Lo único que ocupaba mi cabeza en ese momento era la sangre que empañaba las manos que con tanta ansiedad buscaban mi cuerpo.
Cerré los ojos con desesperación cuando sus labios empezaron a trazar el pecado sobre la piel de mi cuello. No sentí nada esta vez. Solo miedo. Mucho miedo.
¿Que habría pasado si no hubiese hecho lo que hice? ¿Lo habría matado? ¿Habrá hecho algo así antes? Trague saliva cuando sus grandes manos rodearon mi trasero para apegarme más a él. Sus labios fueron bruscos y toscos sobre mí boca, y yo era incapaz de seguirle el ritmo, incapaz de borrar de mi cabeza aquella imagen tan espantosa, pero no podía darme el lujo de hacerle enojar, no después de presenciar aquello.
—¿Silas?—Susurre entre besos.
Las puertas del elevador se abrieron y Silas cargó de mí hacia el interior del apartamento.
Sus ojos azules me aterrorizaban y perseguían. Podrían llegar a esconder un tipo de calidez extraña y coqueta , y al mismo tiempo eran como lanzas heladas que disparaban sentencias a sus enemigos. Sin duda era un hombre muy oscuro.Tenía que hacer algo, tenía que detenerlo, tenía que saber que había al menos un mínimo de arrepentimiento en él. Tenía que saber que todavía existía algo en él que merecía ser salvado.
Mis manos se dirigieron a su rostro magullado, con toda la delicadeza de la que fui capaz acaricié el golpe sobre su ojo izquierdo. Todavía podía sentir el sabor de la sangre de su boca en la mía, y no podía ignorar esto por más tiempo. Sus ojos azules me miraban ensombrecidos, excitados y confusos.
—Mira como quedaste.—Acerque mis labios a su ojo y le di un pequeño beso—¿Donde guardas el botiquín?
Sus manos agarraron mi trasero y me empujaron al sillón de la sala.
—No digas estupideces, solo hay una cosa que me puede hacer sentir mejor en este momento.
Me desnudó con manos ágiles y mi cara se enrojeció.
Abrí los ojos como platos y trague duro.
Solamente llevaba unas bragas blancas y no tenía sostén. Tapé mis senos con mis manos mientras lo observaba deshacerse de su camisa, pantalones y todo lo que llevaba puesto. Su musculatura me secó la boca, mi corazón se disparó en mis oídos y una pequeña voz en mi cabeza me advertía de otro terrible error que estaba a punto de cometer.
Mi cabeza empezó a dar vueltas a medida que mis ojos recorrían su cuerpo con intensidad¿Por qué jamás lo había detallado antes?
Sin darme cuenta de lo que estaba haciendo
Extendí una mano a su cuerpo y lo toque.
Silas gimió fuertemente ante el tacto de mis dedos sobre su pecho.—¿Te gusta lo que ves pequeña?
Sus brazos rodearon mi cuerpo y me dejaron expuesta ante su mirada libinidosa. Lo cierto era que la oscuridad de este hombre me atraía más de lo que quería admitir. Sus besos sabían a sangre y tabaco y yo, yo no podía concentrarme en nada que no fueran sus expertas caricias sobre mi escuálido cuerpo.
Lo senti tomar mis senos, besarlos y lamerlos, adoraba como besaba mis senos. Toqué sus músculos firmes y esta vez no tuve reparos en acariciar a mí gusto su cuerpo. Tenía varios golpes en su fornido estómago pero aquello no parecía molestarle.
Di Vaio me sonrió complacido cuando yo misma empecé a repartir besos en su cuello y a tocar sin vergüenza alguna todo lo que ese hombre me ofrecía.Me tomó de las caderas y me hizo sentarme sobre el. Seguimos besándonos con más desesperación. En mi mente la advertencia era lejana. Quise que esa vez fuera diferente.
Tal vez esta era la única manera de llegar a él. Tal vez esta era la única manera de rescatarlo.... ¿Por que siempre me empeño en rescatar a todos?
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Doble moral [Con pecado concebido *02]
Romance-Fuiste hecha para ser corrompida-Dijo el demonio al ángel. Y era cierto, le había vendido su alma al diablo.