Alcohol y fiestas universitarias.

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Entre empujones y demás aquellos chicos de un grado superior al suyo se abrieron paso a la casa donde se suponía estudiaría.

-¡Oikawa-san!

Llamó al de cabellos castaños que se encontraba en una esquina con muy poca iluminación, parecía muy ocupado en quitarle el labial a aquella chica de cabellos teñidos.

-¡OI-KA-WA-SAN!

El contrario se separo mirando con molestia al menor.

-¡¿Tobio-chan?! ¡¿Que haces aquí?!

La joven enredó sus brazos alrededor de su cuello moviendo las caderas de forma insinuante.

-Usted me dijo que viniera hoy para estudiar.

Alzó una de sus cejas al ver la situación en la que se encontraba el mayor.

-Pues no pienso estudiar ahora tonto, ¡es más!

Se separó de la chica y abrazo al menor de cabellos azabaches.

-¡Este es mi lindo kõhai! ¡Tratenlo con cuidado!

Y sin más lo lanzó a los brazos de un trío de jóvenes que sin dudarlo comenzaron a darle "mimos".

-¡A-ah! ¡Esperen!

Aquello le disgustaba enormemente, ¡a el no le gustaban las mujeres! De aquellas manos paso a estar entre los mayores que le insistían en tomar un vaso de cerveza, sus libros no supo donde terminaron y comenzaba a sentir el alcohol fluir por sus venas atontando sus sentidos.

-Hip, kawa-shan~.

Arrastraba las palabras mientras dejaba su mejilla recargada en el pecho del mayor y este acariciaba lentamente unos mechones de su cabello.

-Es tan lindo Tõru, ¿que harás con el?

-Quizás ayudarle a dejar de ser virgen.

Una sonrisa lujuriosa se formó en el rostro del castaño y se relamió los labios acercando sus labios a los de su kõhai más una mano notablemente grande se posó sobre su rostro. Alzó la mirada chocolate encontrándose con una miel que aunque su rostro no lo demostrara en gestos se podía notar que estaba muy molesto.

-Kei-chan~

-Es bueno que el Gran Rey sea tan obstinado cuidando a su aprendiz, pero he venido por mi compañero de clases, si me permite.

Tomando la mano del ojiazul lo alzó y pasó una mano bajo sus piernas para cargarlo al estilo nupcial mientras el de ojos azules comenzaba a despertarse poco a poco.

-Estúpido Tsukishima.

Sus dientes crujieron al ver como la cabellera rubia se alejaba con el pelinegro en brazos.

-¿Eres idiota? Todos hablaban de esta fiesta y tú vienes solo porque ese maldito te dijo.

Kageyama le respondió con una risa divertida y atontada.

-Lo siento mucho Ke-chan.

Un sonrojo se formó en sus mejillas al escuchar aquel apodo tan cariñoso por parte del ojiazul, ¿justo tenían que haber peleado esa noche? Llegó al dormitorio dentro del plantel que tenía junto a su, ¿novio? Para dejarlo en la cama y dejar la mochila del contrario en su escritorio.

-Mañana despertarás con un maldito dolor de cabeza Tobio, descansa.

Se acercó a besar la frente del pelinegro y los brazos del contrario se enredaron en su cuello.

-¿Que?

-Ke-chan, vamos a hacerlo muy duro hoy.

-Por supuesto que no, estás ebrio y no pienso quedar como alguien aprovechado.

Aquellos pucheros tan hermosos que le hacían desear morder sus labios. Sus manos acariciaron las caderas contrarias sobre aquel ajustado pantalón.

-Kei, quiero sentirte dentro.

Lo jaló para dejarlo sobre el enredando sus piernas alrededor de su cintura mordisqueando el lóbulo del contrario y rasguñando sus hombros sobre la camisa del rubio.

-Maldita sea.

Lo empujo abriéndose la camisa con la atenta y lujuriosa mirada azul oscuro sobre el.

-Ke-chan.

-Si te duelen las caderas mañana no pienso escuchar tus quejas.

Un apasionado beso aprisionaron los labios del menor arrancando suspiros necesitados. La impaciencia del pelinegro lo llevaron a subirse sobre el rubio, quitándose la ropa y quedando sin nada encima, lanzando los calcetines y zapatos muy lejos, dejando que su peso cayera autopenetrandose mientras el rubio intentaba por todos los medios no gemir tan alto ante tal acto de imprudencia por parte de su pareja.

-¿Te gusta Ke-chan?

Estaba sonriendo mientras el mismo se movía provocando que su pareja hiciera la cabeza hacia atrás ante tal placer.

-S-si.

-Déjame escucharte Kei.

Mordió el cuello de su pareja sin dejar de mover las caderas de arriba a abajo a un ritmo que parecía tan irreal para el de ojos miel.

-Carajo Tobio.

Aprisiono entre sus manos las caderas del ojiazul para hacerlo saltar con más velocidad haciendo que los gritos del más bajo llenaran la habitación importandole poco que había otro cuarto a lado de ellos con estudiantes que muy probablemente querían dormir.

-¡Más Kei!

Pero Tobio estaba tan tentador, tan sumiso a lo que el deseara hacerle, estúpido y bendito Oikawa.

-Mmm.

A la mañana siguiente indudablemente tuvo una resaca y a pesar de sentir como la piel de sus piernas se encontraba algo parecido al pegamento secó en sus manos no quiso levantarse.

-Me duelen las caderas.

-Lo siento, pero ayer solo pedías más y más.

Nuevamente se cubrió con las sabanas para impedir el paso de la luz.

-Tienes que bañarte y desayunar, tenemos clase de Física en unas horas.

-Si mamá.

-Anoche me llamabas papi.

Una almohada fue lanzada contra el rubio que salió riéndose a carcajada limpia mientras su pareja se quedaba haciendo rabietas.

Yunisu On

Un lemon baratillo.

Yunisu Off

One Shots TsukiKageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora