Capítulo 32

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Estaba agotada. Las palabras del espadachín habían estado atormentandola toda la noche, haciendo que le fuese imposible conciliar el sueño. Una mezcla de rabia e impotencia se arremolinaba en su interior, impidiendole pensar con claridad. ¿Merecía la pena haber perdido a sus nakamas por la promesa que le hizo a su padre? No parecía estar segura de ello, pero ya no le quedaba más remedio que acarrear con las consecuencias de sus actos.

-Buenos días Hikaru, ¿estás despierta? - preguntó en voz baja Tetsu, asomado tras la puerta.

-Buenos días a ti también, Tetsu. - contestó la morena, intentando aparentar que acababa de despertar.

-Toma, prepárate. Nos están esperando en la taberna para empezar a planearlo todo. - dijo dejando una bolsa a los pies de la cama de la chica y saliendo por la puerta.

Hikaru abrió la bolsa, intrigada por saber qué era lo que contenía. Tras rebuscar en ella, sacó un precioso vestido blanco estampado con sus flores favoritas. Cientos de pequeños girasoles recorrían la tela de aquel atuendo.

Una vez vestida, salió de la habitación que a partir de ahora era su casa y tras agradecerle al hombre el bonito gesto que había tenido con ella, se encaminaron hacia la taberna. Tenían una misión que preparar.

La tripulación al completo se encontraba reunida en su punto de encuentro habitual, ahora acompañados por la que sería su capitana.

-¿Entonces habéis averiguado en qué isla se encuentra Kenji? - preguntó Hikaru sentada frente a un mapa del archipiélago donde se encontraban.

-Sí, capitana. - contestó uno de los hombres, haciendo que un escalofrío recorriera la espalda de la chica ante su nuevo cargo- Se encuentra en la isla de Atlur, a 300 millas al oeste de aquí.

-Perfecto. Ahora necesito saber cómo llegar hasta allí.

Mientras tanto los mugiwaras recorrían la isla a toda prisa bajo las indicaciones del espadachín. Necesitaban encontrar pronto a Hikaru y aclararle que iban a apoyarla en todo lo que necesitara.

-¿Estás seguro de que es por aquí, Zoro? - habló Nami, asombrada por la cantidad de piratas con apariencia peligrosa que había en esa zona de la isla- No parece un sitio por el que Hikaru pasaría.

-Es por aquí. - respondió malhumorado el peliverde. No le hacía ninguna gracia ir a buscar a la chica, pero eran órdenes de su capitán y debía acatarlas.

Hikaru estaba concentrada en la explicación que uno de sus hombres le estaba dando sobre los últimos movimientos conocidos de Kenji y su tripulación, cuando escuchó un alboroto al otro lado de la puerta de entrada. Inmediatamente se levantó de la mesa alertada y echó mano a la daga de su muslo, temerosa por haber podido ser descubierta.

-¿Quién es, Tadashi? - preguntó decidida la chica.

-No los conozco capitana, pero la están buscando. - contestó el hombre, intentando contener la puerta para que no pasaran.

-Ni se te ocurra dejarlos entrar. - gritó Tetsu, acercándose para intentar tomar el control de la situación.

Tetsu no tuvo tiempo de reaccionar, pues la puerta cayó ante él, golpeando al vigilante. Los mugiwaras, liderados por Luffy, aparecieron desconcertando a los allí presentes.

-¿Se puede saber quién sois y qué estáis buscando aquí? - gritó Tadashi fuera de si, mientras se levantaba del suelo.

-Son mis naka… Son los Sombrero de Paja. - habló Hikaru estupefacta por la presencia de aquellos chicos.

La tripulación de la chica se calmó un poco al descubrir que eran los antiguos nakamas de la chica, pero permanecieron alerta pues no conocían sus intenciones.

Luffy avanzó entre las mesas hasta quedar frente a la chica, observando la mirada de desconcierto que presentaba en su rostro. Una vez allí, simplemente se acercó y la abrazó.

-Luffy… ¿Qu...qué hacéis aquí? - preguntó con un hilo de voz.

-Somos tus nakamas. - rió el chico- ¿Pensabas que te íbamos a dejar hacerlo tú sola?

-Luffy, lo siento… no sé que decir… os he mentido y os he fallado. No tenéis porqué hacer nada por mi, no me lo merezco.

-Hikaru escúchame. Eres y serás nuestra nakama hagas lo que hagas, ni yo ni ninguno de nosotros necesitamos que nos pidas perdón. - se sinceró el chico, revolviendole el pelo a Hikaru en señal de cariño.

Hikaru volvió a abrazar a su capitán, pensar que lo había decepcionado y que había traicionado su confianza la había estado volviendo loca, pero allí estaba él, con su sonrisa infinita haciéndola sentir en casa.

El resto de la tripulación se acercó a ella para mostrarle su apoyo incondicional. Ella emocionada no podía dejar de agradecerles lo mucho que se habían preocupado por ella. Su felicidad sería completa si el espadachín pensara lo mismo que los demás mugiwaras, pero eso no era así, ni siquiera se había acercado a pedirle perdón por el altercado del día anterior. Sin duda, su relación, o lo que fuera lo que tenían, y su amistad estaban rotas para siempre.

Tetsu invitó a los Sombrero de Paja a sentarse con ellos y disfrutar de un poco de sake, mientras los ponían al día del plan que estaban desarrollando. Todos escuchaban atentos, excepto Zoro que bebía sólo apoyado en la barra del bar.

La chica se fijó en él y comprobó que el peliverde era el único que no iba a perdonarla por lo que había hecho. Decidió escabullirse e ir a hablar con él, al fin y al cabo era su última oportunidad para convencerle.

-Parece que eres el único que no se alegra de verme. - habló ella intentando sonar amistosa.

Lo único que la chica obtuvo por su parte fue silencio.

-Zoro, sé que estás enfadado conmigo y créeme que te entiendo, pero por favor déjame explicarte. - le pidió desesperada.

-Ya te lo dije, no necesito tus explicaciones. - respondió seco, terminándose la botella de sake de un trago.

-Quizás si me escucharas, podrías entenderme. Se acabaron los misterios, estoy dispuesta a contártelo todo. - hablarle de su pasado era la única baza que le quedaba para que la perdonara y por mucho que le costara hablar de ello, Hikaru no estaba dispuesta a perder al espadachín.

-Hikaru, te di la oportunidad de que me contaras lo que ocultabas cuando llegaste al barco. - contestó indiferente- No pienso dejar que me uses más, ni pienso volver a creerme tus mentiras. Estás poniendo en peligro a mi tripulación y si les pasa algo, lo vas a pagar.

-Zoro… - la chica nunca lo había visto así, sus palabras le helaron la sangre.

-No quiero saber nada más de ti, Hikaru, para mí estás muerta. - contestó Zoro con todo el dolor de su corazón. Por mucho que le costará reconocerlo, esa chica ocupaba sus pensamientos desde que la conoció y hasta ahora que la había perdido, no había sido consciente de algo: la quería.

El espadachín se levantó y salió de la taberna, dejando a Hikaru rota de dolor y envuelta en un mar de lágrimas.

¡Ya estoy de vuelta, chicos! Hoy os traigo un capítulo bastante intenso y duro para Hikaru.

¿Qué os ha parecido? ¿Creéis que Zoro será capaz de perdonar a Hikaru?

Como siempre, os leo en comentarios y ¡hasta la próxima! 💚💚💚

Verdad oculta [One Piece fanfic. Zoro x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora