Era viernes por la mañana cuando el paquete llegó. Cassie había terminado su desayuno y dado que había perdido su empleo le había tocado preparar los cafés a ella sola.
Escuchó los golpes en su puerta y se puso de pie inmediatamente, meditabunda se decidió a abrir mientras tenía una manzana en la boca.
Lo que encontró le hizo fruncir el ceño.
Cuando el tipo de la entrega puso en sus manos la extraña caja, Cassandra solo pudo adivinar a quien pertenecía la macabra generosidad.
Su cara se puso roja de la vergüenza.
Dios santo.
Era la especie de un Babydoll con unas diminutas tangas de encaje.
Eso no tenía nada de ropa interior. Una tarjeta se resbaló de los ridiculo a pliegues y Cassie leyó con desdén lo que allí decía.« Depílate »
¿Y si no quería? Que se jodiera.
Cassandra Genolet soltó una carcajada y arrojó las bragas al papel de regalo. Lo pensó dos veces y volvió a reírse, aquel hombre debía estar demente, no había ni la remota posibilidad de que ella se depilara solo para él, ni mucho menos que se calzara aquellas bragas tan escandalosas.
Con una sonrisa maliciosa en el rostro se dirigió a su habitación, y buscó entre los cajones de su ropa interior algo que enfriara hasta al más devoto prostituto. Y lo encontró.
Las bragas amarillas de Bob esponja que compró en rebaja debían hacer ese efecto en cualquiera. Volvió a reírse.Di Vaio le advirtió que no podía llegar tarde. La quería ver a las cuatro de la tarde. Había tratado de no pensar mucho en eso, pero ya estaba en punto de quiebre cuando sostuvo la tela que se hacía llamar lencería.
Sin embargo se había prometido a sí misma que no iba a llorar más. Y lo había cumplido.
¿No fue Simone de Beauvoir quien dijo que una mujer no nacía si no que se hacía?
Bien, pues aunque sólo tuviera diescisiete años se consideraba la dueña de su vida y la dueña de su virginidad. Aquella infravalorara tradición machista impuesta por una sociedad acostumbrada a la producción de incubadoras y mujeres trofeos. No es como si tirarse a un tío la convertiría en menor persona de lo que era ¿no es así? Solo era un tío. Uno solo. No había nada de malo en eso ¿cierto? No había nada de malo en acostarse con alguien para sacar un beneficio de ello¿cierto?Engañarse a sí misma era inútil. Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, peor que mal, era ruin y denigrante, sin embargo, estaba dispuesta a hacerlo. Suspiró y contemplo las fotografías en su habitación, otra carcajada sobrevino sobre ella, y de repente se encontró a sí misma llorando.
Había roto su promesa. Y no había nada que pudiera hacer.
Ese viernes Silas se había despertado con una desconcertante emoción en su cuerpo y Había pasado lo que restaba de la mañana excitado y distraído.
Se sonrió solo y contemplo con sorna la pequeña fotografía del archivo de la joven... ¿Por que la había conservado? Ni el mismo sabía. Estaba obsesionándose con esa cara más de lo que había pronosticado y aquello no podía ser buena señal.¿Qué expresión pondría cuando recibiera el paquete que le envió? ¿Estaría enojada?¿escandalizada? ¿Sonrojada? La sola idea de su reacción hacia que le apretaran más los pantalones.
Su celular sonó y como si fuera un adolescente se apresuró a contestar. No era ella ¿Como iba a ser ella si ni siquiera tenía celular?
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Doble moral [Con pecado concebido *02]
Romance-Fuiste hecha para ser corrompida-Dijo el demonio al ángel. Y era cierto, le había vendido su alma al diablo.