La Llegada

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Pasó una semana de aburridos días sin ninguna eventualidad, hasta que recibimos la noticia de que tendríamos compañía.

Luego de volver del paseo con Sacha y descargar bolsa tras bolsa y caja tras caja de las compras que habíamos realizado en nuestras seis horas de ausencia, yo esperaba que el Alfa se enfureciera; después de todo Sacha me había arrastrado a todos los sitios más caros que podíamos encontrar y había comprado cualquier ítem de ropa al que yo daba la más ligera impresión de que me agradaba. Debo de admitir que yo también soy culpable de dejarme llevar; jamás en mi vida había tenido dinero y con Sacha alentando a comprar más y más, fui tentada por los vestidos más hermosos pero menos prácticos, aquellos zapatos que sólo veía en las revistas que desechaban las Betas y los accesorios más extravagantes y llenos de brillo. Pero lo mejor de todo era saber que, con cada ítem que compraba la cuenta se acrecentaba y la rabieta que el Alfa daría sería monumental. Pero ni bien llegamos y vio que estábamos descargando las compras, ni siquiera parpadeó, simplemente le pidió a los guardias que nos ayudaran y todos llevamos las cosas a mi habitación, aquella donde me había despertado esa misma mañana.

Ese hombre vivía para robarme de satisfacciones.

Jason había abierto los ojos como platos al vernos entrar con tanta parafernalia, pero no dijo nada en presencia de Sacha y los guardias. Para cuando habíamos terminado, el enorme ropero seguía mayormente vacío, ya que era una verdadera monstruosidad que requeriría veinte veces más ropa para llenarlo, pero por lo menos ahora había algo allí. Sacha quería quedarse y verme probar unas cosas que no habíamos tenido oportunidad de ver mejor en la tienda, pero unas palabras mordaces de Jason la cohibieron y, avergonzada, se fue para darnos privacidad y, seguramente, reportar todo a su primo.

A solas con Jason le conté sobre el recorrido que habíamos hecho y, recordando del papel de notas y las lapiceras que había visto en un cajón del pequeño escritorio ese día a la mañana mientras rebuscaba por algo con que quitarle la mordaza a Jason, los dos nos arreglamos para realizar un mapa rudimentario del camino, uno que esperaba poder mejorar con más visitas a la ciudad pero... dudaba que eso fuera posible en el futuro cercano.

A Jason le habían dado una habitación aparte y luego de rehusarme la cena, puesto que temía que estuviera drogada o envenenada, me mantuve despierta esa noche dando vueltas en la cama, temiendo que el Alfa quisiera venir a mi habitación.

No era una reglamentación ni nada por el estilo, pero era una especie de tradición que aquellos que juraban ser Mates pasaran la primer noche juntos. Sin poder tener a Jason a mi lado para sentirme más segura, había bloqueado la puerta con la única silla de mi habitación, pero todavía quedaban los enormes ventanales que daban al deck, los cuales estaban custodiados por guardias cada noche y día en caso de que yo pensara en escapar. Si quisiera entrar, mi endeble silla me serviría de poco y me pasé la noche entera manteniéndome alerta, tratando de pensar que podría hacer si decidía aparecer.

Hubo momentos en que escuché pasos en la casa, y fue entonces cuando mi corazón me latía con fuerza y yo pensaba en vano en algún lugar donde esconderme en caso de que el viniera por mí. Pero para mí alivio, el jamás vino y para la tercera noche estaba durmiendo pacíficamente... aunque seguía trabando la puerta con la silla.

Recordando el consejo que me había dado Sacha acerca de cómo permanecer invisible a los ojos del Alfa, dediqué mis días a estar con Jason, aunque no mucho tiempo y no a solas porque los guardias siempre nos vigilaban, mirar televisión y hablar con Sacha. Y sorprendentemente, funcionó. El Alfa estaba siempre ocupado, yendo de aquí para allá y sólo lo veía en las cenas o cuando me lo cruzaba por casualidad yendo hacia su oficina. En esos momentos el simplemente me miraba, asentía en forma de saludo y se ocultaba en ese lugar por largas horas o sólo minutos, siempre trabando con llave cuando se iba dejándome preguntando que realizaba allí.

Vendida al Alpha #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora