La taberna estaba bastante llena a pesar de ser un día cualquiera, normalmente la gente no empezaba a llegar tan temprano. Solo unas pocas mesas se encontraban vacías, pues las demás estaban ocupadas por clientes habituales y algún que otro turista. El bullicio se empezaba a sentir y pronto Hiromi necesitaría ayuda.
Ésta atendía como podía a los clientes que iban llegando, mientras una pequeña niña correteaba a su alrededor, dificultándole aún más sus tareas.
-Hola mamá- dijo la recién llegada, asustando a Hiromi.
-Hija, ¿qué haces aquí tan temprano?- preguntó la mujer sin dejar de atender los pedidos de la gente.
- Iba de camino a casa de Keiko, pero al pasar por aquí vi que la taberna estaba llena. Así que he pensado que podía venir antes a ayudarte y así no tenías que atender a toda esta gente tú sola.- dijo la chica despreocupada.
-Pues menos mal que has aparecido, porque hoy parece que el local se va a llenar.- añadió Hiromi, quitándose un peso de encima- ¿Puedes ir a preguntarle a los chicos del fondo que van a tomar?
-Claro mamá.- respondió la joven alejándose.
Al fondo del local, se encontraba un grupo de personas un tanto peculiares. Esto captó la atención de Hikaru y se apresuró para saber qué es lo que iban a querer comer.
- Hola chicos, ¿qué vais a tomar?- preguntó Hikaru, intrigada por el grupo tan extraño al que debía atender.
-¡CARNEEEEE!- gritó el chico del sombrero de paja.
-Perdónele, señorita. Este idiota no sabe tratar a las damas como usted.- dijo el rubio con cara seductora.
La chica pelirroja, que debía llamarse Nami, por lo que dijo uno de ellos, tomó el control de la situación y acabó pidiendo la comida para todos. No sin antes haberles dado un buen coscorrón a cada uno de ellos, bajo la atenta mirada del resto de integrantes de aquel singular grupo.
Hikaru dejó a esos chicos ruidosos peleándose para ir a indicarle a su madre lo que tomarían. Mientras ésta lo preparaba, algo sacudió su falda y captó inmediatamente su atención.
-¿Pero qué hace aquí esta niña tan guapa?- dijo en tono cariñoso la mayor.
La pequeña la miraba con sus grandes ojos, mientras le sonreía.
-Quiero jugar a los restaurantes como tú.-respondió felizmente.
-Sora, sabes que no estoy jugando. Cuando se vaya la gente podremos jugar las dos, pero ahora tienes que quedarte quieta para no molestar. ¿Vale?
- Vaaaaale.- contestó desanimada.-Pero tienes que prometerme que luego vas a jugar conmigo.
- Está bien, te lo prometo.- le sonrió y volvió a la barra para recoger el pedido de los chicos del fondo.
Una vez que estuvo todo listo, se dirigió nuevamente a la mesa para entregarles lo que habían pedido.
-Aquí teneis chicos. ¡Buen provecho!- les deseó mientras dejaba las últimas cosas sobre la mesa.
-Señorita, ¿sería tan amable de enseñarme sus bragas?- preguntó aquel ser tan extraño.
-¿Qu..qué?- balbuceó la chica.
La situación pilló tan por sorpresa a Hikaru que comenzó a ponerse muy nerviosa. Cuando esto ocurría, que solían ser bastantes veces,siempre acababa sacando su lado más torpe. Esto hizo que al ir a dejar la última botella de sake sobre la mesa, resbalara de su mano y cayera formando un gran estropicio.
-Lo siento mucho, de verdad. Ahora mismo lo recojo.- se disculpó avergonzada.
-No te preocupes, no ha sido nada. Son cosas que pasan.- comentó la chica morena, que había permanecido en silencio hasta el momento.
-Para compensarlo, os invito a otra ronda. Ahora mismo os la traigo.- informó mientras emprendía nuevamente el camino hacia la barra.
Hikaru informó a su madre de lo ocurrido, omitiendo claramente los detalles del motivo de su nerviosismo, y le pidió otras tres botellas de sake para regalarselas a aquel grupo tan peculiar.
-Pues me temo que esas eran las últimas botellas de sake que teníamos aquí. Asi que vas a tener que ir al almacén a buscar más.- apuntó Hiromi.
-Está bien mamá, vuelvo en un momento.- informó, emprendiendo su camino hacia el almacén del local.
Al llegar, se dio cuenta de que la luz no funcionaba y de que iba a tardar más de lo esperado en encontrar lo que buscaba. Hikaru comenzó a escudriñar cada balda de las estanterías, sin mucho éxito, pues prácticamente no se veía nada.
Un fuerte escándalo llegó hasta donde ella se encontraba, lo cual hizo que se preocupara y fuera hacia la puerta para ver que pasaba. Con cuidado de no caerse, avanzó lo más rápido que pudo hasta llegar a la entrada del almacén. Se asomó y lo que vio allí la dejó en shock, nunca podría haber imaginado lo que estaba ocurriendo.
-No puede ser...Es él.
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Verdad oculta [One Piece fanfic. Zoro x Oc]
FanfictionLas personas no son siempre lo que parecen. Una inocente chica puede esconder un oscuro secreto, sin que los demás sean conscientes de ello. ¿Será capaz de ocultarlo o algún espadachín desconfiado descubrirá lo que pretende hacer?