Capítulo 41

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NARRADOR
Simón y María, habían pasado horas juntos. Ella quería darle besos al mexicano pero él se negaba aunque ya le había dado uno sin antes pensar en su, ahora novia, Ámbar.

Las horas pasaron y Simón se quedó dormido. Cuando se despertó, salió corriendo hasta su lugar de trabajo. Auto claramente no tenía, tampoco una bicicleta así que no les miento cuando les digo que se fue corriendo.
Una vez allí, no pudo evitar el interrogatorio de Pedro y Nicolás.

P:Por fin, pibe.
N:Che, digo -su mano izquierda se posó en su nuca- ¿qué onda con María?

Simón los miró con una leve y falsa sonrisa, sin más que decir, dio media vuelta y se fue de allí.

Por el lado de Ámbar, ella ya no iría al Blake South College sino que se dedicaría al patinaje; su pasión.
Llegó al nuevo Red Sharks y se encontró con alguien que es desagradable para ella. María.

Á:¿Qué hacés en mi lugar? -dijo Ámbar cuando vio a la pelirroja sentada en la mesa de su "contraria".
M:Disculpame, yo acá no veo que diga Ámbar Smitúpida -dijo ahora ella, quien se burlaba de cierta manera de la rubia-. ¡Ah! Me olvidaba, Simoncito besa muy, muy bien. Sí, ayer en la noche lo besé. Chau, perdedora.

La ojiazul quedó boquiabierta, no podía creer cómo alguien como Simón le haya hecho esto de nuevo. Su corazón estaba roto completamente, sus dos manos se pusieron en su pecho que, a su vez, iba deslizándose por la mesada de la cafetería. Estaba llorando, llena de enojo y de tristeza también. «sos una idiota, Ámbar, en serio ¿cómo pudiste volver a caer otra vez en sus redes? » pensaba para sus adentros mientras que con su puño derecho, golpeaba el piso. Para su suerte, una voz conocida se escuchó detrás del mueble y sí, era Simón.

Á:¡Qué bien, Álvarez! Nuevamente me destruiste -decía ella sin moverse del piso, llena de remordimiento.
S:¿Qué?
Á:No te hagas -dijo sacando las lágrimas de sus mejillas con la mano, parándose firme frente a él-, sé que te besaste con María y parece que lo disfrutaste. ¿No te cansas de verme mal? ¡¿Qué pretendes que haga, Simón?! ¿Por qué? ¿Qué hice mal? -quebró en llanto cuando recordó las palabras de María.
S:Fue una equivocación -se excusó Simón.
Á:Sos un imbécil. Fin de la novelita, esta historia tiene punto final. No me vuelvas a hablar nunca en la vida -dijo acercándose a él desafiante con un odio y rabia dentro, pasó de largo pero todavía se sentía horriblemente mal.

Simoncito besa muy, muy bien.

Sí, ayer en la noche lo besé.

Palabras que revoloteaban en su cabeza.

(...)

Hasta ahora, todo marchaba bien entre Nina y Matteo. Ambos ayudaban en las tareas de la casa y se llevaban bien, aunque vale rescatar que solo empezaron hace tres días.

Eran chicos muy ordenados. Nina no dejaba de estudiar ya que le quedaba solo un año de escuela y Matteo, iba a ser dueño de su propia discográfica para cumplir su sueño y el de muchas personas.

Nina todavía se sentía perseguida. Con su novio, no quería avanzar unos casilleros más por el trauma que esos hombres le hicieron. Pero van a salir a pesar de que todo sea más difícil aunque Matteo se cansaba. Él siempre le remarcaba a ella que no la lastimaría y que la iba a cuidar como si fuese oro, pero ¡no! Se negaba a sí misma y también a su novio, no quería ser lastimada y, diga lo que le diga Matteo, no iba a cambiar de opinión.

Pasó un día más y Nina había preparado el desayuno para ambos. A veces, sentía ese vacío o, más bien, esa sensación de sentirse incómoda con alguien que no fuera su mamá o papá. La convivencia no es fácil y mucho menos si recién tenés diecisiete años.

Nina no se decidía, tampoco sabía cómo decirle a Matteo que necesitaba su cama o simplemente a su mamá. Entonces, Matteo salió por la puerta de su habitación con el pelo despeinado y un pijama de Winnie The Poo. Ante esta vista, Nina rió.

N:¿Qué hacés con eso? -dijo evitando reírse más de lo que ya había hecho.
M:Me lo regaló mi mamá desde Italia por mi cumpleaños número 16. Me lo compró bastante grande porque todavía me sobra de acá -dijo estirando su brazo para después, sentarse-. ¿Pasa algo, amor?
N:No, no, no, no, no... bueno sí.
M:¿Qué?
N:No sé si esto de convivir es muy buena idea, es que siento esa necesidad de abrazar a mi mamá o a mi papá y acá no los tengo. Sé que te tengo a vos pero no me puedo acostumbrar. Yo soy una chica con una personalidad muy reservada, no me gusta decir lo que me pasa o lo que siento pero con mi mamá si puedo... -dijo Nina, agarrando la mano de su novio con la mirada baja.
N:¿Y conmigo? -dijo él con un tono triste.
N:Sí, pero necesito mi casa, mi mamá, mi papá, mi familia. Perdón, sé que vos das todo por mí y yo no doy nada por vos.
M:No digas eso. Te amo y no me molesta en absoluto.

Matteo cerró el tema falsamente. Después de esa conversación, Matteo llevó a Nina a la escuela y una vez que ésta se bajó del auto, su puño derecho golpeó el volante fuertemente mientras lloraba. ¿Por qué? Porque pensaba que Nina ya no lo quería y que también, era mal novio y no le daba lo que quería.

M:¡Maldito estúpido! ¡Nina ya no te quiere! ¿No te das cuenta? -se dijo mientras aumentaba su velocidad. Su pie apretaba cada vez más fuerte el acelerador, pero por suerte un semáforo en rojo hizo que parara. Prendió la radio y Perfect de Ed Sheeran, sonó. «Bien, Balsano, vas de mal en peor» dijo cuando el estribillo apareció.

***
Próximo capítulo ¡sólo Lustón! Espero poder subirlo mañana ya que desaparecí como por dos semanas o más. Disfruten el capítulo ((si mañana no subo el cap, peguenme o matenme, les doy el permiso)).

Nota: Me imaginé a Ruggero con el pijama todo súper infantil, aw bebé lindo.

Los amo

Mundos Confundidos-Nitteo-Simbar-Luston // EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora