UshiKage Omegaverse

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One shot para: Tokshoh
Espero sea de tu agrado.

-

¡Haré que digas que soy mejor que Oikawa-san!

Aquellas palabras habían calado fuerte en Ushijima, un omega se lo había gritado a la cara y no solo eso, ahora se convertía en el titular debido a que Oikawa dejó la liga japonesa ante el nacimiento de su hijo con Iwaizumi. Con una carrera tan brillante no entendía como el castaño podía haberse enlazado con un omega como Iwaizumi Hajime, esperaba que la cría de Oikawa decidiera mejor su futuro que el de su padre pero no merecía que siguiera pensando en ello durante su entrenamiento matutino, mientras empezaba se topó con aquellos cabellos negros que saltaban a su correr deteniéndose frente a el.

-Buenos días Ushijima-san.

Kageyama Tobio, diecinueve años, omega, armador titular de la selección japonesa y poseedor de un talento innegable a la hora de colocar el balón, los entrenadores lo llamaban el omega milagro en un equipo formado por alfas la aceptación de un omega era difícil.

-Buenos días Tobio.

El retomo su rumbo alejándose de la vista oliva del rematador estrella hasta perderse en el campus de la universidad, Wakatoshi continuo su camino también. Durante el calentamiento el armador fue víctima de miradas lascivas y faltas de completo profesionalismo pero no fue impedimento para el, Kageyama estaba acostumbrado a esa clase de cosas y Ushijima se quedaba tranquilo, ¿porqué? No lo entendía para ser sinceros.

-Nuestro próximo partido será contra Francia, por favor guarden energías, Wakatoshi-kun, Tobio-kun por favor mantenga sus entrenamientos matutinos a lo más mínimo posible y Tobio.

-Lo sé entrenador.

Su celo estaba cerca, acabaría justo para cuando tuviesen que enfrentarse contra los franceses. Kageyama poseía un aroma muy potente y los efectos del celo eran igualmente fuertes por lo qur exactamente a las seis de la mañana debía estar administrandose la primera inyección, seis días exactos y el último sucedió la desgracia.

-¿Donde? ¿Donde está? ¿¡Dóndr diablos la puse?!

Comenzó a entrar en pánico, el calor comenzaba a sofocarlo y la humedad comenzaba a hacerse presentr haciendo que sus piernas temblaran de excitación, el equilibrio lo traicionó por completo cayendo al suelo de rodillas jadeando, excitado, necesitado de un alfa por su naturaleza. Sus ojos se enfocaron en la puerta que se abrió revelando a sus compañeros de equipo que sonreían complacidos de ver el desastre que era el omega que termino en el suelo aspirando el aroma de estos y sus feromonas hacían lo suyo al atraerlos cuales moscas a la miel.

Se extraño de no ver a nadie para el entrenamiento matutino, sobre todo se sorprendió de no ver a Kageyama ahí siendo que siempre llegaba antes o después de el.

-Iré a verlo, aunque se supone que está en su semana de celo y...

Sus hombros se tensaron, un sentimiento de apuro nació en su pecho es como si alguien hubiese pedido ayuda, la misma sensación de miedo cuando no sientes algo importante para ti en donde lo habías dejado, sus pies se movieron solos hasta el edificio de Kageyama donde no solo su aroma se encontraba a toda potencia sino el de sus compañeros también. Se turnaron para adentrarse en el menor que gemía de placer al sentirse satisfecho de tener alguien con quien aparearse, su instinto estaba siendo saceado pero su alma dolía y su omega lloraba por alguien que no estaba en la habitación.

-Demonios, es tan parecido a una chica.

Siguió embistiendo al omega que se aferraba a las sábanas y el cerrojo de la puerta cayó en partes al suelo mientras el aroma a pino inundó completamente la habitación aterrorizando a los alfas  que vieron aquella cabellera verde oliva erizarse y los ojos con las pupilas contraídas, el aroma de pino se hacía cada vez más fuerte ahogando el dulce aroma del omega, paso a paso llegó hasta la cama arrancando de los brazos ajenos al armador que gimió al sentir vacío su interior, fue posicionado al frente mientras su cabeza era inclinada y la boca de Ushijima se abría clavando sus caninos en la nuca del azabache que gimió de gozo al ser marcado por un alfa como Ushijima.

-Largo...

No tuvo que decir más para que los alfas débiles abandonaran la habitación, Tobio se derrumbo en sus brazos y el con todo el cuidado que pudiese tener comenzó a lamer la herida que había ocasionado la marca, con suavidad paseaba su lengua en aquella zona hasta dejarla limpia y con el brote de sangre pausado. Una vez pasado el extásis se disculpo con la frente pegada al colchón.

-Fue algo más allá de mi capacidad lo que me hizo cometer este acto, me haré responsable de mis acciones Kageyama Tobio y responderé siendo tu alfa, cuídandote y dándote lo mejor de mi vida hasta que la muerte nos separe porque la unión no se puede deshacer pero sí fortalecer.

Kageyama escuchaba con atención, tenía el cuello vendado para evitar alguna clase de infección, el partido había sido cancelado debido a que aún iban a decidir que harían con aquellos que llevaron a cabo tales acciones que desencadenaron una marca entre los mejores del equipo.

-No me molesta que haya sido usted Ushijima-san, si es lo que le preocupa.

Sus dedos acariciaron la venda que protegía su nuca. Los ojos verde olivo del rematador se abrieron de forma amplia al escucharlo, algo tibio se esparció desde su corazón hasta su estómago, no sabía como le iba a explicar aquello a su madre o a su padre, ni a su familia pero al menos no era rechazado por el omega que había marcado.

-Cuando te sientas listo...

Tomó con una de su mano la más pequeña, admirando unos segundos la diferencia y teniendo una extraña imaginación donde aquellas manos sostenían un pequeño ser, sacudió la cabeza carraspeando.

-Cuando te sientas listo, puedes marcarme de vuelta.

Kageyama arqueo una de sus cejas, el mito de que los omegas podían marcar a los alfas había sido desmentido mucho tiempo atrás y no entendía a que se refería con ello pero igualmente asintió.

-Cuide de mi, Wakatoshi-san.

Ushijima se sonrojo ligeramente asintiendo a aquello y beso el dorso de las manos de su omega descansando la mejilla en aquellas suaves manos que siempre vio a lo lejos. Tobio mantenía su vista en el mayor, pudo sentir como su alma se enredaba a la del contrario para toda la maldita eternidad.

-¿Cuantos hijos tendré?

Pensó antes de dejar de hacerlo mientras acariciaba con su mano libre los cabellos de su alfa.

One Shots TsukiKageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora