La Propuesta

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Lo primero que recuerdo son los fragmentos de un sueño que no me abandona. Fuego, gritos y luego un viento gélido que me zumba en los oídos y me hace tiritar. Hay hielo por todas partes y lo siento trepar sobre mí, avanzando inexorablemente y congelándome la piel.

Cuando por fin me vuelvo lo suficientemente consciente para darme cuenta de que era sólo un sueño, me hundo profundamente en mi colchón y suspiro relajada. La cama está deliciosa y todavía no es hora de comenzar a trabajar puesto que no ha sonado la alarma, por lo que me permito unos minutos más de descanso hasta que sea la hora en que deba de comenzar mi turno junto con los otros Deltas.

Acaricio mi cara contra la suave almohada, aspirando el perfume a jabón y disfrutando del sonido de las olas contra la playa.

Espera... ¿Olas?

Abriendo los ojos lentamente, descubro que no estoy en la habitación de los Delta y los recuerdos del día anterior me golpean de repente.

Jason tratando de escapar conmigo, la amenaza del Alfa, el extraño del bosque y como me habían drogado con un paño con cloroformo.

Mis ojos vagan por la habitación, en busca de alguna amenaza pero además de mi presencia parece estar completamente vacía. Al mirar con más atención deduzco que puede ser de un hotel caro o de una casa de playa ya que la pieza sola es del tamaño de dos habitaciones Deltas juntas y eso que en una sola vivíamos veintiséis Lobos. La cama en la que estoy es para dos personas, con sábanas blancas y un edredón liviano verde con un diseño floral estampado. Inmediatamente levanto la ropa de cama y descubro que mi pantalón y sweater no han cambiado, mis hombros se relajan. Por lo menos nadie me había cambiado la ropa mientras dormía.

Pero eso no respondía a la preguntaba de adonde estaba o porqué me encontraba en esta hermosa habitación. Me bajo de la cama y mis pies descienden en lustrosos pisos de madera que, por suerte, no hacen sonido o gemido alguno mientras me desplazo por la habitación.

Hay dos puertas simples en esta habitación, una doble y unos ventanales cubiertos por enormes cortinas que amortiguan la luz del sol.

Para realizar una huida el ventanal sería la mejor opción; solo tendría que agarrar algo pesado, como esa silla junto al escritorio, romper el vidrio y escapar. Pero no puede ser tan fácil, estoy segura de que con una ventana tan grande debemos de estar a metros por encima del suelo sin una conveniente escalera para escaparme, por lo que la dejo para lo último.

Me dirijo a la primera puerta justo enfrente de la gigantesca cama y me encuentro con un baño de hermosos azulejos rústicos, con una ducha en la que podrían caber más de cinco personas. El baño ya está abastecido con mullidas toallas blancas, jabones de aspecto costoso envueltos en papel y botellas de shampoo y crema, pero ningún ventanal o forma de salir de allí.

Salgo del baño y camino hacia las puertas dobles. Al abrirlas descubro un vestidor casi del mismo tamaño que la habitación pero completamente vacío. El piso está forrado con una suave alfombra color champagne y los estantes y armarios de madera clara se extienden hasta donde alcanza la vista. Lo recorrí un poco para ver posibles lugares donde esconderme o ver si había alguna salida o ventiluz, pero no había nada. El vestidor estaba iluminado por lámparas y los armarios estaban diseñados sin puertas por lo que no había recovecos en los cuales esconderme, de ser necesario.

Aun así, parte de mí quería quedarse aquí y nunca salir. No sólo me sentía segura y protegida en este lugar con sus luces cálidas, pero también era completamente hermoso, como sacado de una revista de decoración. Me examino el sweater y pantalón, los harapos que usamos los Deltas como "uniforme" de trabajo y me siento desubicada, por decir menos. Me hubiera gustado ver esta habitación como aparecería en una revista, llena hasta el tope de ropas brillantes, zapatos y hermosas telas hasta reventar. Pero no podía olvidar que tenía una misión, por lo que salgo a regañadientes del armario y me dirijo hacia la última puerta que me queda por probar.

Vendida al Alpha #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora