– ¿Pero que narices?
Me acerqué rápido a donde antes estaba la puerta. ¡La puerta por donde había pasado! ¡La puerta tras la que estaba la anciana! Palpé la pared pero no estaba hueca. Busqué en el papel pintado si había algún lado despegado del que poder tirar. Nada. No había absolutamente nada. Ni el pomo ni el borde con dibujos.
¿Me lo imaginé todo? ¿He estado parada todo este tiempo mientras soñaba despierta? ¿Me estaba volviendo loca? El pasillo dio vueltas a mi alrededor. ¿Cómo podía pasar aquello? ¿Cómo mi mente podía engañarme de aquella manera? Pero no tiene sentido. Lo viví, sentí el aliento de la mujer, su presencia, noté su mano en mi pierna... ¿Qué era todo aquello?
Me toqué la frente. No, no tenía fiebre.
Entonces me di cuenta de por qué la mujer me resultaba familiar. La había visto antes, en Madrid. Cuando estaba en casa de Dani y habia salido a dar un paseo la vi siguiéndome hasta que me choqué con Ana y entró al banco. Era esa anciana lo que significaba que era real. Tenía que ser real.
Respiré hondo un par de veces. Nada tenía sentido y no podía haber sido coincidencia que justo fuera ella. Intenté asimilarlo todo. Entré en la habitación de una señora mayor de nombre Esperanza. Parecía una vidente por la forma de vestir y por sus palabras aunque ella no se declaraba como una. Me intentó subir el ánimo y podría decir que me dio pistas para encontrar a Val y a Thomas pero no tenía ni idea de donde se encontraban. Salí del camarote y cuando me di la vuelta para darle las gracias ya no había puerta. Como por arte de magia se había esfumado.
Quise pensar que fue una mala jugada de mi subconsciente. La tensión, los nervios y la continua preocupación en mi cerebro han creado situaciones no reales.
Me di cuenta que aún tenía el peluche de Val en mis manos. Lo olí y olió a ella. Me entraron más ganas de llorar. ¿Dónde podría estar? Estuve parada unos cuantos minutos admirandolo hasta que me vi con fuerzas para seguir. Aquella era mi última opción de encontrar a los niños. Ahora, ¿qué iba a hacer?
Salí de la zona de los camarotes y me encontré con un cielo encapotado. Parecía que el día gris acompañaba a nuestra situación actual. Miré a ambos lados en busca de algo y entonces me sonó el móvil. Era un mensaje del grupo.
Lucas, 19:27: He encontrado a Thomas. Donde la piscina.
El corazón me empezó a latir a cien por hora. Justo en ese momento, Emma llegó tras de mi con el móvil en la mano. Vio el mensaje y la cara se le iluminó completamente. Me agarró del brazo y tiró de mi corriendo hasta la zona que había dicho el chico.
Corrimos entre la gente con el corazón apunto de salirnos del sitio. Por fin, habían encontrado a Thomas... Estaba sano y salvo. Pero entonces me di cuenta de algo que casi me hizo pararme en seco. ¿Y Val? Con una presión horrible en el pecho llegamos hasta la zona central de cubierta. A lo lejos, justo en la entrada a la cafetería, se encontraba Lucas con Thom en brazos. Alrededor estaban Alba y Nick. Corrimos hacia ellos y Dani llegó al mismo tiempo que nosotras.
Emma apartó a todos de un empujón y con lágrimas en los ojos abrazó a su hijo.
– ¿Mamá? ¿Por qué lloras? – preguntó el niño mirándola raro.
Observé rápido a mi alrededor buscando a Valeria pero no había ni rastro de ella. Sentía que cada vez me costaba más respirar. Miré a Nick y este me miró preocupado. Tenía los ojos cristalizados así que me acerqué a él y le abracé. Me rodeó con sus grandes y tiernos abrazos. Deseé con todas mis fuerzas que Val estuviera entre nosotros y se quejara de que la estábamos aplastando.
– He intentado ser fuerte pero esto me puede – susurró Nick en mi hombro – Es nuestra hija, Lena. ¿Cómo hemos podido permitir que nos haya pasado esto?
Mis lágrimas cayeron en su camiseta. No entendía qué habíamos hecho para merecer esta situación. Nadie debería sentir esa sensación de vacío. Y estaba muy contenta porque Thomas hubiera aparecido pero faltaba Val y no podía tranquilizarme, de ninguna manera.
– Sé que es duro, cariño. Pero no debemos derrumbarnos ahora. La batalla no esta perdida ¿entiendes? No nos vamos a ir de aquí sin Val – me separé de él y le limpié un par de lágrimas que caían por sus mejillas. Él me agarró las dos manos y asintió.
En aquellos momentos era muy fácil imaginarse lo peor pero si nadie ponía la parte positiva al asunto no llegaríamos a ningún lado. Nos volvimos para ver al grupo.
– ¿Dónde has estado? – preguntó Alba a Thom una vez que Emma se había apartado.
– En el barco – respondió él como si fuera lo más obvio del mundo.
Si no hubiéramos estado en aquella situación me hubiera reído por la respuesta del niño.
– Thomas. No estabas en la sala de juegos. Te llevamos buscando mucho tiempo – explicó Alba con una tranquilidad increíble.
– Fuimos a pasear – respondió él.
– ¿Fuimos? – intervine en la conversación. Me separé de Nick y me acerqué a Thomas – ¿Dónde está Val?
– No lo sé – se encogió de hombros y me dio un vuelco al corazón – Está con la profe Ana.
Me puse recta lentamente sin dejar de mirar al niño. Mi cara debió de adoptar un color rojo bombero y humo imaginario comenzó a salir por mi cabeza. Respiré hondo repetidas veces. No me lo podía creer. ¿Cómo había sido tan ilusa de no pensar en que ella podía haber causado todo esto? No me había dado buena espina desde el principio a pesar de haber tenido momentos más o menos normales con ella. He sido una estúpida al creer que podía ser una buena persona.
Todos me miraron pero no les devolví la mirada.
– ¿Cómo que con Ana? – preguntó Nick confuso – ¿Qué hacíais con ella?
– Vino a por nosotros. Paseamos y comimos helado. Me dejó aquí y me dijo que volvería. Se llevó a Val y encontré a papi y al tío Nick – explicó el pequeño mientras movía las manos.
No aguantaba más. Salí corriendo en busca de la puñetera profesora. ¿Qué coño hacía? ¿Quién se creía que era para llevarse a los niños sin permiso? Nunca me dio buena espina y tuve razón. No era de fiar. Nunca debí ponerle buena cara.
Los demás me dijeron algo pero no los escuché. No tenía tiempo. Necesitaba encontrar a Val cuanto antes y arrancar la cabeza a alguien. Corrí por todo el barco con ojos de halcón hasta que me acordé de la frase que me había dicho la vidente.
Si no puedes atravesarlo, rodéalo.
Seguía sin tener ni idea de a lo qué se refería. ¿Tenía que ver con buscar a Val? ¿Me lo debía tomar literalmente o como metáfora?
En vez de sangre, por mis venas corría lava que quemaba a su paso. Me estrujé el cerebro pensando qué lugares del barco quedaban por buscar. De tanto pensar me empezó a doler la cabeza. Estaba segura de que en cualquier momento me explotaría.
No atravesar, rodear. ¿El qué? ¿El mar? ¿La piscina? ¿Mis sentimientos? Atravesar, caminar. Rodear, esquivar. ¿Tener cuidado? ¿Qué sentido tenía aquello? Normalmente era mejor rodear lo que fuera por mucho tiempo que te llevase que atravesarlo... Como un volcán. Es más seguro ir por la falda que por su interior. ¿Pero qué tenía que ver con mi situación? Lo único que me encajaba en esa frase era lo del volcán. Yo era uno a punto de entrar en erupción.
Llegué hasta la delantera del barco y me senté en un escalón. Pensé y pensé pero no di con nada. Me masajeaba las sienes para calmarme. Dejé la mente en blanco y borré todos mis pensamientos para volver a empezar de cero. De este modo, igual podría encontrar algo en mi cabeza que me sirviera en aquel momento. Solté un gruñido sin importar si la gente que estaba a mi alrededor me miraran extrañados. Llegué a un punto en el que ya no era capaz ni de ordenar la información. Limpié varias lágrimas que habían caído por mis mejillas y entonces, elevé la vista al cielo gris buscando una respuesta.
♥️
MARATÓN 1/3🙆♀️
![](https://img.wattpad.com/cover/131198433-288-k735547.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Mi Mejor Error #MME2
Teen FictionSegunda parte de la trilogía MME A veces, un pequeño fallo te causa un gran problema y otras veces el problema no llega a existir. Desgraciadamente ese no va a ser el caso de Lena. Ella ha formado una familia con la persona a la que más ama en el mu...