Capítulo 36.

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Como siempre sonaba la jodida alarma de las duchas, noté la cama moverse pues por lo que sabía que Erick se había ido, como hacía todas las mañanas, intenté seguir durmiendo, realmente estaba muy cansada pero de pronto un fuerte golpe sonó en la celda, me senté y miré hacia la puerta dónde había dos policías.

—¿Qué....que ocurre?—dije un poco alterada.

—Cloe Moya, vamos a las duchas—dijo uno de ellos acercándose rápido hacia mí.

—¿Que?no¡no quiero!—dije mientras me agarraba a la litera.

El policía me agarró como pudo y violentamente, casi me tiró de la litera al suelo haciéndome un poco de daño, comencé a gritar que parara y a ver si alguien hacía algo, pero nada, los policías me agarraron y comenzaron a llevarme hasta las duchas.

—Pero...¿por que?¡no quiero!

—Alguien ha puesto una queja por tu olor y tenemos que llevarte.

En ese momento caí en la cuenta que había sido el tipo del día anterior.

—¡Eh,Eh!¿que ocurre?—vino corriendo Joel hacia nosotros y le preguntó a el policía.

—Tiene que ducharse, así que dejanos hacer nuestro trabajo.

En ese momento miré a los ojos de Joel, yo casi estaba llorando y me dolía mucho el cuerpo, Joel me miró a los ojos, pero no hizo nada, se quedó quieto, por lo que los policías siguieron llevándome a las duchas, solté una lágrima de impotencia, como podía ser tan capullo.

Me llevaron y nos metimos dentro de las duchas, había como una mini sala dónde había bancos para dejar la ropa y luego un largo pasillo con un montón de duchas, que símplemente estaban separadas una de otra por una pared de cristal que cubría mas o menos hasta los hombros, aún asi se veía todo y no había ninguna puerta, un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Había un par de personas quitándose la ropa en esa sala y el resto se duchaban, yo suspire fuerte y los policías me soltaron.

—Te esperaremos en la puerta, no sales de aquí hasta estar duchada—acto seguido se marcharon por dónde habían venido.

Miré a mi alrededor, apenas había 2 personas desvistiendose y ya me sentía incómoda, me fui a una esquinita, dónde justo arriba estaban las toallas, ahí comencé a bajar mi mono y quitarme las botas y calcetines, dando la espalda a todas las personas.

Tenía la respiración alterada y notaba que me iba a morir, me quité del todo el traje quedando en ropa interior, miré hacia atrás a ver si alguna persona llevaba su ropa interior, pero nadie, era normal, porqué si no no tenían para ponerse después.

Llevé mis manos a la espalda y desate mi sostén dejando mis pechos al aire, quité la coleta de mi cabellera dejándolo suelto, y por último bajé mis braguitas dejándome totalmente desnuda.

Cerré fuerte mis ojos mentalizandome a lo que iba a hacer y comencé a caminar con la cabeza agachada a través del pasillo hasta que me encontrara con una ducha libre, mientras caminaba notaba mis piernas flaquear y muchas miradas posadas sobre mí, algún que otro piropo y silbidos que me hacían sentir fatal.

—¡Una nueva!—escuché que gritaban a lo lejos.

Suspire y por fin encontré una ducha vacía, me metí ahora un poco más tranquila, miré por encima de los cristales y se veían todas las cabezas y además por los cristales se trasparentaba absolutamente todo, pero aún así me hacían sentir algo mas tranquila.

Pude observar a gente follando con otras y también un par de violaciones, era horrible, y los gritos que soltaban eran desgarradores pero nadie parecía importarle.

Miré a mi izquierda y había un hombre de aspecto rudo que se estaba pajeando, puse cara de asco y giré hacia mi derecha dónde había un chaval un poco más grande que yo pero de compostura delgada, intenté concentrarme en salir pronto de ahí antes de que me ocurriera nada.

Agarré un poco de champú que había en un bote que estaba puesto en la pared y empecé a frotarme el pelo mientras el agua tibia caía de el grifo.

CNCO «Encarcelados»||TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora