CAPÍTULO 10

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Al día siguiente levanté a los niños pronto para que no llegaran tarde al colegio.

– Chicos. ¿No os gustaría cambiar de clase?

– No. La profesora es genial – contestó Val.

¿Enserio, hija mía?

– ¿Por qué preguntas? – habló Thomas mientras comía una galleta.

– Por curiosidad – dije quitándole importancia – Daos prisa o llegaréis tarde.

Los dejé en el colegió cuando me topé con su profesora. Me sonrió y yo a ella, forzadamente.

Fui al trabajo pero no para de pensar en la misteriosa caja. Era escalofriante y lo peor es que no tenía ni idea de quien podría haber sido. Enseguida pensé en Clara e Iván, pero era imposible... Todavía seguían en la cárcel.

No sabía si decírselo a Nick. Podía haber sido una broma de Lucas o Alba ya que todos tienen llave... Pero si no lo hizo ninguno de ellos debía de empezar a preocuparme.

Tras pensarlo mucho decidí no contar nada, al menos que pasase algo parecido.

Salí de mi despacho a la calle a tomar un poco de aire cuando mi móvil sonó.

Tía, tía – dijo Alba nada más coger la llamada – Necesito ayuda.

¿Qué pasa? – hice una pausa – No me digas que se te ha muerto el pez, otra vez. Te dije que había que darle de comer, que no se alimentaban con el agua.

No es eso, graciosa – reí.

– Entonces... – me apoyé en la pared del edificio donde trabaja mientras veía a la gente pasar.

Tengo una cita.

¡Oh Dios! – salté – ¿Con quién?

No te lo diré. Eres una bocachancla y no quiero que se entere medio Madrid.

Rodé los ojos.

– Tampoco se iba a enterar medio Madrid... Solo un cuarto – negué.

Ah bueno... Ya me quedo más tranquila – dijo con ironía – Lo que pasa es que necesito ayuda con el vestuario... No sé que ponerme.

Alba... Te recuerdo que tu armario es igual de grande que mi habitación.

Aún así... ¿Podrías pasarte hoy por mi casa?

– Si claro. En cuanto salga voy para allá – respondí mirando el reloj.

Genial. Gracias, amiga. Te quiero – colgó.

Una vez que acabé de trabajar pasé a por los niños. Les di la comida y les dejé haciendo los deberes con Nick mientras yo limpiaba.

– Haber, papá – dijo Val – ¿2+2?

– 7 – contestó él y enseguida rió.

– ¿Enserio? Pensé que eran 4... – contestó Thomas.

– Y lo son, chicos – hablé rápidamente y Nick me atravesó con la mirada – ¿Qué? ¿Acaso quieres que suspendan?

– No. Pero era para que se dieran cuenta del error – puse los ojos en blanco.

– ¿Y 3-2? – preguntó Thomas mordiendo el lápiz.

– 13 – volvió a contestar y ambos niños le miraron.

– Está bien.

– No, no – fui hacia él rápido y les paré antes de que escribieran – Vete a ver la tele – señalé el salón.

– No hay nada interesante ahora – Nick encogió de hombros – Esto es más divertido.

– Por algo suspendías matemáticas – le dije mirándole fijamente.

– Eh, eh. Suspendía porque me pasaba las clases durmiendo – hizo una pausa – No porque fuera tonto.

– No eres tonto, papá – intervino Val.

– Oh, si que lo es – dije por lo bajo pero pareció oírme.

– ¿Qué? Repítelo – se levantó y se acercó a mi.

Enseguida me fui de ahí rápido. Entré en la cocina y me puse al otro lado de la isla.

– No, Nick, déjame – le advertí – O no te hago la cena.

– Se cocinar igual – elevó las cejas.

– Pero mal – respondí y me volvió a asesinar con la mirada mientras sonreía.

Vaciló en correr por un lado pero lo hizo por el contrario. Intenté escapar pero no pude. Me agarró por el brazo volteándome y pegándome lo más posible a él.

– ¿Y ahora qué? – dijo casi sobre mis labios.

Sonreí y le besé.

♥️

Perdonadme por no publicar el viernes. Como recompensa publicaré hoy 3 capítulos. Estad atentos😉🖤

Mi Mejor Error #MME2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora