La Amenaza

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Yo permanecí inmóvil, con la suave brisa marina revoloteando mis cabellos bajo la mirada impasible del Alfa.

Por un momento sostengo su mirada pero al no obtener ninguna otra respuesta, mis ojos vagan por la propiedad, hacia los guardias, hacia el ventanal todavía abierto que da hacia la habitación, como si de algún lado alguien fuera a saltar y decir que todo era una gran y elaborada broma sin sentido. Pero eso nunca pasó y finalmente el Alfa se impacientó.

-¿Y bien?- Bufó, sus dedos largos golpeteando la mesa en un ritmo distractor.

Volví mi rostro hacia él y mi voz fue sorprendentemente calma cuando le respondí.

-Es que no entiendo.

El Alfa levantó una ceja.-¿Qué es lo que no entiendes? ¿O acaso no sabes si quiera lo que es un Mate?- El suspiró y miró hacia un punto a la distancia perdido momentáneamente en sus pensamientos.- Ese maldito idiota...

-No,- repuse confundida. Mi mente visitaba mil ideas a la vez y cada una era más ridícula que la anterior, tanto así que me sentía con ganas de reír. ¿Este Alfa cuyo nombre yo ni siquiera conocía, quería que yo fuera su Mate? Seguramente debía de ser una broma. Tenía que serlo.- Es sólo que no entiendo por qué querrías que fuera tu mate.- Le respondí con el ceño fruncido, tratando de procesar lo que estaba sucediendo ¡Todo era tan ridículo!- ¿Acaso no sabes lo que es un Mate?- Le pregunté de manera honesta, porque si supiera realmente no me podría estar pidiendo esto.

Su fachada apaciguadora desapareció en un santiamén y volvía a mirarme como si fuera lenta.

-Por supuesto que lo sé.- Espetó furioso pasándose una mano por el cabello.- Y mis razones no son importantes, simplemente aceptarás a ser mi Mate y toda tu vida será un maldito cuento de hadas. ¿Entendido?- Su tono no daba lugar a discusión.

-¿Acaso estás demente?- Chillé cuando vi que el tipo parecía ser perfectamente serio respecto al asunto.- ¿Acaso me estás diciendo que me arrastraste hasta aquí para pedirme a mí, una completa desconocida que sea tu maldita Mate?- Lo miré de pies a cabeza, o mejor dicho de cabeza a pecho ya que estábamos los dos sentados, como si pudiera ver de dónde sacó semejante idea.- ¡Ni siquiera te caigo bien!

Él se encogió de hombros.- Me resultas tolerable cuando mantienes esos dulces labios cerrados.- Ante ese comentario lo miré con asco sin disimular, lo cual él ignoró.- Además, ya te he dicho que mis motivos no importan.- Chasqueó los dedos y uno de los guardias parados por el ventanal se acercó trayéndole lo que parecía ser una Tablet. El Alfa la puso sobre la mesa y la empujó con ira hacia mí.- Firma y todos felices.

La sangre huyó de mi rostro cuando vi la pantalla. En ella había un contrato legal de Elección de Mate. Verán, en nuestro mundo elegir un Mate se podría comparar con el matrimonio en el mundo humano; es un contrato entre dos personas, algunas veces por amor, muchas por conveniencia, con la única diferencia siendo el que no hay divorcios. Si tú eliges un Mate y después cambias de opinión no puedes simplemente pedir una anulación y elegir otra persona, estás atada a tu Mate hasta la muerte y más allá. Aunque tu Mate muera tú no puedes elegir otro.

Anteriormente estos contratos eran orales y se celebraban en grandes ceremonias para que todos pudieran saber que dos personas habían sido declaradas Mate. Hoy en día y con nuestras costumbres mezclándose con las humanas, nos habíamos vuelto más prácticos. Un contrato legal era la manera perfecta de asegurarse fidelidad absoluta. No se podía falsificar y no se podía mentir al respecto porque, una vez introducido al sistema no había forma de eliminarlo. Estabas atado a esa persona por el resto de tu vida y si intentabas violar dicho contrato, el castigo podía llegar a ser la muerte.

Había visto como se realizaba de esta manera una sola vez, en lugar de un papel que las dos personas debían de firmar y que podría ser destruido o fácilmente perdido, una Tablet con conexión a internet ingresaba el documento directamente al sistema y el acuerdo era validado inmediatamente.

Y ahí estaba, listo y esperándome para que lo selle con mi huella digital.

-Pero... pero...- Levanté la vista y lo miré con horror.- ¡No puedes hablar en serio!- Me paré de un salto y sentí como los guardias se tensaban. El Alfa sólo me miró.

-¿Por qué no? Ya te lo dije, sólo requiero muy poco de ti. Firma el contrato y tendrás una vida de lujos como jamás has soñado.

-No lo haré, estás demente.- Crucé los brazos con los puños cerrados.- ¡Ni siquiera sé tu nombre!

El me miró contemplándome por un momento, luego se levantó e hizo una reverencia burlona.- Ryan Chase, encantado de conocerte.- Con un fluido movimiento se volvió a sentar en la silla, tomó una manzana y la mordió, el jugo corriéndole por la angulosa mandíbula.- Ahora firma el maldito contrato.

-No.- Me mantuve firme pero el corazón cada vez me latía con más fuerza y eso hacía que mi voz comenzara a temblar.- Ya te lo he dicho, no soy idiota. ¿O acaso crees que no me doy cuenta de que esto es completamente bizarro?- Descruzo los brazos y comienzo a caminar por el deck, ida y vuelta mientras pienso. Él simplemente me sigue con esos ojos verdes.

- Le pides a un Alfa que estafaste que entregue a una Delta cualquiera que apenas viste una vez en el bosque. Cuando no quiero ir contigo, secuestras a Jason, me drogas, me traes aquí y me ofreces una vida de "lujos más allá de lo que pueda imaginar" si acepto ser tu Mate?- Lo miro puntudamente para que se dé cuenta de lo ridículo que suena.- Si no fuera por el secuestro, las amenazas constantes y el hecho de que cada vez que veo tu cara la quiero escupir, esto sería un cuento de hadas perfecto.-Tomo el respaldar de la silla y lo aprieto con fuerza, mis ojos clavados en él.- No tiene ningún sentido, tú debes saber mejor que yo que elegir un Mate es para siempre, es decir que estarás atado a mí, una Delta que ni te aguantas, para siempre. Así qué, ¿por qué hacerlo?

El simplemente me observó con su rostro frío e inexpresivo, pero ya me estaba acostumbrando un poco a sus interacciones y podía ver que todo mi discurso le divertía, como si supiera algo que yo no.

- Entonces,- dijo él parándose lentamente e inclinándose hacia mí.- ¿Eso significa que no firmaras?

Me cruzo de brazos alejándome de él y me debato nuevamente si sería una idea muy estúpida el escupirle en la cara. Es claro que el sujeto apenas si prestó atención a lo que dije.

-No,- afirmé levantando la barbilla y apretando los brazos contra mi cuerpo en un intento inconsciente de protegerme.- No lo firmaré.

El asintió como si se lo esperara y gesticuló a los guardias. De la nada aparecieron dos figuras en traje, ¿en serio debían de usar traje incluso en la playa? Hasta yo sentía pena por ellos. Venían cargando un bulto de forma extraña, pero mientras más se acercaron, mejor pude ver que no se trataba de un bulto si no de una persona con una bolsa en la cabeza.

Mi corazón se detuvo cuando reconocí esos pantalones desgatados que Jason amaba tanto. Pantalones que ahora estaban teñidos de manchas de sangre y mugre.

Los guardias lo depositaron a unos pasos del Alfa y cuando sacaron la capucha casi vomité ante el aspecto magullado de su rostro. Sus ojos se ensancharon al verme y aunque tenía una mordaza en la boca intentó gritar mi nombre.

-Ahora,- dijo el Alfa y uno de los guardias sacó un arma y la apuntó a la cabeza de Jason.- ¿Firmarás?


¡Hola mis queridos lectores! Hoy es un día absolutamente infernal en donde me encuentro así que espero que la estén pasando bien, tomando algo bien frío o en la pileta (no mientras leen esto por favor a ver si se les cae :O ) y como siempre espero que estén disfrutando de la historia!!!

Vendida al Alpha #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora