capitulo 24: cicatrices.

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Termine de editar este capítulo y, si llegaron a leer el original notarán algunos cambios en la conversación de Kion y Kovu, no son grandes cosa los cambios, pero creo que quedó mejor ahora. Sin más que decir, lean.

Era un nuevo día en Las Praderas y los rayos del sol apenas comenzaban a bañar la imponente Roca del Rey, mientras toda la manada seguía durmiendo. Sin embargo, fuera de la cueva, un joven león de pelaje oscuro se encontraba nervioso y ancioso.
El macho daba vueltas al rededor de la piedra intentando encontrar las palabras correctas, sentía que ninguna sería suficiente para aclarar su situación; y es que, el día anterior fue sumamente especial para él, y el hecho de pasar el atardecer en Upendi, como lo llamaba aquel mandril, hizo que se de cuenta que en realidad él no quería seguir con los planes de su madre, quería quedarse allí junto a la princesa,.... Para siempre.

-Kiara, mira... Zira... Ella tenía un plan, yo era parte de él, pero ya no quiero serlo... Porque... Te amo.- se decía para si en un intento de encontrar las palabras.-Aah... no es suficiente.- un suspiro de amargura abandonaba su boca mientras su mirada caía al suelo y sus orejas bajaban.

-Kovu...-

La melodiosa voz de la princesa fue captado por sus oídos y rápidamente levantó su rostro para caminar hasta ella.

-Kiara, necesito hablar contigo.- pronunció apenas estubo en frente de ella, ni él mismo supo de dónde saco el valor para decir esas cuatro palabras.

La nombrada ni siquiera pudo habrir los labios para contestar, ya que su padre había aparecido junto a ella en la entrada de la cueva.

-Kiara, no quiero que hables con él.- los ojos rojizos del mayor se clavaron en la mirada del más joven, sus palabras se sintieron frías. El ojiverde puso los ojos en blanco.-yo hablaré con él.- termino Simba, su mirada y sus palabras se habían suavizado un poco y hasta una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

Por otra parte, Kovu trago saliba, nervioso. El rey y padre de la princesa Kiara estaba pidiendo hablar con él, sus ojos seguían tan sorprendidos como cuando apareció por la entrada de la cueva, tenía temor de lo que el Rey pudiera decirle, pero ciertamente no se negaría a lo que Simba dijera.
Kiara sonrió, sentia que esto serían buenas noticias, o por lo menos dentro de su corazón así lo sentia. Ayer había notado cundo su padre le había permitido a Kovu entrar a la cueva y aunque el moreno se quedó cerca de la entrada, fácilmente lo noto cuando entro.

Ambos machos comenzaron a caminar, dejando atrás a Kiara quien volvió dentro de la cueva. Sin embargo, alguien más había escuchado la pequeña plática y decidió seguir a los leones adultos. Ese alguien se trataba de Kion, este aún no podía creer que su padre haya querido hablar con el forastero y aún menos que le haya permitido entrar en la cueva durante la noche.

Se limito a seguirlos de manera silenciosa y a una distancia prudente para no ser detectado.-Se qué tramas algo, Kovu.-

...

Simba condujo a Kovu por sus tierras hasta llegar al lugar donde se ocasionó el incendio que casi mata a su hija.
La zona todavía estaba quemada y no había rastro de vida alguna, la falta de agua producto de la estación seca era evidente.

A Kovu le recorrió un escalofrío por todo el lomo, ese lugar le daba mala espina de alguna manera.

Simba comenzó a contarle su historia y la de Scar y cómo el león de melena negra logro engañar a su padre, a él y a toda la manada. Kovu estaba boquiabierto, claramente Zira siempre le omitió toda esa parte.

-Pero me has demostrado que eres diferente a él.- termino de decir el rey con una sonrisa genuina.

El ojiverde sonrió de felicidad, no podía creerlo, el Rey Simba, gobernante de Las Praderas y padre de Kiara le estaba dando su confianza. Se sentía más seguro, con la confianza de Simba podría decirle sobre el plan, comentarle que ya no sería parte de él y que nada quería tener que ver con todo eso. Comenzar de cero y, si se lo permitía, en su reino.
Mientras tanto, Kion, que observaba la escena a unos metros escondido detrás de un tronco quemado, por poco se le cae la quijada al suelo por lo que estaba escuchando. Ciertamente él tampoco podía creerlo, pero no podía creer que su padre le estaba dando su confianza a un ¡Forastero!

El rey león: la historia de tres hermanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora