Miedo.

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22 de Diciembre.

Una rosa, una rosa amarilla de un aroma cautivador.

-¿Que es esto?

-Una rosa, ¿acaso aparte de idiota igual eres ciego?

Una pequeña vena se posó en su mejilla derecha.

-¡Ya sé que es una rosa poste de luz! Me refiero a, ¿porque me das esto?

Hinata le había dado bollos de carne y dos cajas de leche, el equipo le había regalado un kit para las uñas cosa que le hizo sonrojarse, Yachi un dibujo de su versión en cuervo redondo, Shimizu-san un "felicidades" que le arranco un suave sonrojo, Yamaguchi una bonita camiseta que decía setter soul había sido un cumpleaños muy vivo, en comparación a los anteriores pero jamás se espero un regalo de esa clase mucho menos de aquel quien consideraba su peor enemigo, o eso creyó hasta ese día.

-Me gustas, me gustas mucho rey, quiero que aceptes mis sentimientos aunque yo sea un simple plebeyo.

El rubio tomó aquella posición que había visto en tantas novelas junto a su madre, se apoyo en una de sus rodillas extendiendo su mano hacia el de cabellos negros.

-¿Q-que diablos?

¿Que era ese palpitar? ¿Y el calor sofocante en sus mejillas?

-Por favor, aceptame Tobio.

No iba a negar que sentía algo por su contrincante tanto fuera como dentro de la cancha, más fuerte que el amor por el volleybal, más fuerte de lo que alguna vez sintió por Hinata.

-Prometo romperte los lentes si te atreves a dejarme.

Y con las mejillas furiosamente rojas tomó con brusquedad la mano extendida en su dirección.

Un paraíso, eso era saberse correspondido.

Los meses pasaron, la relación avanzaba de manera, para sorpresa de todos, amena, con una que otra pelea y enfrentamiento en la cancha. Tomados de la mano sin importarles que murmuraran a sus espaldas.

Las cosas comenzaron a tomar un rumbo turbio cuando ese bloqueador de nombre Atsumu comenzó a acercarse demasiado al armador, en ese punto las cosas comenzaron a tornarse oscuras en su relación.

-¡Hablas mucho con el! ¡Incluso intercambiaron números!

Le dolía, sus dedos estaban siendo aplastados con desmedida fuerza.

-Kei, no hablo demasiado con el, puedo enseñarte los mensajes si quieres.

-Borralo de tus contactos, no me importa que no hables demasiado.

Con brusquedad sus labios fueron cubiertos y uno de sus dedos se escucho crujir, gruesas lágrimas bajaron por sus mejillas apartandose bruscamente del rubio.

-Tobio yo...

-¡M-me dislocaste un dedo!

Aquellos ojos azules miraron con rabia al más alto y sosteniendo su mano se alejó de el seguido fervientemente por el rubio. Tuvieron que vendar y colocar un par de tablillas para que estos no se movieran haciendo más rápida la recuperación por lo que las prácticas de volleybal estaban prohibidas hasta que se recuperara.

One Shots TsukiKageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora