La oportunidad

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Jason no me atendió cuando quise hablar con él a la noche y tampoco lo vi durante el desayuno. De hecho, no lo vi en todo el día y la culpa de que él me hubiera visto riendo con el Alfa, aunque hubiera sido sólo un segundo me carcomía por dentro. Me había pasado la noche entera dando vueltas en la cama, culpándome por haberme dejado llevar y reír con el mismísimo hombre que nos había arruinado la vida. Era sólo que... por un segundo él no había sido el Alfa ni yo su prisionera, éramos dos personas disfrutando de una cálida noche de verano...

-Estás muy distraída hoy.- Comentó Sacha durante el almuerzo, donde sólo éramos nosotras dos. Al Alfa tampoco lo había visto en todo el día y no quería pensar en él o en lo que significaba que no quisiera verme como para faltarse el desayuno. Los Lobos que habían llegado el día anterior ya se habían asentado en sus posiciones y apenas si los veía dando vueltas por la casa, entrando y saliendo muy ocupados con sus propios asuntos. Cada vez que me cruzaba con ellos, todos me dedicaban una reverencia de respeto puesto que al ser la Mate del Alfa, a sus ojos yo era de su mismo status. La imagen de aquellos Lobos de ojos dorados y varios años mayores que yo haciéndome una reverencia era una vista a la cual no podía acostumbrarme.

Me encogí de hombros.

-Estoy cansada supongo. No dormí muy bien.

Ella suspira, ignorante ante lo que ocurre dentro de mi cabeza.- Si yo tampoco, debe de ser el aburrimiento de estar aquí todo el día. ¿Quieres ir a la ciudad de nuevo? El otro día no pudimos ver nada de maquillaje o... cualquier cosa que no fuera ropa.-Se ríe.- Sería bueno tener un poco de aire fresco.

La observé atentamente. Desde el día anterior en que se había negado a responder mis preguntas respecto al comentario de Tanya de una guerra con unos tales Dobrovsky, no la había visto el resto del día e incluso hoy las cosas estaban tensas entre nosotras, a diferencia de cómo habían estado los días anteriores cuando solo nos teníamos las unas a las otras para entretenernos en esta casa.

Para ser honesta, la idea de salir de compras con Sacha luego de todo lo que había pasado era lo menos apetecible en mi lista de cosas que hacer, la numero uno enterrarme en mis sábanas, cerrar las cortinas y sentirme como un gusano. Pero ella estaba haciendo el esfuerzo de acercase a mi nuevamente y extrañaba tenerla como aliada. Puede que ella sea mi carcelera y no verdaderamente mi aliada pero... algo era algo.

Entrenando mi cara para que no denote mi aversión a la idea le digo con una voz alegre.- ¿Nos vemos afuera en media hora?

El rostro se le iluminó y media hora después estábamos en el auto camino a la ciudad. La ruta para llegar hasta allí fue distinta, lo cual me molestó un poco porque supuse que lo hacía para que no la memorizara como había hecho la primera vez, pero me concentré en recordar este camino de la misma manera en que había memorizado el primero y en cuestión de minutos estuvimos de vuelta en la ajetreada ciudad.

Sacha me paseó de negocio a negocio, volviendo al auto a cargar las bolsas en el baúl cuando se volvían demasiado para llevar en las manos, lo cual pasaba cada media hora.

Luego de tres ajetreadas horas habíamos llegado a un enorme shopping para hacer unas últimas compras y entrar literalmente a cada local para mirar absolutamente todo. Ya para cuando estábamos cerca de irnos, Sacha tuvo la idea de comprarnos unos batidos por lo que nos sentamos en el gigante patio de comidas con las bolsas y cajas a nuestros costados, descansando.

-Se olvidaron la crema.- Se quejó Sacha cuando vio su batido. En el mío se veía la copa blanca de crema batida mientras que la suya no tenía nada. Con un chasquido de su lengua se dio vuelta para ir a reclamar, dejándome a mí descansando en la silla. Me había puesto unas lindas sandillas altas para la ocasión, habían parecido cómodas cuando las vi en el closet pero resultaron ser de una goma dura y con tantas horas de caminata mis pies me estaban matando.

Vendida al Alpha #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora