La Familia

222K 18.4K 3.2K
                                    


Esto cada vez se ponía más raro.

-Suéltenla.-Ordenó el hombre e inmediatamente sentí como mis muñecas se aflojaban de la presión a la que habían sido sometidas. Con movimientos incomodos y sin sacar la vista del hombre enfrente de mi que me mira igual de atento, traigo mis muñecas adoloridas hacia el frente, mirando la carne lacerada causada por tanta lucha. Me habían atado con un maldito pretal de plástico que me había cortado y sangre emanaba lentamente por las heridas. Sabía que si no me trataba se me infectaría pronto.

-Se ha equivocado señor, mi nombre no es Anya.- Si todo esto resultaba ser un caso de identidad equivocada voy a comenzar a reir... a no ser que me maten porque me confundan con esta tal Anya, en ese caso estaré furiosa.- Pero no hay problema,-hablo con voz de negocios, como si supiera exactamente que hacía. Supuse que con gente como esta era mejor eso que parecer aterrada, sino puede que me maten sólo para mantenerme callada.- Si me dejan ir dejaré que esto pase como si no hubiera ocurrido.

Ja! Como si fuera tan fácil.

El hombre me mira de piez a cabeza, no es un movimiento muy impresionante considerando que es mi misma altura pero la frialdad en su mirada es suficiente para que los pelos en mi cuello se erizen. Este hombre podría hacer que un nene llore con sólo una mirada.

-Puede que tu hayas olvidado tu nombre, pero nosotros no te hemos olvidado.

Vuelve a intentar poner su mano sobre mí, pero esta vez me alejo rápidamente.

-¿Quién es usted?-Repito la pregunta que el hombre había ignorado pero esta vez mi vos tiembla. No sé a que se refiere, pero nada acerca de este hombre me agrada. Me tomo el atrevimiento de mirar a los Lobos que están detrás de él; son seis por lo menos que yo llegue a ver, aunque escucho más detrás de los pasillos. Son dos mujeres y cuatro hombres, todos de distintos tamaños y edades pero todos, como es evidenciado por sus ojos dorados, son Betas.

-Lo que verdaderamente deberías de preguntarte es quien eres tu.-Repone el de manera misteriosa mientras me clava en el lugar con sus ojos fríos.

Yo me quedo mirándolo por un momento, más confundida que aterrada para este entonces. Pareciera que el sonido de mi respiración agitada es lo único que llena el pasillo mientras todas estas personas me miran expectantes. Si bien este hombre enfrente de mí no me agrada y mi instinto me grita para que corra, los Lobos a nuestro alrededor son otra cosa. No parecen amenazantes, pero es como si esperaran algo de mi.

-Bueno...-Comienzo mirando a cada uno asegurándome que nadie me ataque por sorpresa por lo que estoy por decir.- Mire aprecio el aura misteriosa que intenta poner aquí, pero no tengo paciencia para este jueguito. Responda mis preguntas o máteme de una vez, no sé.

Veo que algunos de los Lobos levantan las cejas, sorprendidos, otros miran entre el hombre y yo, esperando una respuesta.

-¿Fuiste criada en la manada del Alfa Rogers, correcto?- El entrelaza sus gordos y cortos dedos delante suyo y se coloca en una posición más erguida, aunque sigue estando a mi nivel de ojos.

Veo que el hombre estaba tan empedernido en ser molesto como en parecer amenazante.

-Y yo le fui muy clara señor, o me responde las preguntas, o me mata, o se queda callado, como prefiera.-Obviamente que si debía de elegir la muerte no sería mi primera opción, pero sabía que mis opciones eran nulas, con mi intento de escape fallido. No podía olvidar que estaba tratando con una familia que secuestraba y torturaba a gente por poder y una vez que conseguían lo que querían, no dejaban sobrevivientes. Ni siquiera el hermanito de Ryan había sobrevivido ¿y que peligro puede suponer un nene? Tal vez si lo enfurecía... entonces mi muerte podría ser rápida, algo del momento y sin sufrimiento.

Vendida al Alpha #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora