NARRADOR OMNISCIENTE
Lena intentaba coger grandes bocanadas de aire pero cuanto más intentaba recuperar el oxígeno más fuerte era el agarre de Iván en su cuello.
Los demás, Lucas, Emma, Alba, Dani y Nick, observaban con el corazón a mil desde la cubierta. Val aun seguía subiendo las escaleras y se paró para mirar lo que pasaba.
– ¡No te pares, Valeria! – le gritó Nick con los ojos muy abiertos para que se apurara y él pudiera bajar a ayudar – ¡Sigue subiendo!
La niña hizo caso a su padre y torpemente fue pasando escalón por escalón. Algunas personas que se encontraban cerca se asomaron a la barandilla para ver por qué había tanto alboroto. Algunas, miraban interesados y otros observaban alarmados.
«Ya está. Voy a morir asfixiada entre las manos de mi peor enemigo» pensó Lena con el corazón encogido.
– Que pena que una cara tan bonita se pierda... – dijo Iván – Bueno, que le vamos a hacer.
Entonces, cuando los ojos de Lena estaban a punto de salírsele de las órbitas, Iván hizo fuerza y la lanzó por encima del borde. Al mismo tiempo, Lena volvió a sentir el aire en sus fosas nasales y como pudo se agarró a las barras que formaban la barandilla antes de caer al mar. Respiró profundo y sintió de nuevo sus pulmones llenos de aire.
El cuerpo le temblaba entero. Estaba colgando a unos 5 metros del agua. Si se soltaba, lo más seguro que no sobreviviría ya que sería arrastrada por las turbinas del barco. Se agarró con todas las fuerzas que tenía y aguantó como pudo, colgada al borde de la muerte.
Mientras, Val seguía subiendo. Iba demasiado lenta y puede que no llegara a tiempo arriba para que alguien bajara a ayudar a Lena. Pero ella no perdía las esperanzas. Iván y Clara habían llegado demasiado lejos y no podía rendirse a estas alturas. Iba a luchar por su vida, iba a quedarse colgando de esa barra todo el tiempo que hiciera falta. Estaba decidida. Tenía una familia, no podía abandonarlos. La necesitaban. Sus amigos la necesitaban. Se agarró a esos pensamientos y cerró fuerte los ojos olvidando que seguía teniendo a Iván a apenas un metro de distancia.
– ¡Rápido, Val! – le gritó Emma animándola.
– ¡Thomas está aquí! ¡Cuanto antes llegues antes podrás abrazarlo! – le gritó Dani.
La niña pareció escuchar sus palabras. Aceleró el paso y ya solo le quedaban un par de metros para llegar a la cima cuando se paró para descansar.
Estaba claro, no iba a llegar a tiempo. Lena no dejaba de pensar que todo era su culpa. Sin haberlo querido, había mantenido un fino hilo que la conectaba con Iván y Clara. En el fondo lo sabía, pero no quería admitirlo y en vez de coger unas tijeras y cortarlo decidió dejarlo ahí. Pensaba que era una estúpida por no haber cortado los lazos de raíz. Puede que si lo hubiera hecho no hubiera llegado a estar colgada de un barco luchando por su vida.
– ¡Aguanta, Lena! – gritó Nick.
Oír su voz le transmitió más fuerzas como si de magia se tratara. Lena quiso sonreír pero debía ahorrar energías. Se movió un poco intentando agarrarse mejor.
– No sé darte las razones por las que te odio tanto – dijo Iván con voz serena y seguido le dio un puñetazo demasiado fuerte en los dedos de la mano izquierda haciendo que se soltara. Lena gruñó de dolor y quedó colgando de un solo brazo – Es algo tan simple que es imposible de explicar – apoyó los codos en la barandilla y sonrió – Solo ha crecido dentro de mi con un único propósito: destruirte. Y aquí estamos, tu al borde de la muerte y yo al borde de la cárcel... de nuevo. Como si me encierran en el agujero más profundo de la Tierra pero solo quiero ver como la vida abandona tu cuerpo para siempre – le dio un puñetazo en la mano que la sostenía. Lena puso una mueca de dolor y se deslizó pero no llegó a caer.
Se resistió y quedó colgando de cuatro dedos. Los músculos del brazo le quemaban. Sentía un dolor inmenso pero por mucho que sufriera no se iba a soltar, lo tenía claro. Lena se aferró a un único pensamiento: toda la gente que la quería. No podía dejarla atrás, no podía irse.
Entonces, Val llegó arriba. Lucas la cogió como si de una pluma de tratara y la apartó de las escaleras. Nick comenzó a bajarlas pero sabía que no iba a ser lo suficientemente rápido.
– Espero que te hayas despedido – hizo una pausa volviendo a levantar el puño – Los verás dentro de poco en el más allá. Tenlo por seguro, yo mismo me encargaré de ello.
Nick no lo pensó ni un segundo. Se soltó de la escalera y saltó hacia Iván. Calculó bien y antes de que el chico le propinara otro puñetazo en la mano a Lena fue aplastado. Nick le pegó varios puños en la cara descargando toda la ira sobre él. Por su culpa le había hecho unos meses imposibles a la persona a la que más amaba en el mundo, a Lena. Era una rabia que acumulaba en su interior y necesitaba eliminarla y con quién mejor que con el causante de todo esto.
Cuando notó que Iván dejaba de resistirse, se levantó y se acercó al borde. Lena no aguantaba más, gritó y se resbaló justo cuando Nick la cogió de la muñeca. La levantó por encima de la barandilla y la puso a salvo.
– Te tengo, mi vida – le susurró Nick – Te tengo.
Lena tocó suelo con los pies pero le temblaban tanto las piernas que no fue capaz de sostenerse de pie y cayó de rodillas. Nick la sujetó para que no se hiciera daño y se agacho con ella.
Luego, se fundieron en un abrazo que duró minutos y Lena lloró pero no de tristeza ni de dolor si no porque por fin, todo había acabado.
♥️
Esta novela, por desgracia, está llegando a su fin. El Viernes publicaré el último capítulo. ¿Estáis preparados?😍
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Mi Mejor Error #MME2
Ficção AdolescenteSegunda parte de la trilogía MME A veces, un pequeño fallo te causa un gran problema y otras veces el problema no llega a existir. Desgraciadamente ese no va a ser el caso de Lena. Ella ha formado una familia con la persona a la que más ama en el mu...