Doble moral [Con pecado concebido *02]

Una Proposicion + 18

Chicas perdonen la demora, la verdad había estado como loca por la universidad y no he tenido tiempo de escribir nada. De igual forma, este capítulo es un poco largo. Y es importante para aquello que vendrá en un futuro 🤫❤️❤️❤️🙈

Una sonrisa bobalicona se estampa en mi rostro. en qué tipo de universo alternativo terminé viviendo yo en el que además de dormir en un penthouse de miles de euros, además era follada hasta el cansancio por un tío que además de doblarme la edad era más rico que el mismo Midas.

Y sí, he venido a trabajar. Limpio las tasas de colores y las organizo en las estanterías de arriba con un patrón que haga las veces de un arcoíris. Mientras más me pierdo en mis pensamientos más soy más consciente de lo mucho que me duelen las articulaciones y los músculos del cuerpo, en especial un lugar al que ahora he empezado a utilizar más que antes.

¿Donde quedó la Cassandra que se escandalizada con la sola mención del sexo? Pues es obvio que por ahí no andaba. Me río internamente y niego con la cabeza¿Acaso he olvidado ya de cómo empezó esta relación hace apenas unos meses? Fui extorsionada vilmente a cambio de sexo en pro de que mi tía no muriera de un ataque al corazón y que no sacaran a la gente de mi edificio de sus hogares.
Me acosté con Silas por dinero, fui prácticamente obligada a prostituirme ¿Y como he terminado? Enamorada como una tonta de un hombre que no era del todo bueno. Era la hipocresía personificada, y no me importaba, entonces, otra vez estoy a punto de soltar una carcajada bobalicona.
Había cambiado tanto.
Él me había cambiado tanto.
La pregunta era ¿me ha cambiado para bien o para mal? Lo que fuera, adoraba acostarme con él, adoraba sentir sus manos sobre mi cuerpo, adoraba la forma en que me llenaba de formas tan pervertidas, Tan prohibidas en tantas maneras.
Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza. Tengo que dejar de pensar en cosas pervertidas en el trabajo. Ahora que lo pienso... Apenas ese loco se de cuenta que me escapé me devolverá a rastras al apartamento.

Ni siquiera llevo cuenta de la cantidad de veces y la cantidad de posiciones que hemos probado.
Me sonrojo yo solita y sigo acomodando las tazas de té en la pequeña cafetería en la que he encontrado trabajo.
No entiendo porque está tan solitaria, a mí me parece un bonito lugar, la paga es buena y la jefa es bastante amable. Tiene una bonita terraza con algunas sillas estilo francés y unas sombrillas con motivos de flores inglesas.

Mi jefa me señala afuera donde una mujer está sentada bebiendo lo que parece ser té. Asiento entusiasmada y empiezo a caminar con la libreta en la mano.

Desde donde estoy puedo apostar que se trata de una mujer elegante y sofisticada. Lleva puesto un pantalón negro y estilizado, unos tacones que están para morirse, una blusa de una textura tejida color gris perla y un sombrero negro del mismo color y textura de su pantalón. El blazer blanco está cuidadosamente doblado a un lado de ella.

¿Que hace una mujer así de elegante en un lugar así? La pulsera de oro incluso reluce en su mano derecha y su postura es rígida y orgullosa. Me siento intimidada una vez siento el caro perfume que desprende, pero soy consciente que no se trata de una colonia empalagosa e inseportable como el perfume de por ejemplo Verena. Es un aroma enigmático y dulce, que tiene una pizca de sofisticación sin llegar a ser puritano, me siento extraña una vez estoy junto a ella y un hormigueo ajeno a mi persona me recorre entera.

Le pregunto que si desea algo más para atraer su atención. Y es entonces cuando sus ojos chocan con los míos.
Un escalofrío pincha mis terminaciones. Mi corazón empieza a bombear demasiada sangre y sin lugar a dudas el pelo me empieza a sudar.

Solo puedo pensar una sola cosa. Intimidante.

Lo que me desnuda por completo son sus ojos. Dos piedras grises y enigmáticas que rozan con un tono purpúreo que no llega a ser vulgar. Son fríos y duros. Incluso me veo sorprendida ante la profundidad de su mirada muerta.