CAPÍTULO 4

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– Vamos a ir de excursión y la profe quiere hacer una reunión.

– Genial Val... ¿Todo el día?

– No lo sé.

– ¿Cuando?

– No lo sé.

Fruncí el ceño. Cada vez que mi hija volvía del colegio le revisaba la mochila por si traía alguna nota importante pero no había ninguna sobre una reunión.

– ¿Y no os dieron ningún papel? – preguntó Nick mirando por el espejo retrovisor a su hija.

– Sí, pero lo perdí – respondió sonriendo.

Ambos adultos reímos. Eso ya era más normal.

– Siempre tan distraída, Val – dije negando divertida – No te preocupes, ya le preguntaré a Emma.

10 minutos después llegamos a nuestro destino.

Me bajé y abrí la puerta trasera para bajar a mi hija.

– Voy a aparcar. En nada llego.

– Está bien – contesté.

Val salió disparada al portal. La seguí caminando despacio. Cogí a mi hija en cuello y me miró con las cejas elevadas. Asentí. Ella elevó su pequeño pulgar disfrutando del momento y pico al piso correspondiente.

Le encanta picar en los pisos. Más de una vez tuve algún problema con más de un vecino porque mi preciosa hija no paraba de tocar al timbre y quemar los oídos de la gente.

Aunque tengo que admitir que lo mismo hacía yo de pequeña.

Nos abrieron, cogimos el ascensor y subimos hasta el 5º donde vivían ellos. Nada más abrirse las puertas, me di de cara con Thomas. Val no tardó nada en abrazarlo.

Después del achuchón de los niños, abracé a Thomas y la niña entró corriendo al apartamento.

– Tía Lena. No sabes cuanto te quiero – dijo exagerando cada palabra.

– Oh – alargué – Y yo también – comencé a caminar y me adentré en la casa – ¿Qué quieres?

Conozco a mi sobrino demasiado. No es nada cariñoso y cuando lo es, es para pedir algo.

– Adivina.

Me quedé un rato pensando mientras cerraba la puerta.

– Ah, ya sé. Un videojuego.

Él asintió.

– Bien, cuando llegue tu cumple te lo compro – dije y el sonrió.

Le solté la mano y se fue a jugar con mi hija. Saludé a Emma y Lucas.

– ¿Qué tal mi mejor amiga preferida? – dije a la rubia.

– Bien – respondió.

Tengo entendido que todavía no había hablado con Lucas. Me entraban ganas hasta decírselo yo de la tensión que se formaba entre ellos algunos días.

– Una cosa... ¡Soy tu única mejor amiga! – dijo a lo que reí.

– Voy a ver a los niños – dijo levantándose y entrando en la habitación de Thomas.

– ¿Por qué no has hablado con él? – pregunté sentándome a su lado.

– No me ha salido – dijo – O estaba Thomas o no sabía que decir.

– Oh vamos... Si quieres me llevo a Thomas unos días a mi casa y lo arregláis. No tengo ningún problema.

– Si lo sé, pero tengo mucho miedo... ¿Y si es verdad? ¿Y si se está viendo con otra? – la voz se le cortó y sus ojos se cristalizaron – ¿Qué hago si me lo afirma? ¿Le doy con la sartén en la cabeza o le tiro por las escaleras?

– Si te engaña me parece bien cualquier opción y si quieres te ayudo pero no lo creo. De verdad, lleváis casi 9 años juntos... ¿Tu crees que después de tanto tiempo te engañaría? – arqué una ceja.

– Puede que se haya cansado de mi – bajó la vista.

– Créeme. Nadie se cansa de ti. Eres una caja llena de sorpresas y casa día tienes algo nuevo que contar o hacer. De mayor quiero ser como tu, Emma – le puse una mano en el hombro y le sonreí.

Se limpió una lágrima que caía por su mejilla y rió.

– ¿Cuándo puedes venir a recoger a Thomas? – elevó la vista con una sonrisa.

– Mañana vengo a por él.

En ese momento Nick entró por la puerta pero lo mejor es que iba acompañado de otras dos personitas.

♥️

Veo que publicar solo los domingos se hace muy largo por lo que si tengo tiempo subiré también entre los jueves y los viernes. Espero que os guste la idea😍

Mi Mejor Error #MME2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora