CAPÍTULO 14

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No, Lena – hizo una pausa – Esto no es como en las películas en las que cualquiera puede entrar en un ordenador de la policía y obtener datos... Esto es la vida real – dijo y solté un suspiro. Si, por desgracia era la vida real – Y como bien sabes, no estamos en Madrid.

Todavía estaban en el viaje misterioso que hacían para protegerme. Me acordaba... Y a veces me desvelaba por las noches pensando en donde estarán y que estarán haciendo. No me quieren contar nada y a veces llego a querer tirarme de los pelos por ello.

– Pero sé que tienes contactos que lo harían encantados. Todo policía los tiene – nadie habló durante unos segundos – Vamos...

No te prometo nada – dijo – Dime el nombre.

Hice un gesto de victoria. Menos mal. Pero mi semblante cambió radicalmente.

– Es que no lo sé...

Soltó un suspiro.

Llámame pronto, antes de que cambie de idea.

Después colgó.

– ¿Por qué no lo dejas estar? – preguntó Dani desde la puerta, asustándome.

– ¿Cuanto tiempo llevas ahí?

– Poco... Pero también te recuerdo que las paredes no miden kilómetros – exageró y yo puse los ojos en blanco – En serio... Según lo que cuentas, esa mujer es especial. Genial, pero no creo que sea tanto como para investigarla.

– ¡Oh! – exclamé – Créeme que si.

– Vale... ¿Y cómo piensas conseguir su nombre? – pensé y sonreí ampliamente.

***

– ¡Vamos Val! No te va a costar nada – dije suplicándole.

– ¡No! – respondió por sexta vez – No quiero. Está mal.

– Lo sé. Pero solo será esta vez. Vamos. Te compro algo – dije y en cuanto oyó la última frase abrió los ojos completamente.

– La casa de muñecas – dijo rápido, muy ilusionada.

Solté un suspiro.

– Está bien.

Sé que no debería enseñarle esto a mi hija... Pero no voy a poder dormir si no descubro quien es esa mujer y de donde viene. Me va a doler comprar una casa de esas, y lo peor es que no sé donde la voy a meter...

Entonces sonó un móvil. Era el mío. Me levanté del suelo y me senté en el sofá, al lado de Dani. Era Emma.

Lena – la oí al otro lado... Estaba llorando – No puedo... Es que...

– Ey ey, frena. ¿Qué ha pasado? – pregunté preocupada.

Dani me miró con el cejo fruncido y preguntó moviendo los labios: "¿quién es?"

Es que... No me lo creo – se sorbió la nariz – Estoy alucinando.

Tranquila, Emma. Respira.

Mi Mejor Error #MME2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora