—Es un niño...
La enfermera miró a su reina asustada, las marcas en las mejillas del menor eran un par de coronas pero esto era inusual, cada reina tenía una primógenita que debía ser una niña para ser la siguiente heredera. Mandó a que todos guardaran silencio acerca de aquello, Tobio sería su nombre y sería criado como una princesa, nadie, se atrevió a refutar la palabra de la reina.
[ • • • ]
Tobio sostenía el libro con fuerza, ya conocía ese hechizo y terminó en la mesa. La frustración crecía más y más, se negaban a proporcionarle más información para hacer que su conocimiento creciera cosa que solo le hizo tomar un camino; conseguirlo por sí mismo.
Con lámpara de aceite en mano, Tobio se encaminó por el bosque, llevando a un costado un bolso de piel en el cual el libro de hechizos se encontraba resguardado, una pluma para sus anotaciones y su varita. Oscuro y húmedo, el final de su vestido terminó arruinado, uno de sus zapatos se atascó y tuvo que dejar la lámpara sobre una raíz sobresaliente.
—Maldita sea, sal de una buena vez zapato estúpido...
Siguió intentando liberarse, sin embargo, un fuerte resoplido apagó la lámpara y un par de ojos amarillos como el sol aparecieron entre los árboles, en la oscuridad del lugar y aquellas pupilas afiladas le miraban fijamente. Su ritmo cardíaco aumentó, aún sosteniendo su pierna para intentar salir de ahí y tomar aire por la boca, estaba asustado, quería ir de regreso al castillo pero quizás esa sería su última noche por lo que dejó su pierna alzando las manos.
—No quiero hacerte daño.
Aquel monstruo gruño, quizás no era la primera vez que le decían algo así.
—Vine buscando conocimiento, pero no sabía que estas eran tus tierras y...
Se quedó en silencio cuando el suelo crujió, la figura sobresalió de la copa de los árboles dándole una imponente imagen gracias a la luna tras de ellos y Tobio no vio un monstruo, sus manos se deslizaron hasta la falda de su vestido y sus mejillas enrojecieron. Uno de los dedos del "monstruo" se encargó de liberar a la princesa de aquella raíz y entonces la invitó a subir a su dedo índice, Tobio no dudo en sacarse los zapatos, rasgar la falda de su vestido y saltar junto a su bolso a la mano de aquella "bestia" voraz.
—Tsukishima Kei.
—Kageyama Tobio, princesa de Kitagawa Daiichi.
Tobio comenzó a frecuentar al hombre de cabellos dorados como el maíz, tenía dos transformaciones y en esa se le podría llamar ahorro de energía manteniendo un bajo perfil, sus cuernos resaltaban sobre su ondulada cabellera, Kei le entregó a Tobio lo que tanto buscaba, conocimiento y este iba más allá de lo permitido pero a pesar de no entendet la teoría, Tobio era muy bueno en la práctica.
Cuando el reloj marcaba las doce, Tobio saltaba por la ventana de su habitación y usando su varita abría un portal hasta el bosque donde Kei se encontraba para saltar a sus brazos siendo recibido con alegría por el demonio.
—Tobio, ¿nunca te has preguntando porque no te maté el día que te apareciste sin más en el bosque?
Detuvo su comer para ver al rubio y asintió.
—Tu aroma, es el de una hembra, una hembra de tu especie.
Los dorados orbes de Kei se posaron en el estomágo del de cabellos negros y después en la persona que robaba sus pensamientos. Tan pronto como notó aquello las manos de la princesa se posaron en su estomágo y palpó este, suavemente, de forma brusca, lo había leído, ¡lo había leído! Por eso su madre insistía en confundirlo.
—Por eso me van a casar.
El demonio abrió los ojos y lo que sea, que tuviese en el pecho, dolió; tenía en mente que en algún momento Tobio tendría que contraer nupcias con alguien de su especie y dejar descendencia, pero aún así le parecía cruel.
Meses después, Tobio se casó convirtiéndose en reina, pero, no aguantó a lado de su esposo, prepotente, perfeccionista y, ¡afeminado!
Escapó, dejando su varita y corona atrás, a su pueblo, su matrimonio infructífero saltando a la felicidad y aferrándose a aquel dedo que alguna vez le brindó su libertad.
—Tobio...
El monstruo gruño el nombre de quien amaba.
—Estoy en casa Kei.
Sus cabellos volaban libres y cuando Kei alcanzó su estatura humanoide Tobio no dudó en besarlo ni Kei en rodear su delgada cintura. Meses después, Tobio concibió en su interior no uno, sino dos vidas que con el tiempo fueron separados de ambos, la ex reina fue congelada al igual que su esposo mientras sus hijos enviados con distintas familias.
Yunisu On ☆
Amo a Eclipsa Butterfly, fin.
Yunisu Off ☆
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One Shots TsukiKage
RandomPorque la OTP merece amor, merece escritos, ¡y yo quiero más TsukiKage en Wattpad!