor. En cambio, deja que su boca de curve en una pequeña sonrisa y responde.

—Soy parte lobo. Lo puedo soportar. Y lo quiero, Roy. Quiero sentirte, jodiendome. Fuerte.

—Fuerte, ¿Eh? —Puede notar la diversión en sus ojos verdes —Bien, puedo hacer eso.

Su derecha se acomoda a un lado de su cabeza y la otra cae para agarrar su cadera, levantándole un par de pulgadas de la cama en un ángulo que permite que Roy ponga sus rodillas un más debajo de él. Toma otra respiración profunda, anticipando el calor acumulado en su estómago, antes de que el pelirrojo comience a moverse.

No es tan violento como esperaba. En cambio, Harper le observa en los primeros embistes que son lentos pero recónditos. Reconoce la intención y su boca se encrespa en una sonrisa mientras espera paciente a que el arquero encuentre el ángulo correcto para darle mayor placer. Es considerado.

Y muy en el interior de su mente piensa, sí habrá hecho lo mismo con Donna. Aunque sus cuerpos sean diferentes.

Resopla cuando lo encuentra, su próstata y se estremece, dejando que sus labios se separen y suelte un jadeo apurado. Puede sentir entonces al lobo de Roy, saliendo a flote solo un poco, pues rezonga satisfecho. Y la siguiente embestida posee poder, fuerza y rapidez. Vuelve a gemir, esta vez fuerte. Era todo lo que el pelirrojo necesitaba.

Se aferra como puede al hombre sobre él, a medida que las penetraciones del mayor aumentan en velocidad y potencia. A pesar del agarre de sus muslos alrededor de su cintura, y de los dedos agarrados fuertemente en su cabello, Dick no cree que tenga un control real en esa posición. Está atrapado bajo la presión del cuerpo del otro inclinado sobre él, casi indefenso, de manera física y aun con ello, su lobo y él se emocionan, ya que es la primera vez que se siente así. Nada de eso podría compararse a algo común, pues Roy poseía un lado salvaje, rudo. Tan jodidamente bestial.

Se agarra de la espalda ajena y clava sus garras allí, escuchándolo quejarse ante el dolor. Pero no le importa, echa la cabeza hacia atrás mientras gime con conmoción. Y puede sentir la respiración de su compañero irregular, por lo que estrecha su interior y raspa con sus uñas la extensión de músculos que sobresalen en sus omoplatos. Roy ruge, sacudiéndose y empujando su cabeza hacia arriba, como si estuviese a punto de aullar. Entonces relame sus labios, lo sabía, sabía que no era el único que disfrutaba de los rasguños y malos tratos en medio del sexo.

Deja que sus garras raspen cada parte de la piel contraria, complaciéndose con los alaridos y sonidos que deja escapar el mayor, acrecentando sus embestidas y golpeando casi sin apartarse su punto dulce —Sí sigues haciendo eso, no voy a durar mucho. —Le advierte, tenso.

Requiere un par de empujes más para reunir el aliento necesario para responder — ¿Es necesario?

Lo ve sonreír depravadamente —No. Quiero verte primero... mierda, a ti.

—¿Acaso te gusta?

—Me agrada ver a mis parejas delirando por placer. —La confesión solo logra que se endurezca un poco más.

—Vale... no me voy a que-¡Ah! —Se retuerce, eso ha sido de aposta, lo sabe. Pero, entre él y el lobo, los gemidos que gana con solo raspar los músculos de Harper, son demasiado agradables como para ignorarlos... A la mierda. Vuelve a rasguñarle y de nuevo lo escucha ladrar y en vez de recibir una reprimenda, Roy se lanza sobre él, aplastándolo con su peso. Se besan, dejando que sus lenguas luchen en una guerra de mando.

Y entonces nota como trata de colar una mano entre los dos; está a punto de preguntar que va a hacer, pero suelta un grito lujurioso cuando la palma agarra su falo y lo masturba con precisión. Rompe el beso y la boca del mayor ataca ahora su garganta, al igual que su palma libre, que ahora descansa en el lateral de uno de sus muslos, arañando la piel. Dios y esa es una increíble combinación.

Ser follado. Maltratado. Mordido. Marcado. Su lobo aúlla delirante desde su pecho.

El placer se acumula en la base de su columna vertebral. Y las embestidas de Roy se vuelven un poco más perspicaces, acompañadas de ligeros temblores. Y él conoce esa sensación, y sin espera, ambos eyaculan al mismo tiempo. En realidad, el arquero es el primero en correrse, con cada pequeña penetración que da mientras lo llena de su caliente simiente, al mismo tiempo que grita cerca de su oído. Él en cambio, ruge, empapando aquel puño y ambos torsos, que terminan por marearlo.

Ambos respiran con dificultad y sus cuerpos se encuentran bañados en una capa de sudor que de seguro ha remojado la sabana y cubre lecho. Solo deben de esperar un momento más, hasta que decide hablar —Eso fue demasiado bueno.

Escucha una risilla y luego se queja cuando lo siente salir de su cuerpo. Arruga el ceño cuando la simiente busca salir con rapidez. Mierda, va a estar hecho un desastre —Es el mejor sexo que he tenido hasta ahora. —Se oye áspero y sarcástico, pero no puede evitarlo. Ríe. Y al poco tiempo, el mayor le acompaña.

Esa noche ambos se quedan dormidos allí, sin importarle los demás.

Ni mucho menos Donna o Kori.


❝ Aullando a la Luna ⌜ ᴅᴄ ⌟Where stories live. Discover now