CAPÍTULO 28

9.8K 606 25
                                    

No sé si fue el miedo u otra cosa pero el mundo dio vueltas a mi alrededor. El corazón me empezó a latir a mil por hora y por un momento creía que se me iba a salir por la garganta.

Mientras un ataque de pánico se apoderaba de mi cuerpo, corrí hacia la puerta y entré en la sala.

Las dos cuidadoras me miraron sobresaltas por la interrupción. Se miraron entre sí y después a mi de vuelta. Una era rubia y la otra tenía el pelo negro.

– ¿Necesita algo? – preguntó al rubia frunciendo el ceño.

– ¿Qué si necesito algo? ¡Claro que necesito algo! – ambas dieron un pequeño paso hacia atrás por instinto. No las culpo, en aquellos momentos parecía un perro con la rabia – ¿Dónde está mi hija y mi sobrino?

Las dos salieron del círculo de niños los cuales se miraban entre sí confundidos.

– Oiga – la rubia de me acercó – Tranquilícese. Seguro que podemos ayudarla – empecé a notar como humo salía de mis oídos – ¿Cómo se llaman?

– Valeria y Thomas – respondí enseguida. No podía perder el tiempo en detalles – Estaban aquí hace media hora. ¡¿Cómo habéis podido perderlos de vista?!

En ese momento, Nick entró y al ver el alboroto se acercó a nosotras deprisa.

– ¿Qué pasa? – preguntó una vez que estuvo a nuestra altura.

– Val y Thom no están aquí – respondí y su semblante se volvió serio.

– ¿Qué dices? ¿Has mirado bien? – su mirada viajó por toda la sala en busca de los dos pequeños.

No había apenas muebles... Solo unas cuantas mesas y sillas adaptadas para los niños y un par de estanterías. Era imposible que se pudieran esconder.

– Por supuesto – quería arrancarme de los pelos.

– Respire hondo – intentó calmarme la del pelo negro – No han podido ir lejos.

– ¡¿Qué no han podido ir lejos?! ¡Se supone que no tendrían que irse a ninguna parte! – la angustia fue creciendo en mi pecho hasta afectar al resto de mi cuerpo.

Me toqué la frente e intenté buscar una solución pero la terrible preocupación me nublaba la mente y todos los pensamientos se me bloqueaban.

– Esto no va a quedar así – les dije a ambas chicas.

No se inmutaron. En el fondo, seguro que sentían culpa por no hacer bien su trabajo pero no me daban pena. Por un fallo de ellas se puede armar una gran catástrofe.

Salí de aquel sitio junto a Nick. Intenté mantener la calma pero los nervios, la preocupación y el enfado se hacían una bola en mi interior que quemaba todo a su paso.

– Avisaré a alguien del barco – dijo tras unos segundos y en aquel momento me pareció la mejor idea que se nos habría podido ocurrir.

Asentí y seguí caminando pero antes me agarró del brazo y me hizo darme la cuenta.

– No te pongas nerviosa... Los encontraremos – la sinceridad de sus ojos lo decía todo e incluso llegaron a tranquilizarme. Sin embargo, el miedo que sentía no abandonaba mi cuerpo.

Caminó en dirección contraria y yo me dirigí hacia la mesa en la que estábamos. Dani fue el primero en notar mi presencia y al ver mi cara se levantó.

Llegué y ni pensé cómo podían reaccionar pero lo solté sin ton ni son.

– Los niños no están en la sala.

Mi Mejor Error #MME2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora