En aquel barco no hacía falta que sonara el despertador, el ruido procedente de la cubierta era suficiente para que todo el mundo se despertara. Hikaru abrió los ojos un poco desorientada, pues no reconocía la habitación dónde se encontraba.
-Buenos días, Hikaru.- la saludó Nami, que se encontraba ordenando su armario.
Una vez despierta del todo, Hikaru se dio cuenta de donde estaba; ya no se encontraba en Waterport, sino en el Sunny junto a los Mugiwaras.
- Buenos días a ti también, Nami. ¿Qué hora es?- haber trasnochado para hablar con el espadachín no le había sentado nada bien, estaba exhausta.
- Es la hora del desayuno. Sanji me ha dicho que te iba a preparar algo especial y conociéndole seguro que ha cocinado un banquete para ti sola.- río divertida.- Deberías ir antes de que Luffy arrase con todo.
- Espero que no se lo acabe todo, porque me muero de hambre.
- Por cierto, cuando termines de desayunar, prepárate para desembarcar, ya casi hemos llegado a la próxima isla.
-¿Y qué tipo de clima tiene la isla?, porque no tengo mucha ropa donde elegir.
- Es una isla de verano, así que con uno de los vestidos que has traído irás bien, tranquila. Además, no te preocupes por la ropa, en cuanto desembarquemos nos iremos de compras para que renueves tu armario.
Tras vestirse, Hikaru abandonó la habitación y se encaminó a la cocina, ansiosa por ver lo que Sanji le había preparado. No tuvo que andar mucho hasta que empezó a llegar a su nariz una mezcla de olores asombrosa.
- Buenos días, Hikaru~chan.-dijo el rubio mientras la tomaba de la mano para guiarla a su asiento.
Allí ya se encontraban Luffy, Ussop, Chopper y Zoro, quienes no habían podido probar bocado todavía. Sanji los había amenazado con dejarlos sin comer una semana si tocaban algo antes de que Hikaru llegara.
- He preparado todo esto para la chica más bella de todo el Grand Line.- la piropeo, mientras le servía un poco de zumo de naranja.
-Erocook....-susurró Zoro al escuchar al cocinero.
- Muchas gracias Sanji, eres todo un caballero.- le agradeció, mientras se sonrojaba por sus comentarios. No estaba acostumbrada a que la piropeasen tanto.
-Hikaru, ¿por qué estás roja?¿Tienes fiebre?- preguntó de forma inocente Ussop.
- No, tranquilo estoy bien.- respondió la chica más roja todavía.
-¿Fiebre? ¡UN MÉDICO! ¡UN MÉDICO!- empezó a gritar Chopper.- Ah, que el médico soy yo.-dijo rascándose la cabeza, mientras se reía.
Tras ser examinada por Chopper y comprobar que realmente no tenía fiebre, pudieron comenzar con el desayuno que había preparado el cocinero. La mesa estaba repleta de comida: tostadas, mermelada, frutas de todos los tipos, pasteles y todo lo que pudieras imaginar. Al terminar de desayunar, Hikaru ayudó a recoger los platos, pese a las negativas de Sanji.
Mientras fregaban los platos, un fuerte escándalo se escuchó en la cubierta y una voz sonó por todo el barco:
-¡Isla a la vista!- gritó Franky, haciendo que todos dejaran lo que estaban haciendo y fueran a verla.
-¿Lista para tu primera aventura?-le preguntó Luffy a Hikaru, quien se había situado a su lado.
- Creo que sí.- contestó con un poco de miedo.
- Todo irá bien, ya verás. Yohohohoho.-le dijo el esqueleto.
Tras decidir quién de ellos se quedaría a cuidar el barco, cada uno se dirigió a comprar lo que necesitaba. Las chicas desembarcaron y comenzaron su recorrido en busca de alguna tienda donde poder comprar algo de ropa para Hikaru.
Una vez que Hikaru hubo comprado lo que necesitaba, informó a sus compañeras de que iba a dar un paseo mientras Nami terminaba de probarse todo lo que había elegido.
-¿Estarás bien tú sola?-preguntó Robin.
-Sí, no os preocupéis. Sólo quiero ir a buscar una armería para afilar mis dagas. En cuanto termine, vuelvo al barco.
-Está bien, pero ten mucho cuidado.-le pidió Nami.
La chica se despidió y salió del establecimiento en busca de alguna armería cercana. El pueblo era bastante más grande de lo que pensaba, así que por más que andaba no encontraba lo que buscaba. Lo mejor sería que preguntase a alguien.
A lo lejos vio un marine, pero no sabía si sería la mejor persona para preguntarle. Nadie sabía que se había unido a los mugiwaras, pero le daba miedo que alguien se hubiera enterado y se lo hubiera dicho a la Marina. Dejó sus miedos a un lado, sólo eran tonterías, y se decidió a preguntarle.
-Perdone, ¿podría indicarme dónde está la armería más cercana?
-¿Armería?-preguntó extrañado.-¿Para qué quiere una chica tan guapa como tú saber dónde hay una armería?-dijo mirándola de arriba a abajo.
Mierda. Si le decía el porqué se iba a extrañar; no hay muchas chicas de su edad que anden por ahí con armas sin tener algo que ocultar. Debía pensar rápido una excusa, pero las miradas que aquel hombre le dedicaba la estaban poniendo de los nervios.
-Mi madre me ha dado sus cuchillos de cocina y me ha pedido que vaya a afilarlos, pero cómo nunca he ido, no sé dónde hay alguna armería.-le contestó intentando parecer lo más inocente posible.
-Ya decía yo que no tenías pinta de usar armas.-dijo riendo.- Si quieres puedo acompañarte, está aquí al lado.
-Está bien, muchas gracias.-No le hacía ninguna gracia que la acompañara, pero si se negaba resultaría extraño.
Comenzaron a andar en dirección a la armería, uno al lado del otro. Según el hombre, se encontraba a un par de calles de allí. Al girar una esquina, Hikaru vio el cartel del local y se relajó, por fin iban a llegar.
El marine aprovechó que Hikaru se distrajo para tirar de su brazo y meterla en un callejón, en el que no había nadie.
-Ahora que te he traído donde querías, podrías agradecermelo, ¿no?-se acercó peligrosamente a la chica, acorralandola contra la pared.
-No pienso agradecerte nada. Déjame en paz.-intentó empujarlo sin éxito.
- Eres la chica más guapa que he visto por aquí, ¿no pensarías que te iba a dejar ir así como así?- el hombre acabó con la distancia que les separaba y comenzó a besar el cuello de la chica, mientras la manoseaba.
Hikaru sentía pánico, quería separarse de aquel individuo, pero era demasiado fuerte. La chica intentó alcanzar una de las dagas que llevaba bajo su vestido, agarrada a su muslo, pero le fue imposible.
-Los cuchillos de tu madre, ¿eh?- le espetó cuando al tocar su pierna descubrió las dagas.
En los ojos del marine se vislumbraba la ira que sentía al haber descubierto el engaño de la chica. Pronto, la ira pasó a ser asombro, la mirada del hombre quedó inexpresiva y su agarre se debilitó. Hikaru vió como éste la soltaba y caía ante ella, con su espalda llena de sangre.
La chica levantó la vista y lo vió allí. No lo pudo remediar y lo abrazó, rompiendo a llorar como una niña.
- Deberías tener más cuidado.- dijo paternalmente Zoro, apretándola contra su pecho.
¡Hola chicos! Espero que os haya gustado el capítulo de hoy. Como siempre os digo, me gustaría saber que opináis, así que dejadmelo en comentarios. ¡Hasta la semana que viene!❤️😘
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Verdad oculta [One Piece fanfic. Zoro x Oc]
FanfictionLas personas no son siempre lo que parecen. Una inocente chica puede esconder un oscuro secreto, sin que los demás sean conscientes de ello. ¿Será capaz de ocultarlo o algún espadachín desconfiado descubrirá lo que pretende hacer?