Un rayo de sol iluminó su cara y el sonido de las olas hizo que se despertara desorientada. Abrió los ojos despacio, deslumbrada por la luz del amanecer, intentando descifrar donde se encontraba. Algo se removió bajo su cabeza, haciéndola despertar por completo.
-Buenos días.-la saludó el peliverde.
-Ho...hola.-contestó la chica avergonzada, mientras se incorporaba.
-Parece que le has cogido gusto a usarme de almohada.-rió el chico.
Hikaru se había pasado toda la noche con la cabeza apoyada sobre el pecho del chico y ahora se moría de la vergüenza. Ni siquiera se acordaba de cómo acabaron durmiendo en la playa. Lo último que recordaba fue meterse al mar y … no puede ser. En ese momento recordó cómo se acercó al espadachín y acarició su pecho.
-Lo..lo siento.-dijo la chica sin mirarle a la cara y levantándose dispuesta a volver al barco.
-Eh, Hikaru.-la agarró por la muñeca evitando que se fuera.- Te lo dije la otra vez y te lo vuelvo a decir, no me ha molestado que durmieras así, si es lo que te preocupa.-dijo sonriendo de medio lado.
La chica sólo fue capaz de mirarlo y sonreírle.
-Ah y que siento haberte echado en cara lo que te dije ayer. Me pasé bastante diciendote eso.
-¿A qué te refieres, Zoro?-preguntó confundida.
-A lo que te dije cuando dijiste que te habías ido con aquella anciana, a lo del...marine. No debería haberlo recordado.-dijo con cara de arrepentimiento.
-Te refieres a eso.-asintió.-Tengo que reconocer que me enfadó bastante lo que dijiste, pero al fin y al cabo tienes un poco de razón.
-¿Sólo un poco de razón?-rió por lo bajo el peliverde.
-Sí, solo un poco.-dijo divertida.-Nunca voy a reconocer que tienes toda la razón, sino estarías recordandomelo constantemente.-rió dándole un golpe cariñoso en el hombro.
Ambos volvieron al barco, dónde los demás aún seguían durmiendo, lo que aprovecharon para ducharse y cambiarse de ropa sin ser molestados.
El primero en despertarse fue Sanji, como de costumbre, pues se levantaba dispuesto a preparar el desayuno antes de que los demás apareciesen. Cuando éste entró en la cocina se llevó una gran sorpresa: allí se encontraba Hikaru terminando de preparar el desayuno.
-¡Hikaru~chan qué hermosa estás hoy!-exclamó Sanji besando la mano de la chica.- No hacía falta que te molestaras en preparar el desayuno.
-No te preocupes Sanji.-contestó mientras servía el último plato.- Quería agradeceros todo lo que hicisteis ayer por mi.
-Tan agradecida como siempre, mi lady.-corazones comenzaron a rodearlo.
-Erocook.-una voz sonó desde la esquina de la cocina.
-Cabeza de alga, ¿desde cuándo estás ahí?-le gritó el rubio.
Antes de que los dos comenzaran una de sus peleas habituales, el resto de la tripulación entró en la cocina dispuesto a arrasar con toda la comida preparada.
La mañana transcurrió tranquila, hasta que Nami avisó de que el Log Pose ya estaba cargado y podían zarpar. Cada uno se puso en sus puestos, mientras que Hikaru se dirigió a la barandilla del barco. Allí vio algo que no esperaba ver y que la dejó paralizada. La anciana. Allí estaba, en la linde del bosque, mirándola fijamente. Juraría que le había hecho un gesto para que fuera, pero ¿qué debía hacer? Arriesgarse a ir sin saber las intenciones de la mujer o nunca saber qué es lo que quería decirle.
-¡Un momento! ¡Parad!-gritó Hikaru.
-¿Qué ocurre?-preguntó Robin.
-Anoche me dejé mis sandalias en la playa. Tengo que ir a buscarlas.-mintió.
-¿Estás segura? Yo no ví que quedara nada en la playa, lo recogimos todo.-preguntó Ussop extrañado
-Sí, estoy segura. Anoche volví descalza al barco.-otra mentira más.Esperemos que Zoro no estuviera atento a lo que la chica había dicho.
-Está bien, ve a por ellas, pero no tardes mucho.-dijo Nami, dándole permiso para ir.
La chica bajó del barco a la carrera, debía darse prisa si no quería ser descubierta. Corrió hacia donde había visto a la anciana, pero allí no había nadie. Se adentró un poco en el bosque pero seguía sin verla.
-Pensé que no vendrías. La última vez que nos vimos saliste corriendo.-dijo, mientras salía de detrás de un árbol, asustando a la chica.
-¿Qué es lo que quiere?-dijo de forma amenazante.
-Tranquila Hikaru, estoy de tu parte.-sonrió la anciana.
-¿Pretende que me fie de usted y ni siquiera me dice de que me conoce?-atacó la chica.
-Ya te dije que lo conocí. Él siempre me hablaba de ti, por eso te conozco.
-¿Y cómo me reconoció? Es imposible que usted supiera cómo soy ahora.
- No todo el mundo tiene la misma osadía que tú. Además, ya te lo dije, vuestros ojos son iguales, sería capaz de reconocerlos en cualquier momento.-reconoció la anciana, provocando una mirada triste en Hikaru.
-No tengo mucho más tiempo. ¿Qué quiere de mí?-preguntó insegura.
-Sólo quería darte esto. Te será útil para llevar a cabo tu cometido.-cogió la mano de la chica y le dió un papel doblado.
-¿Cómo sabe que es lo que pretendo hacer?-dijo la chica casi sin voz.
-Porque yo también lo haría, cariño.-contestó, dándole un beso en la frente y dándose la vuelta para irse.
-Gracias.-fue lo último que dijo la chica antes de echar a correr de vuelta al barco.
La morena subió a cubierta, avisando a los demás de que ya podían irse. Por suerte, ninguno de ellos se percató de que Hikaru no volvió con sus sandalias. Bueno, quizás alguien si que se dió cuenta.
Al reanudar la travesía, la chica buscó un lugar apartado donde poder ver lo que la mujer le había dado. Sacó el papel del bolsillo y lo abrió, leyendo atentamente:
“Seguro que sabes a quién encontrar en esta dirección:
La Perla, 23. Meltgrove. “
Sonrió. No sabía con seguridad a quién encontraría allí, pero creía saber a quien tenía que buscar.
¡Hola chicos! Ya echaba de menos escribir, pero aquí estoy de nuevo.🤗🤗🤗 Este capítulo es un poco más corto que los anteriores, pero tengo que volver a coger ritmo escribiendo.
¿Qué os ha parecido? ¿A quién pensáis que pertenece la dirección?
Bueno, ahora sí que puedo volver a decirlo: ¡Nos vemos la semana que viene! ❤️❤️❤️
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Verdad oculta [One Piece fanfic. Zoro x Oc]
FanfictionLas personas no son siempre lo que parecen. Una inocente chica puede esconder un oscuro secreto, sin que los demás sean conscientes de ello. ¿Será capaz de ocultarlo o algún espadachín desconfiado descubrirá lo que pretende hacer?