Yuri

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Ambas se encontraron en un espacio poco esperado, los movimientos hipnóticos de sus cuerpos se vieron sincronizados al momento de que sus pieles se rozaron dejando que la descarga eléctrica de pasión provocado por la música las hizo estabilizarse mirándose a los ojos con asombro por el descubrimiento.

Sería un pasatiempo para hacer su romance fallido a un lado, bailar jamás fue su primera opción pero al sentir el calor del baile mientras manos ajenas la guían descubrió su gusto por tales actos y comenzó a ser cada vez más continua.

A diferencia de la rubia fue más bien impulsada por el trío de Tokio que le dieron un cupón para un baile de práctica, cuando sus ojos se toparon con la figura estilizada de la azabache de proporciones exactas a sus gustos no tuvo que sentir nuevamente las manos en su espalda para asistir al lugar y se lanzó sin mucha experiencia.

Cuando no hubo más parejas disponibles ambas se vieron asintiendo, ¿que importaba que ambas fuesen mujeres? Además Kei era más alta y fuerte ante sus prácticas de volleyball. El vestido de encajes al final con el resto de aquel vestido rojo entallado encendió el interior de la rubia que llevaba un traje diferente pero hecho a medidas femeninas de short negro y camisa roja, una práctica a solas de ambas donde el Iphone conectado a la bocina ayudó a la ambientación con Lambada subiendo el calor corporal de ambas, sus cuerpos unidos por la melodía y los movimientos donde sus manos se sostenían fuertemente separándose solo para que la más alta perseguiera en pasos agraciados a su pareja de baile que parecía alejarse más y más. Su espalda sintió el busto ajeno mientras la mano derecha de Tsukishima se deslizaba por su vientre plano antes de llegar a su entrepierna Kageyama se alejó avanzando en pasos firmes donde sus tacones ayudaban a darle un adictivo movimientos a sus piernas, embelesada cual pequeña polilla por una hermosa luz, Kei la siguió por toda la pista de baile hasta tenerla de la mano nuevamente donde su mano izquierda tiró de ella para sostenerla por la cintura y que sus caderas se movieran en un solo sentido haciéndola girar mientras el aroma de moras llegaba desde el cabello azabache hasta sus fosas nasales.

Sus ojos azules estaban fijos en los de color miel, cuando se acercaron de manera peligrosa se soltó alejándose por una segunda ocasión rodeando con vueltas a la rubia en un cortejo discreto y alzando las manos como en el flamenco sacudió las caderas haciendo volar sus pobladas pestañas mientras su provocativa boca de tintes rojo vivo se escondía tras su antebrazo. Tsukishima sonrió tomando la mano derecha extendida y la hizo girar, cuando se detuvo la flexibilidad de Kageyama se vio expuesta siendi guiada hasta abajo, sus cabellos ya se encontraban en el suelo cuando sonrió descolocando a la rubia, desarmando su coquetería por completo y dejándola expuesta al aroma del sudor en ambas.

-Levantame...

-Lo siento.

La irguió y ya había pasado mucho desde la canción, se ensimismaron tanto en los apasionantes movimientos que el tiempo dejó de transcurrir para ellas.

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La frente de Kei golpeó la mesa asustando a dos de sus compañeras.

-¿Qué te pasa Tsukki? ¿Ya le pisaste el pie a alguien?

Ah, su querida amiga de apellido Bokuto y su boca tan llena de estupideces.

-No, solo estoy jodida.

-¿Porqué? ¿No puedes con las dos cosas?

Kuroo no ayudaba mucho en la situación.

-Te enamoraste de la chica con la que practicas, ¿no es así?

Akaashi dejó de tomar su jugo para ver la cara de las tres señoritas que eran sus amigas, dos no cabían de la sorpresa de saber que una de ellas tenía esa particular orientación mientras que la rubia era una paleta de rojos intensos.

-¿Cómo no hacerlo? Sus medidas deben ser 80-49-78 más o menos.

-¡Akaaaashi!

Kuroo seguía mirando a la rubia que quería perderse en la mesa o hacerse una con ella en esos momentos.

-¿Es tu vecina Akaa-chan?

-No, ella estudia en la universidad que está más cerca de mi casa y la veo llegar con su bolso todas las noches, la reconocí cuando me vi envuelta en su idea de ayudar a Tsukishima-chan a dejar su ansiedad por medio del baile.

Las miradas ajenas, especialmente la felina y la de su compañera idiota fueron una advertencia seria, ¡no debía ceder!

¿¡Porqué estaba afuera de las clases de baile con un traje ridículo y unas flores!? Tomó aire, ajusto el saco y con "buena suerte" espero a la azabache. La chica salió de las clases topándose con la poseedora de cabellos rubios, camino firmemente hasta ella desviando su cuerpo para rodearla cuando su antebrazo se vio apresado por la mano de esta.

-¡Espera! Kageyama yo... quiero pedirte una cita.

Los arbustos se movieron, un golpe seco se escucho seguido de un quejido y después todo fue calma, Tsukishima estaba planeando un asesinato en esos momentos.

-No tengo muy buena relación con el amor en estos momentos, hace unas semanas terminé con mi novio de muchos años... -la mirada miel la hizo suspirar- me gusta como bailas y como me miras, estás hambrienta y yo también, acepto salir contigo y un curry casero es más que mejor, también me gusta la leche fresca.

Le quitó las flores oliendo estas, el rostro serio seguía presente pero había dicho que sí y quedaron en reunirse nuevamente enfrente del salón de baile por la tarde. Se fue del lugar despidiéndose con su mano derecha dejando embelasada a la rubia que fue sacada de su mundo de colores por las creadoras de tal ridiculez que había funcionado.

-Ahora te ayudaremos con tu cita.

-No y quiten las hojas que tienen en el cabello, de la cena me encargó yo y gracias chicas, son unas idiotas con buenos consejos.

-¡Por supuesto! ... ¡Oye Tsukki!

-Tsukishima.

-¡Queremos detalles! De la cena y si pasa más también los queremos.

-Jamás.

One Shots TsukiKageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora