CAPÍTULO 16

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Entré en el apartamento.

– ¡La comida está lista! – gritó en ese momento Dani.

Dejé la chaqueta en el perchero y entré en la cocina. Me senté en la única silla libre.

Al rato, el chico habló:

– Estás muy callada. ¿Ha pasado algo?

Le miré, sin esperarme la pregunta. Tragué y di un sorbo a mi agua.

– Me he vuelto ha encontrar con la profesora de Val – hice una pausa – Y hemos quedado mañana para tomar algo.

A ambos se les desencajó la cara.

– ¿Puedo ir? – preguntó la niña dejando de comer.

– No. Tienes que ir a la piscina – ella frunció el ceño.

– ¿Desde cuando?

– Desde mañana – respondí y ella se encogió de hombros y siguió comiendo.

– Creía que no te agradaba mucho – dijo Nick – O apenas hace un día.

– Sí... La verdad es que no sé por qué acepté. Pero no va a pasar nada malo. Igual si hago esto me la dejo de cruzar cada día... porque basta que vaya al baño para que ella me esté esperando con el rollo de papel en la mano y esa sonrisa de psicópata que tiene.

Dani aguantó la risa y le miré mal.

– Es coincidencia, Lena. No la puedes manejar.

– Eso ya lo veremos – dije y seguí comiendo.

Dani acabó, y como si de una alarma se hubiera tratado su móvil sonó en alguna parte de la casa.

– Vuelvo ahora – dijo después de poner los ojos en blanco y salir de la cocina.

Nick sacó su móvil y se lo dio a Val. Enseguida supe que tenía algo que decirme que era importante.

– Ya podemos volver a casa.

– ¿Qué? ¿Y la persona misteriosa?

En una gran parte, mi cuerpo se llenó de alegría al saber que podíamos volver a nuestro apartamento seguros... Pero otra cosa me aterraba y era saber quien era el cabeza-hueca que andaba haciendo esas mierdas asustándonos.

– No sé sabe – me di una palmada en la frente mental.

– Repite – insistí a que se explicara.

– Han revisado las cámaras de la tienda de enfrente. No se ve a nadie sospechoso entrando en el edificio. Todos vecinos – solté un gran suspiro – Lo más seguro que se ha tratado de una broma de mal gusto.

– ¿Y crees que con eso basta para que vuelva tranquila a mi casa? – dije bajando el tono de voz – El que fuera que haya sido ha amenazado con volver una tercera vez y no avisará – miré hacia la puerta para ver que Dani aun no había vuelto – Que yo sepa eso no es una petición de amistad.

– Lo sé, Lena. ¿Pero que quieres que haga más? – elevó las cejas – No hay nada que delate a nadie. Cambiaremos la cerradura y pondremos una segunda, eso seguro. Pero ya no hay nada más a mi alcancé.

No era suficiente.

– ¿Y una cámara?

– ¿Dónde? ¿En el rellano? – casi suelta un carcajada. Miró a Val – ¿Enserio no nos oye?

– Valeria. ¿Te gusta el colegio?

– Sí – respondió sin quitar la vista del juego al que jugaba en el móvil de Nick.

– ¿Amas a Bob Esponja?

– Sí.

– ¿Odias a Thomas?

– Sí.

– Ahí la tienes – la señalé y él negó con una leve sonrisa lateral – Entonces, ¿por qué no?

– No podemos hacerlo así como así. Es una zona común. Tendríamos que hablarlo, pedir permiso, esperar. No hay tiempo y lo más seguro que nos lo denegarían – razonó.

Creo que las posibilidades se me iban acabando y solo me quedaban los cerrojos.

– Nos vamos antes de la cena – dijo poniendo una mano sobre la mía y asentí.

En ese momento, Dani entró por la puerta con una sonrisa enorme en la cara.

– ¿Por qué tan contento? – dije girándome un poco para verle.

– Hoy salgo – respondió y mi gesto se volvió indiferente.

– Hoy es miércoles.

– Lo sé. Pero estoy de vacaciones. Creo que me lo puedo permitir – puso sus manos entrelazadas en la nuca.

– La suerte que muchos no pueden tener – hablo Nick – Y vas a ir solo, ¿no? Porque muchos amigos no tienes.

Dani le miró mal y seguido respondió.

– Muy gracioso – hizo una pequeña pausa – Y no, no voy solo. Salgo con una amiga... del trabajo.

– Uuuuu – dijimos Nick y yo a la vez y Val se nos unió.

– No es eso. Solo una amiga – rió.

– Ya, ya – Nick le miró pícaramente.

– ¿La conocemos? – pregunté elevando las cejas.

– Tu que vas a conocer. Si eres como Dani, no tienes amigos. Solo un estupendo y precioso marido – dijo él poniendo cara bonita.

Abrí la boca fingiendo estar ofendida.

– Os odio – entrecerré los ojos mirando a ambos.

– ¿Qué? ¿Por qué a mi? – preguntó Dani cual niño pequeño.

– Pues... – me quedé pensando – Pues porque me apetece – me levanté de la silla – Vamos, Val. Alejémonos de estos seres extraños. Son peligrosos y... muy feos.

La niña me miró confundida y después se levantó, como yo. Me agarró de la mano y salimos de la cocina con aire superior.

– ¡Pero devuélveme el móvil! – intervino Nick en la supuesta "revolución" femenina.

Mi hija se giró hacia él antes de salir por la puerta, elevó la mano donde tenía el móvil y gritó con una voz grave:

– ¡¡Nunca!!

♥️

¿1 millón de visualizaciones en "Mi Mejor Error"? ¿Esto es real? ¿De verdad?

Creo que me va a dar algo de emoción. Todavía pienso que fue ayer el día que empecé con la primera novela. Dios, estoy tan contenta. Y solo puedo daros las gracias a vosotros porque con vuestras visualizaciones, votos y comentarios hacéis que todo esto sea posible y que pueda seguir su camino.

Os aprecio mucho, y agradeceros mucho a los que estuvieron ahí desde el principio y a los que acaban de llegar. Y sobretodo, gracias por quedaros.

♥️♥️♥️

Mi Mejor Error #MME2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora