Rojo.
Todo era rojo.
Solo había rojo.
Solo había sangre.—Silas...—Dijo la chica cubierta en rojo.
—Trate de calmarse. Todo va a salir bien.
Las personas en blanco siguieron hablando mientras su cuerpo seguía sin responder.
Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras el dolor lacerante perforaba su piel hasta sus huesos.
Dolor.
Solo había dolor.—¿No hay forma de comunicarse con sus familiares?—Dijo alguien en la distancia.
La chica cubierta de rojo intentó definir la imagen sobre sus narices pero lo único que observaba eran las luces incandescentes quemándole los ojos.
Dolor.
Solo había dolor.La muchacha lloró sin emitir sonido, Justo cuando la oscuridad y la promesa de la muerte se cernieron sobre ella.
No quiero.
No quiero.Una niña de aproximadamente seis años contemplaba el paisaje de un prado verde repleto de ciruelas.
Podía escuchar como su nombre era gritado en la distancia. Sin embargo la pequeña no parecía mostrar intenciones de levantarse de su lugar.
En sus brazos llevaba una planta en una horrenda maseta pintorreada.
Alguien, no se acordaba quien, le había dicho que cuidara de esa planta como si fuese una parte de ella misma. y por alguna razón la pequeña niña sabía que esa persona era muy importante para ella.
La mano suave de una muchacha acarició la mejilla de la niña. La joven mujer era hermosa, sus ojos eran de un gris extraño y melancólico y su cabellera vino tinto provocaba una combinación etérea y sublime.
La niña se sentía segura entre los brazos de la joven que entonaba una canción suave contra la mejilla de la niña.
La joven estaba fría. En sus ojos podía ver el reflejo de una tragedia, una tristeza amarga y una promesa rota.—Perdóname. Perdóname.—Dijo aquella mujer sin voz.
La mujer abrazó a la niña contra su cuerpo cubierto en sangre. Seguía repitiendo lo mismo, una y otra vez. Besó la coronilla de la niña y aferró la pequeña planta contra las manos de la más pequeña.
—Es muy tarde para mí Cassandra. Pero quizás si te dejo ir ahora tengas oportunidad de escapar.
A sus espaldas un fuego infernal arrasaba con todo el lugar. Lo último que recordaba de esa imagen la niña, era el sabor amargo de sus propias lágrimas observando atenta como aquella mujer con tintes de tristeza se alejaba en la distancia, en dirección al infierno repleto de llamas ardientes para desaparecer para siempre.
La niña aferró la Planta contra su pecho y lloró un poco más, incapaz de comprender el porqué un agujero tan grande había sido sembrado en su pecho. El porqué se sentía Tan perdida, el porqué se sentía Tan sola.
¿Donde estaban mamá y papá?
Supo cómo responder a su pregunta porqué Podía sentir el calor de la llamas en su rostro, el hambriento infierno que se abría partida frente a sus ojos, y sabía, sabía que hiciese lo que hiciese nunca podría detener el destino labrado para aquellos dos.
El fuego es lo único que nos puede purificar. Nuestro único salvamento.
Palabras eran susurradas en sus oídos. Palabras que no comprendía del todo.
Si querían salvar a su hija. Debían arder en el fuego de la expiación. Después de todo, la sangre siempre estaba condenada a atraerse. Y ese veneno consumía todo a su paso, aun más que las llamas que tocaban el cielo.
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Doble moral [Con pecado concebido *02]
Romance-Fuiste hecha para ser corrompida-Dijo el demonio al ángel. Y era cierto, le había vendido su alma al diablo.