Luna y mar.

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Siempre sale a ver aquel astro, resplandece cada cierto tiempo, tan cerca de el que no duda en salir al encuentro de su amado, se mueve en las oscuras aguas a una velocidad impresionante hasta dar con la enorme, resplandeciente y redonda luna tocando con gentileza las aguas que son su hogar. La figura que se separa toma forma lentamente frente a sus ojos a lo que espera impaciente sentado en una roca hasta que los cabellos aparecen, los ojos le miran y sus labios forman una sonrisa sincera cuando lo ve cosa que hace palpitar su alma, su ser entero después de meses sin verse. Sus pasos sobre el agua hasta aquel pequeño pedazo de luna son firmes, no duda en dejarse envolver por los brazos del más alto, aunque la cercanía lastime un poco su vista debido a la costumbre de las penumbras en su profundo hogar. Intercambian miradas enamoradas, cada Superluna es su oportunidad de estar juntos, el como un espirítu del agua no puede pisar la tierra, pero es en esas ocasiones del año en que el y el descendiente de Tsukuyomi pueden estar juntos unas horas terrestres que para ellos son los más valiosos de toda su vida.

-¿Me has extrañado?

-Un poco.

-Me siento ofendido.

La tonalidad del astro cambia, a un tono amarillo suave y sigue resplandeciendo con ayuda de sus hermanos, aumentan su brillo brindando un espéctaculo a la mitológica criatura de ojos azules. Con ayuda del azabache avanzan al agua, lejos de la roca y el chico de la luna siente desfallecer cuando sus pies tocan el agua, pero no se hunde, sabe que es porque se encuentra tomado de la mano con el mismo Mizuchi, deidad del agua a la cual el mismo elemento responde a sus órdenes. Se mueven al cómpas que el agua produce, es suave y sus ojos brillan con más intensidad gracias a la luz, su vergüenza no puede contra el amor que le tiene al espirítu del agua así que toma su mano con la derecha propia mientras la izquierda se encarga de tomar su cintura con suavidad, danzan con suavidad dejando ondas expansivas a cada paso.

-¿Que tal la vida con Hinata?

-Horrible.

No solo ellos reencarnaron, también los demás, el se ha convertido en alguien cercano a quien fuese Kuroo Tetsuro y Akaashi Keiji en sus vidas anteriores, mientras que Kei fue "condenado" a pasar su vida eterna a lado de Hinata e Inuoka, ambos soles en su vida actual haciéndolos hermanos en la mitología japonesa.

-Dile al idiota que venga algún día al atardecer, el volleyball también se juega en el agua.

La sincera y hermosa sonrisa de su amado cambio a esa turbia mueca en su rostro, cosa que solo llevo al dios lunar a besar sus labios haciendo que el agua se agitara ante la sorpresa, sus manos ascendieron a sus mejillas profundizando el contacto entre ambas bocas, no tenían corazón pero podían sentir el palpitar de aquel órgano ante ese beso, aquel sentimiento que no murió junto a sus cuerpos humanos como ellos lo hicieron, sus almas iban a continuar conectadas y ni los dioses de la muerte iban a poder romperlo porque lo intentaron pero este ya no era un simple hilo rojo del destino, ambos fueron tercos y aferrados, haciendo que el grosor de su hilo aumentara hasta hacerlo imposible de romper forzando a sus corazones a declarar abiertamente sus sentimientos en una acolarada pelea verbal donde ambos se detuvieron, sus rostros se encendieron y al fin conectaron. Se separon observando los ojos ajenos.

-Te extraño.

La barrera impenetrable del rubio se derrumbo, pudo sentir el calor a sus espaldas, Hinata se acercaba para dar el amanecer y el debía desaparecer por trescientos sesenta y cuatro días de nuevo.

-Nos veremos pronto Tobio, espero que el año que viene por más tiempo.

Sus manos se alejaron dejando manchas de polvo en las mejillas ajenas, mientras Kei se alejaba dándole la espalda al fin al azabache, el mar se agitó mientras los labios de Tobio temblaban ligeramente ante el fin de su encuentro.

¿Alguna vez haz notado que la luna puede verse en el azul cielo con el sol resplandeciendo en su máximo fulgor? Bueno, a veces el amor es más fuerte que las leyes de la naturaleza. El agua atrapó al rubio, envolviéndolo con delicadeza y alejando la mano de este del hijo del sol, las manos de Tobio manipulaban el cuerpo de agua que le trajo de vuelta al más alto para besarlo levantando una enorme ola de más de seis metros explotando al entrar en contacto con el cuerpo de Hinata enviando el vapor al cielo que se combino con el aire frío del mar provocando que las nubes grises aparecieran en ese pedazo de mar.

-¡Kageyama! ¡Tapaste mi amanecer!

El puño del dios sol se alzaba molesto por el atrevimiento del azabache por haber provocado aquello, pero este se encontraba más concentrado besando a su amado un poco más.

-No hay amanecer, no hay sol ni luna, quédate un poco más Kei.

-Eres un ser egoísta, una corriente que arrastra a lo que quiere aunque lo mío no es en contra de mi voluntad para ser sincero.

Nuevamente lo envolvió en sus brazos cargándolo entre sus brazos para juntar sus frentes de forma íntima, entre risas de dos enamorados aprovechando al máximo su limitado encuentro. Al fin, tuvieron que separarse, Hinata se quedó reclamando por su restraso y Kageyama le lanzó una medusa a la cara mientras este daba vueltas alrededor de si mismo mientras el azabache se despedía de la luna que nuevamente desaparecía hasta la noche, donde aún a la distancia le juraría amor eterno.

One Shots TsukiKageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora