CAPITULO 34

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Como pude me giré. La mano que había atrapado mi boca cayó y con los ojos bien abiertos miré a quien me había asustado. Solté un gran suspiro en cuanto le vi.

Era Nick.

Él colocó el dedo índice en sus labios indicando que no hablara y yo asentí. Por un momento olvidé lo que había escuchado unos segundos antes pero en cuanto me acordé me dio un vuelco al corazón. Parecía que él también había escuchado aquella frase.

¿Clara? ¿La persona que en su momento me hizo sufrir como nunca? ¿Aquella que fingió ser mi mejor amiga durante años y luego me apuñaló delante de mis narices? ¿La hermana de la peor persona del mundo? Entonces, si ella estaba allí y hablaba con un chico joven, este era...

– Quiero irme con mamá y papá.

El mundo se me cayó a los pies. Valeria, era ella, sin ninguna duda. El corazón se me iba a salir por la garganta. Ella estaba allí, junto a esos animales. El miedo se convirtió en rabia. A Nick le cambió la cara. Ahora su enfado era muy visible. Frunció el ceño y respiró hondo.

– Tranquila, cielo – respondió Iván. ¿Ese intento de persona le estaba hablando a mi hija? Juro que como la halla tocado no tendré piedad – Pronto podrás ir con ellos... o no.

Ya no podía aguantar más. Me di la vuelta y sin esperar a Nick di los pasos que me quedaban para que yo fuera visible para ellos. La sala en la que estaban era más pequeña pero en cambio no había paredes en medio con cables y conductos decorándolas. Allí estaban, de pie en el centro de la sala de espaldas a mi. Val se encontraba enfrente de ellos, sentada en el suelo rodeando sus rodillas con los brazos. Solo con verla arrinconada me enfurecí aún más sin darme cuenta de un detalle.

Mi hija miró en mi dirección mientras se le iluminaba la cara.

– ¡Mami! – gritó.

Ambas personas se volvieron extrañadas para mirarme. Tenía razón, eran Iván el ser despreciable que me usó como a un juguete y a su lado estaba su hermana, Clara, la zorra de mi exmejor amiga.

En sus rostros no se mostró sorpresa alguna. En cambio, en el mío si. Clara no iba vestida normal si no que llevaba las prendas de la profesora de mi hija puestas y la peluca y las gafas en la mano. Tardé en procesar aquella información pero cuando lo hice, no podía con el cabreo que llevaba encima.

¿Clara había sido todo el tiempo la profesora de mi hija? No tenía sentido. Cuando había preguntado por ellos estaban en la cárcel y esa mujer ya había aparecido en nuestras vidas. Era imposible que estuviera en su celda y fuera a la vez.

La reacción de la chica me molestó demasiado. Comenzó a reírse sin parar. Iván sonreía con demasiada arrogancia.

– Tienes una hija preciosa, Lena – habló él tras unos segundos oyendo la asquerosa risa de aquella perra.

– Ni se te ocurra tocarla – dije entre dientes mientras apretaba los puños – Dejad que se vaya.

– ¿Por qué te íbamos a hacer caso? – Clara paró en seco de reírse y se limpió las lágrimas de risa que le asomaban por los ojos.

Debía de tener la cara roja por la rabia. No podía con aquella situación. Tenía preguntas, dudas de cómo lo habían hecho pero eso podía esperar, lo primero era sacar a Val de allí.

– ¿Para que la queréis? Apuesto a que me queríais a mi. Pues miradme. Aquí estoy – me señalé intentando parecer lo más valiente posible aunque por dentro estuviera muerta de miedo – Ahora, dejad que se vaya.

– Es verdad que te queremos a ti – volvió a hablar ella – Pero Valeria es la que nos garantiza que te quedes.

Respiré hondo intentando controlarme. No entendía qué querían. ¿Venganza? Tenían mucho que perder y no ganarían nada, solo años en la cárcel. Lo que me hizo pensar... ¿cómo habían escapado? Sabía que Nick seguía ahí, tras la gran pared, a la espera de si pasaba algo. Estaba segura de que aquellos dos no sabían que estaba escuchándolo todo.

La cara de la niña expresaba puro terror. No me cabía en la cabeza como dos personas podían llevarse con ellos a niños como si fueran suyos y hacerles sufrir. Val es lo suficientemente grande como para recordar esto el resto de su vida y eso me daba rabia pues era una experiencia que ningún niño se merecía, por muy malo que fuera.

Los volví a mirar. Seguían de pie en el mismo sitio. Clara lanzó a un lado la peluca y las gafas. Sonrió de nuevo.

– Es muy gracioso, ¿sabes? – comenzó diciendo – Llevo a tu lado mucho tiempo y tu ni te diste cuenta. Seguro que tienes tantas ganas de preguntarme cosas como de pegarme. Te entiendo. Siento lo mismo hacia ti – odiaba que lo que dijera fuera cierto pero ese no era el caso – Te lo explicaré... Tengo ganas de hablar – Iván se movió. Lo seguí con la mirada. Se dirigió a la derecha y camino hacia atrás hasta situarse al lado de Val. No le quité la mirada tras varios segundos. Se apoyó en la pared y se cruzó de brazos. Me ponía muy nerviosa que él y su hermana estuvieran tan tranquilos. Parecía que lo tenían todo planeado y se les veía que estaban muy seguros de que iban a cumplir su propósito. Lo único que tenía claro es que no les iba a dejar vencer esta guerra – Hace un año fue cuando se me ocurrió un plan. Llevaba 7 años encerrada en una celda. Me dejaban salir al patio a tomar el aire, como un recreo. Era lo peor de todo. Respirar aire puro y saber que debías volver a una habitación pobre, húmeda y asquerosa. No podía más con aquella situación hasta que decidí que iba a salir de allí a por ti – tragué duro y me mostré los más segura que podía estar en aquel momento – Estudié todo muy a fondo hasta que decidí llevarlo todo a cabo. Encontré la manera de contactar con Iván ya que el estaba en otra cárcel diferente y le conté el plan.

– Acepté sin pensarlo – añadió Iván por ella – No quería perder la oportunidad de escaparme de aquel lugar. Era muy deprimente y prefería arriesgarlo todo a quedarme con las ganas.

– Después, logramos salir y entrar en la cárcel sin ser vistos. Fue lo mejor y lo más fácil. Seguimos mi plan al pie de la letra. Iván fue el primero que te vio y el que te dejaba las notas.

El puzzle que tenía en mi cabeza se fue armando poco a poco. Tenía sentido pero no quería admitirlo. ¿Iván ha sido el que ha estado entrando y saliendo en mi casa mientras me dejaba notas espeluznantes? Parecía algo imposible pero entonces, si había hecho todo eso, también fue el que casi me ahoga la tercera vez que vino. Unos cuantos escalofríos recorrieron mi espalda e intenté disimularlos moviéndome un poco.

– Eso si que fue divertido – habló él soltando una carcajada – Colarme y pasearme por tu apartamento, era una sensación inexplicable. Y cuando tuve tu cuello entre mis manos. Deseé ahogarte... – dijo con toda la tranquilidad del mundo, igual que el que contaba un cuento infantil. Recordé aquella horrible sensación y quise olvidarla. No es agradable cuando no llega aire a tus pulmones – y lo habría hecho si no hubiera sido por tu caballero andante.

Cerré fuerte los ojos. No quería seguir escuchándolo.

♥️

MARATÓN 3/3😊
Espero que os haya gustado😍 Y muchas gracias por las 100K visitas. No puedo explicar lo agradecida que estoy de teneros como lectores❤️

Mi Mejor Error #MME2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora