Capítulo 27.

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Estaba tumbada sobre mi litera, me paré a escuchar un segundo y se escuchaban gemidos, bajé rápidamente de la litera y al asomarme al pasillo había un hombre violando a otro hombre en una celda de enfrente, me fijé un poco y no había ningún policía y ninguno de los presos que paseaban por ahí parecía importarle, al parecer era muy natural y era algo que se veía todos los días.

Miré el reloj y ya casi era la hora de cenar, me senté de nuevo en mi litera a esperar mientras Erick estaba en la habitación de Zabdiel conociendo a su compañero de celda.

—Vamos a cenar—me avisó Erick asomándose a mi celda.

Bajé de la litera y ya había un montón de gente caminando hacia el comedor, Erick fue a llamar a los chicos para irnos juntos, al menos el primer día.

—¿Que tal tu compañero Rich?—le preguntó Joel.

—El típico callado y tonto—dijo con superioridad—¿Y a ti Zabdiel?

—Es un puto chulo, como me vuelva a vacilar juro que le pego—dijo enojado sin mirarnos.

Caminamos hasta llegar al fondo del pasillo, la gente entraba por una gran puerta doble y les seguimos, ahí estaba el comedor, nos pusimos en una fila y agarramos una bandeja, caminamos en orden y la cocinera nos dio un tazón con una especie de caldo y colocó un plato con puré de patata, tenía una pinta un poco mala para ser sincera.

Después agarramos una botellita de agua y caminamos hasta encontrar una mesa vacía, nos sentamos y empezamos a comer en silencio.

—Hey chicos¿que tal lo lleváis?¿puedo sentarme?—preguntó Alan sentándose con nosotros aunque no le hubiéramos dado permiso.

—Bueno bien...—respondió Christopher.

Mientras, empecé a probar el puré de patata y me entraron ganas de vomitar, estaba asqueroso así que me dedicaría a tomar la sopa.

—Me ha tocado una mierda de compañero, estoy apunto de pegarle un puñetazo—le comentó todavía enfadado Zabdiel a Alan.

—No estaría mal que lo hicieras—añadió Alan libremente, dejándonos un poco confundidos—aquí la gente se divide en varios tipos, los fuertes, los respetables, los violables, los que tienen dueño... ¿no se si me entendéis?

Todos nos quedamos mirándole con cara de no haber entendido una mierda y él se rió dándo un poco de miedo.

—Os explico, hay gente aquí que ha matado y se dedica a hacer peleas, son los que hay que respetar, son como los dueños de todo, nadie se atreve a violarlos ni a levantarle la voz, y si te quiere follar te tienes que dejar si no quieres morir, luego están los violables, son como juguetes sexuales y no sirven para otra cosa, hay algunos que tienen dueño, si una persona fuerte o grande te marca como su esclavo le tienes que obedecer y ser su esclavo sexual y darle placer, si te marcan ningún otro preso podrá tocarte porque el dueño lo matará, a algunas personas le viene bien que les marquen como esclavo de alguien así ninguna otra persona podrá tocarlos,y luego estoy yo, un pacifico. —dijo sonriendo de oreja a oreja—casi nadie logra ser un pacífico, pero a mi nadie me quiere violar, me llevo bien con todos por que trafico condones, drogas y tengo algún que otro compinche policía, la gente me denomina loco—dijo y nosotros nos miramos un poco extrañados—pero me llevo bien con gente muy poderosa aquí, así que si algún tonto se mete conmigo puedo mandar a algún fuerte que lo mate—dijo muy orgulloso.

—Y...¿que nos quieres decir con eso?—preguntó Richard un poco asustado.

—Que las acciones que hagáis ahora os denominarán en que nivel estáis, Zabdiel, si quieres matar a tu compañero, matalo y así te tendrán más respeto, y Cloe tú ten cuidado—me dijo señalándome.

—¿Yo?¿por qué?¿y como sabes mi nombre?—le pregunté un poco dudosa.

—no sé si te has fijado pero eres casi la única mujer, hay muy pocas y las demás son machorras y muy fuertes y feas, tú eres bonita y aquí luces débil, además eres muy joven—me volvió a sorprender, no entendía cómo sabía mi nombre y edad.

En realidad tenía razón,era muy débil comparada con todos los presos, la gran mayoría eran hombres y las pocas mujeres que habían me doblaban en cuerpo y estatura,estaba bastante jodida.

—Chicos, me habéis caído bien, os ayudaré en lo que queráis, estoy en las celdas de arriba pero suelo estar dando vueltas por todos lados,y por cierto—se acercó un poco a nosotros para que solo lo escucharamos—como os he dicho tengo contactos y tengo acceso a toda la información de los presos—terminó de decir antes de marcharse de la mesa despidiéndose con la mano.

Sin duda era un chico extraño pero nos ayudaría bastante, todo el mundo ahí lo conocía y nadie le quería ni pegar ni violar, me gustaría estar en esa posición pero seguro que sería imposible.

Terminamos de comer y dejamos las bandejas en un montón y nos fuimos para las celdas, yo prefería hoy estar metida en ella y no salir, ya mañana investigaría un poco.

Miré el reloj que marcaba las 9 (la hora en la que cerraba el comedor), antes de que dieran las 12 (hora a la que cierran las celdas) tendría que entrar al baño porque no podría aguantar toda la noche sin entrar.

CNCO «Encarcelados»||TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora