Omegaverse.

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Todos pasaban entusiasmados con los resultados de sus pruebas, unos más contentos que otros.

—¿Que te tocó Tsukki?

El nombrado con aquel apodo bajo la mirada hacia su amigo de la infancia, sus orbes lo miraban con aquel característico brillo el cual le asqueo un poco.

—Alfa.

El más bajo sonrió ampliamente y con orgullo mostró el símbolo griego.

—So-soy omega.

—¿Y porque estás tan feliz de serlo?

Un gran sonrojo cubrió sus mejillas y negó con la cabeza antes de irse junto a los demás miembros del club de volleybal.

—Kageyama, ¿que te tocó?

El apellido del ojiazul oscuro hizo que sus orbes buscaran con la mirada al de cabellos azabaches.

—Ah, soy beta.

Volteó la hoja donde una gran B resaltaba en rojo.

—¡Yo soy un alfa!

El de cabellos naranjas brincaba de felicidad ante aquello, bufó molesto y simplemente subió sus audífonos para alejarse de aquel par de idiotas. Las clases extras a causa de los exámenes para poder determinar las razas había empezado a fastidiar a muchos estudiantes, los beta eran libres de asistir o no, los alfas y omegas debían ir obligatoriamente a aquellas pláticas. Un nuevo suspiro salió de sus labios, ya habían repetido unas diez veces aquello de las feromonas y las consecuencias de estas en un cuerpo alfa como el suyo, sin darle tantas vueltas al asunto se volvían completamente animales a la hora de tener un omega en celo cerca, todos ellos eran omegas y alfas sin presentar por lo que aquello no les afectaba por ahora.

Cuando caminaba de regreso a casa un peculiar aroma cautivo su sentido del olfato, era dulce pero suave, como el aroma del merengue casero, su boca comenzó a salivar de forma excesiva tragando el líquido dejándose guiar por el aroma mientras bajaba sus audífonos. Camino hasta el gimnasio que era de donde provenía aquel cautivador aroma y se encontró con Kageyama junto a Tadashi.

—¡Tsukki!

¿Había caído en el aroma de Yamaguchi? Chasqueo la lengua con enojo.

—Solo vine porque pude olerte, deberías darte un baño antes de atraer más alfas.

—A-ah, lo siento Tsukki, lo haré rápido.

El de cabellos verdes se fue corriendo del lugar dejando solos al armador y al bloqueador central.

—Usted también debería irse Rey no vaya a ser que lo confundan con un omega.

El rostro molesto del pelinegro provocó una extraña sensación de relajamiento en el rubio.

—No me llames así, poste de luz y yo no te voy a obedecer alfa estúpido.

Y sin más siguió haciendo saques con salto mientras aquella atenta mirada color oro le seguía fijamente, ese tipo parecía que no parpadeaba siquiera.

—Oye, ¿no deberías ir por Yamaguchi?

—Ah, si, lo siento su majestad me retiro.

Con un gruñido del ojiazul se fue, el insistente aroma seguía sofocando su nariz hasta hacerlo estornudar. Durante una práctica de saques, sin el capitán ni el vicecapitán debido al celo del segundo, Yamaguchi se presentó desatando el caos debido a las reacciones de los alfas cercanos y ya presentados.

—Yamaguchi huele muy bien.

El pelinaranja tenía un pequeño rubor en las mejillas después de mencionar esto recibiendo una fuerte patada en la espalda baja por parte del armador.

One Shots TsukiKageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora