Capítulo 13.

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Maratón 2/3

Después de que se marchara me comí la mitad del bocadillo y bebí un poco de el agua,obviamente tenía más sed y hambre pero tenía que ahorrar.

La tarde pasó aburrida,pero prefería eso.
Después de pensar se me ocurrió una cosa de lo más idiota, así que me puse a gritar, otra vez, quería soluciones, ya me daba igual lo que me hicieran.

—¡Sacadme de aquí!

—¡No he hecho nada!

—¡Quiero salir!

Gritaba insistentemente, hasta que escuché que una persona venía en mi dirección casi corriendo, me eché hacia atrás y la puerta se abrió de golpe dejando ver a el chico más moreno y bajito de pelo rubio.
Cerró la puerta tras suyo y se dirigió hacia mí.

—Te vas a arrepentir.

Me agarró del cuello y me hizo levantar escasos centímetros mis pies del suelo, me sentía inútil, esta vez si había sido mi culpa.

—Te-te odio—le dije casi en un susurró su agarre me cortaba la respiración .

(.....)

De nuevo me encontraba en el baño llorando, me sentía gilipollas e inútil, la culpa fue totalmente mía,debería de haberme callado, el chico por suerte no me había violado, pero me pegó continuamente en todas las partes de mi cuerpo y me obligó a chuparsela.

Nunca antes me había dado tanto asco yo misma, me lave la cara, boca y manos pero no se me iba aquella imagen de la cabeza, seguía sintiéndome sucia, pero pudo ser peor.

No tenía ganas de nada, el apetito se me había ido por completo, y se acercaba la hora de la cena y todavía seguía ahí la mitad del bocadillo y el agua, pero sentía que nada entraba en mi.

Me  senté en la cama a mirar y observar todo, no sabía donde estaba, quizás ya estábamos en otro país, echaba demasiado de menos a mis amigos, a mis padres no mucho,pero sí mí casa.

Debería de haberme ido ese día con algún amigo, o prestar más atención al camino, me sentía culpable de todo.

Al poco tiempo sonó la llave de la puerta entrar y empezar a girar, seguro venían con la cena.

—No tengo hambre—dije fuerte y seria antes de que nadie entrara.

Por un momento se quedó la habitación en silencio,segundos después la llave fue saliendo de la cerradura sin ni siquiera darle tiempo a entrar, seguramente se le hacía raro que no tuviera hambre a aquel chico que quiso entrar.

CNCO «Encarcelados»||TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora