CAPÍTULO 27

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Salí de la superficie por falta de aire. Me quité el agua de los ojos y los abrí. Emma seguía de pie, agarrando a Val y a Thom y mirándome mal.

Tras unos segundos, sonrió y habló.

– Voy a esperar a llegar a tierra firme. Así, podré asesinarte tranquilamente y poder escapar sin que la policía me pille – soltó a los niños y Val suspiró.

– Yo soy policía – intervino Nick elevando las manos.

– Eso no importa. Escapar de ti es fácil – la chica se encogió de hombros y él rodó los ojos.

– Buena suerte con mi caza, amiga – le contesté y enseguida pensé en cuantas personas habrían dicho esa frase en su vida – España es grande.

– El mundo es grande – añadió Alba.

– El universo es grande – le siguió Dani.

– ¿Os digo yo lo que es grande? – habló Lucas con las cejas elevadas y todos le miramos sobresaltados.

– ¿El qué papi? – preguntó Thomas y dirigí rápidamente mi mirada hacia él.

– No quieras saberlo – le dijo Dani hundiendo su cuerpo en el agua hasta el cuello.

– ¿Por qué? No es malo... – hizo una pequeña pausa mientras nos miraba uno a uno – Es mi cerebro.

– No solo eso tienes grande – habló Emma siguiendo el juego. Sonrió pícaramente y él le guiñó un ojo.

– Os recuerdo que hay niños delante – avisó Dani el cual tenía los ojos cerrados y la cabeza mirando al cielo.

– Si no se enteran de lo que hablamos. ¿A que no Val? – Emma miró a mi hija.

– ¿El qué? – Valeria la miró desconcertada. Parecía que llevaba todo el tiempo pensando en el nuevo capítulo de My Little Pony que iba a ver en mi móvil esta noche.

Luego, la chica miró a Thomas.

– ¿De qué estamos hablando, mi amor?

– ¿De cerebros? – al no recibir respuesta continuó – Ah, ya sé. ¡De zombies!

– Lo veis – se encogió de hombros – Una ventaja de tener hijos.

– Sí, ya verás cuando crezcan – le dijo Lucas peinándose el pelo hacia atrás.

– Val. Tu no vas a crecer... ¿a que no?

– No, mami – respondió. Saltó al agua y la cogí en brazos – Problema solucionado.

***

Último día de viaje. El sol salió por la mañana pero pareció no querer funcionar hoy y las nubes lo ocultaron para que se tomara una siesta... O mas bien, durmiera todo el día.

Era mediodía y comenzó a llover levemente. A veces paraba, luego seguía. Una pena, porque hacía calor.

Aquí queda demostrado que la suerte no está de nuestro lado.

Estábamos en cubierta pero bajo techo sentados en una mesa y jugando al Uno.

– Ya lo sé.

– Milagro... Lucas sabe algo – el chico me miró mal y seguido habló.

– Llueve para Emma – esta, la cual se limaba las uñas, paró y dirigió sus ojos hacia él – Como quería agua y no se bañó pues ahora el cielo quiere que se moje...

– ¿Pero que narices dices, Lucas? – le dijo su prometida con el ceño fruncido – Creo que pasas demasiado tiempo con Val.

– Si ella estuviera aquí me daría la razón, y Thomas igual – le respondió orgulloso.

Thom y Val estaban en una sala de juegos con demás niños y dos cuidadoras que parecían agradables y responsables.

Nos turnábamos para ir a verlos cada poco.

Cualquiera diría: "eres demasiado sobre protectora. No les va a pasar nada". Me da igual. No soporto alejarme de mi hija ni 3 segundos. De este modo, sé que están bien y evito preocupaciones.

Hacía ya casi media hora que había venido Emma de verlos y ahora me tocaba a mi.

Bebí lo que me quedaba de refresco y me levanté.

– ¿Te acompaño? – preguntó Nick con las cejas elevadas.

– Sé el camino, cariño – me dirigí hacia él y le sonreí – Pero si quieres...

Se encogió de hombros y se levantó. Me cogió de la mano y me besó la frente.

Comenzamos a andar hacia la sala infantil que se encontraba al otro lado del barco. Íbamos por el lateral de cubierta y veíamos como algunas personas se arriesgaban a apoyarse en el lateral del barco para tomar la foto perfecta de sus vacaciones.

Otras paseaban, como nosotros, y disfrutaban de sus últimas horas de viaje.

Intercambiamos pocas palabras hasta llegar a nuestro destino.

– Oye, Nick – dije frenándole antes de entrar. Él paró y se giró para quedar frente a frente – Necesito contarte algo.

Él estuvo unos segundos mirándome fijamente a los ojos.

– Está bien. Adelante – habló a la vez que me ponía un mechón de pelo detrás de la oreja.

– Vale – cogí aire – No sé como vas a reaccionar pero...

Como un ruido que corta el aire, el móvil de Nick sonó.

– Perdona – lo sacó de su bolsillo y lo miró. Puso los ojos en blanco – Dios. Es del trabajo. Ya tardaban en llamar – se rascó la frente – Seguro que saben que llego está noche y ya tienen trabajo para mi.

– No importa – le sonreí – Cógelo. Lo mío puede esperar.

El asintió y me besó en los labios. Se alejó unos metros para poder hablar tranquilo y yo me giré para mirar por la cristalera que daba a la sala.

Como dije, las dos cuidadoras estaban en el centro de un círculo formado por los niños. Parecía que les estaban explicando un juego.

Todos estaban felices y reían. Los miré a todos y algo en mi cambió. Un clic se activó en mi interior y todo se volvió negro.

Valeria y Thomas no estaban.

Mi Mejor Error #MME2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora