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poner multimedia cuando les avise...

hoy era el gran día.
gerard había pasado toda la mañana enloquecido.
frank estaba demasiado nervioso.

todos los invitados ya habían llegado.
frank ya estaba en el altar esperando por su novio. el pelinegro estaba usando un clásico traje negro, con unos converse. su cabello estaba peinado como siempre.
en la primera fila estaba la familia de gerard. en la segunda, estaban repartidos los amigos de la pareja y así, y luego, viejos conocidos. adelante de la banca con los familiares, estaban sentados los seis perros de frank, mirando con atención a su dueño.

todos cuchicheaban mientras las manos de frank temblaban de manera descomunal. atrás suyo estaba ray con una sonrisa.

frank miró a los invitados. pensó en si le hubiera gustado ver a sus padres aquí, y se dio cuenta que ni loco.

cuando la música empezó, todos sus pensamientos se esfumaron.

*poner multimedia.

frank miró la puerta gerard.
el menor tenía el cabello hasta las orejas, rojo, del mismo tono que las rosas que estaban repartidas por todas partes.
mikey entró primero, repartiendo pétalos de rosa. tenía puesto un traje gris con camisa negra y zapatos del mismo color. ray estaba usando traje negro con camisa gris y zapatos del mismo color, para contrastar entre ambos.
atrás de él, entró gerard.

frank lo miró.
su cabello estaba hasta su mentón, con el mismo color que los pétalos de rosa.
estaba usando un smoking blanco, con una corbata roja y camisa negra.
sus zapatos eran unos vans, y a su lado tenía a su madre, que lo llevaba por el antebrazo.
cuando frank lo vio, todos sus nervios se desplomaron.
gerard miraba a todos lados, con la mano del ramo trataba de tapar su pancita. cuando sus ojos se encontraron con los de frank, una sonrisa se asomó por sus comisuras.
sintió cómo si todos los invitados desaparecieran, y el único que estuviera ahí fuera frank.

caminó hasta el altar con las manos temblando hasta que llegó a estar al frente de frank. miró a brendon, que estaba a unos metros de ellos tocando el piano. le sonrió, y volvió la vista a su novio.

–estamos aquí reunidos para celebrar la unión de una pareja que se ama por sobre prejuicios y perjuicios. ahora, sus votos. primero, el señor iero.

–bueno– frank tomo a gerard de las manos –he conocido a este chico por casi tres años, y de no ser por estas pequeñas criaturitas que están creciendo ahí, tal vez nunca nos hubiéramos atrevido a hablarnos, así que, gracias, miles y bandit– todos aplaudieron –escribí una canción para ti, y me gustaría tocártela.

frank tomó un micrófono y una guitarra y empezó.

cuando frank terminó de cantar, gerard le dio un pequeño beso en los labios.

–me toca– dijo –la verdad yo te iba a escribir unos 50 minutos de votos, pero me pareció que esto explicaba mejor mis sentimientos por ti.

gerard tomó un micrófono.

cuando terminó de cantar, frank estaba lagrimeando. ambos volvieron a pararse frente al otro.

–¿frank anthony thomas iero priccolo, aceptarías a gerard arthur way como tu legítimo esposo, para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?

–acepto– dijo frank con una sonrisa.

–y tú, gerard arthur way, ¿aceptarías a frank thomas anthony iero priccolo como tu legítimo esposo, para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?

–acepto– dijo gerard.

–los novios pueden besarse.

frank tomó a gerard de la cintura y cuello, y lo inclinó como en las películas para darle un apasionado beso.

–ge-gerard– dijo mikey.

gerard se separó del beso.

–¿si?

–se te rompió la fuente.

gerard casi se desmaya. frank lo agarró antes de caer.

–¡doctora halsey!– gritó frank.

–¡llamen a la ambulancia!

–¡LOS BEBÉS YA VIENEN, LA PUTA MADRE!– gritó mikey.

boss; frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora