Capítulo 37.

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Cerré mi ojos para que no me entrara jabón en los ojos y frotaba mi pelo para quitar toda la suciedad, me venía bien esa ducha pero estaba intranquila rezando para que no me pasara nada.

—Uy, nuevo juguetito—escuché a mis espaldas, y me derrumbe, pensé en todo lo malo que me podía ocurrir, no me lo podía creer, esto a mi no.

Me frote los ojos con mis manos para poder quitarme la espuma y ahí vi a aquel chico, no demasiado alto pero más grande que yo, di un paso hacía atrás y le miré a los ojos, él miraba mis pechos y yo me tape con las manos, mis piernas temblaban y sentía que no me podia sostener de pie.

Él se acercó de pronto y cerré mis ojos fuertemente y apreté mis dientes cuando noté unas manos en mi cintura que me agarraban sin ninguna delicadeza.

—Sueltala ya.

Abrí los ojos y venía Joel caminando en mi dirección, no pude evitar mirarle su cuerpo, con músculos muy definidos y tampoco pude evitar que mis ojos bajaran y poder comprobar que estaba bien dotado.

El chico que me agarraba me soltó y se giró para quedar enfrentado con Joel.

—¿Y si no la quiero dejar?

—te la estás jugando bro—dijo Joel soltando una risita sarcástica.

—¿Que coño me vas a hacer tú?—amenazó el chico dando un paso a Joel.

Joel era un poco más grande y más fuerte y se acercó muy rápido hacia él agarrándolo del cuello mientras lo estrellaba contra la pared inmovilizandolo.

—Escuchame¡escuchadme todos!—dijo alzando la voz—conmigo no os metáis, o mi grupo y yo haremos lo mismo que hicimos con James—soltó al chico que se agarró el cuello dolorido mirando a Joel—vete.

El chico se alejó rápidamente fuera de las duchas con la cabeza baja, se hizo unos segundos de silencio en toda la ducha en el que todos nos miraban.

—Y que os quedé claro¡ella es mía!—dijo señalándome.

El resto me miraron y luego siguieron en su tarea, Joel dio un paso hacia mí y yo me aleje de él chocando contra el grifo y tapándome la cabeza, le tenía miedo, realmente no sabía a lo que era capaz de llegar.

De pronto noté unas manos en mi cintura de una manera suave y bonita aunque mis lágrimas ya caían de mis ojos.

—Tranquila¿vale?—dijo subiendo la mano por la cintura delicadamente—tengo que hacerlo contigo, entiéndelo—dejó un leve beso sobre mi sien—si no lo hago no te van a dejar tranquila¿lo entiendes?—susurró cerca de mi oído.

Yo llevé mis manos a la cara intentado secar mis lágrimas mientras miraba al suelo y asentí levemente, tenía miedo, pero prefería eso que cualquier otra cosa.



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CNCO «Encarcelados»||TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora