Esta historia trata de los hijos de Simba y Nala: Kopa, Kiara y Kion, y sus aventuras.
Kopa de cachorro tuvo un accidente con algo o mejor dicho con alguien y tiene que regresar a casa.
Kiara había conocido a alguien muy especial, pero su padre no a...
Ya habíapasado una semana de los acontecimientos tan trágicos que la familia real y elreino vivieron, aun así ambos reyes sabían que debían de continuar firmesen su puesto, tenían una cachorra a la cual atender y cuidar ahora más quenunca, y como única hija de ambos debía ser presentada como la futura herederaal trono y así se hizo.
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Pasaron ya dos meses de la supuesta "muerte" de Kopa y de la presentación de Kiara, esta última ya era una cachorra grande y enérgica, además de bonita. Uno de tantos días como otros, la joven princesa pidió permiso a su padre para poder salir a jugar.
-Papá, ¿puedo salir a jugar? Por favor.- pregunto ella con carita tierna.
Su padre la vio sonriendo, sin duda su hija era la más hermosa y sabia utilizar su ternura a su favor.- bien, puedes ir, pero mantente lejos de Las Lejanías.-
Ella asintió con un tierno "aja" y bajo corriendo por la roca. Desde que su hijo mayor había muerto, Simba era muy sobre protector con su hija y como no serlo, su pequeña era una cachorra inquieta y aventurara al igual que él en su niñez, todo lo que olía a peligro era atractivo a los ojos de ella así que debía de protegerla, no estaba dispuesto a perderla. Aprovecho que sus dos amigos, Timon y Pumbaa, se encontraban presentes, pidiéndoles que la sigan.
Kiara corría despreocupada mientras perseguía una mariposa, cuando se le escapa ella frena el paso y su vista queda puesta en aquel lugar prohibido. Su padre le había advertido tantas veces que no debía de ir allá, donde solo viven leones sin corazón, ella quería saber cuan cierta era esa verdad, quería explorarlas, ver con sus propios ojos que se hallaba en esa zona tan desértica y ese sería el día. La cachorra empezó a caminar hacia ellas, pero no contaba con que dos animales conocidos le interrumpieran su travesía.
-¡¿Timon, Pumbaa, qué hacen aquí?!- pregunto casi en un reclamó.
-oh nada, solo disfrutado del paisaje, no creas que nos mandó tu padre.- contesto el suricato en un intento fallido de no levantar sospechas.
-ah, no, no, no, claro que no.- enfatizo el jabalí.
-¡ash...! Si es que no se puede confiar en mi padre.- se quejó.
Kiara aún quería seguir con su expedición, pero con sus dos "guardaespaldas" sería imposible, debía de pensar en como sacarlos del camino, ¿pero cómo? Ambos podían ser una molestia si se lo proponían, sin embargo, se le ocurrió una idea.
-oigan tíos, creo que vi unos buenos insectos cerca de aquel tronco.- acto seguido señalo un pedazo de madera podrida que se encontraba debajo de un árbol a unos metros de su posición.
Los dos miraron el lugar señalado y se saborearon, la humedad de aquel lugar debía de ser próspero para encontrar una gran cantidad de insectos.
-Timon ¿podemos ir?- pregunto Pumbaa en un tono infantil.
-está bien, vallamos a ver.-
El duo se aleja de Kiara y ella aprovecha para escapar, rápidamente corre lo que le queda de distancia hasta aquel sombrío lugar. Al llegar hasta los límites del territorio de sus padres encuentra un tronco para poder cruzar al otro lado, ella comienza a avanzar sobre este con cuidado de no caer, pero cuando casi está por cruzar tropieza y rueda topándose con alguien.
