Una nota. Una dirección. Hikaru estaba descolocada, no pensaba que eso fuera lo que quería darle aquella anciana. Una dirección dónde buscar a alguien necesario para llevar a cabo su plan. ¿Pero cómo sabía ella lo que pensaba hacer? ¿Y a quién pertenecería esa dirección? No estaba segura, pero la isla a la que hacía referencia la nota hacía que una persona viniese a su mente. Meltgrove. Tenía que ser él.
La puerta de la habitación se abrió de par en par, asustando a la chica, que se guardó rápidamente la nota en el bolsillo.
-¿Se puede saber quién te ha dado permiso para que entres de esa forma en mi habitación?-dijo la chica enfadada.
Zoro cerró la puerta dando un portazo y se quedó allí parado, mirándola fijamente. En su rostro se veía que estaba bastante enfadado, pero la chica no sabía el por qué, aunque pronto lo descubriría.
-¿Me explicas por qué me estás mirando como si quisieras matarme?-preguntó la morena completamente descolocada por la actitud del chico.
-¿No lo sabes? Pensaba que tú podrías decirme por qué estoy así.-dijo con ironía, poniendo los ojos en blanco.
-Zoro, no me apetecen tus jueguecitos. Así que tú mismo, o me lo dices o te vas.-contestó la chica comenzando a enfadarse.
El silencio se hizo en la habitación. La tensión que había entre ellos era tal que parecía poder palparse en el ambiente. Hikaru estaba de los nervios, no sabía qué era lo que le pasaba al peliverde, y la incógnita la estaba matando.
-¿Me lo piensas decir o no? No tengo todo el día.-instó al chico para que hablase.
-¿No te has dejado nada olvidado por ahí?-preguntó el espadachín, torturando un poco más a la chica.
-Zoro, no sé de qué me hablas.-contestó confusa.
-Ah, ¿no? Yo pensaba que sí.-dijo desafiante el chico. -Pensé que sabías que habías dejado tus sandalias en el baño esta mañana.
Zoro sacó las sandalias que tenía escondidas tras su espalda y las tiró, dejándolas a los pies de la chica. La cara de Hikaru se puso blanca de momento.
-¿Qué?-no supo qué decir, se quedó bloqueada mirando las sandalias.
-Las dejaste en el baño cuando te duchaste. Además, te recuerdo que volvimos juntos al barco y las llevabas puestas.-dijo dedicando a la chica una mirada desafiante.
-¿Qué...qué me quieres decir con esto?-preguntó asustada.
-Que sé que no fuiste a buscar tus sandalias, Hikaru.-confesó acercándose a la chica.-¿Dónde fuiste?
-Zoro, fui a buscar mis sandalias. Estás equivocado, esas no eran las que llevaba anoche.-intentó mentir, pero sabía que de nada le iba a servir. La había pillado.
-No me trates como si fuera tonto porque no lo soy, Hikaru.-la distancia entre ellos se acortaba, poniendo a la chica aún más nerviosa.- Te estoy dando la oportunidad de que me lo cuentes por las buenas, si no iré ahí fuera y le diré a todos que nos estás mintiendo.
-No tienes por qué meterte en mi vida. No pienso darte explicaciones.-contestó la chica de mala manera.
La paciencia de Zoro se estaba agotando. Sabía que esa chica escondía algo desde el principio, por mucho que le costara admitirlo. Lo que vivió con ella la noche anterior le hizo confiar más en la chica y dejar el recelo que le causaba su presencia a un lado, pero esta situación había hecho que toda la confianza que había ganado se desvaneciera en un segundo.
-No pienso repetírtelo otra vez.-dijo agarrándola del brazo.-¿Dónde fuiste? ¿Fuiste con la anciana esa otra vez no?
-Zoro, suéltame. Me estás haciendo daño.-la chica nunca lo había visto así. Sabía que para él lo más importante era defender a sus nakamas, pero nunca se imaginó que fuera a tratarla así.
-¿Qué fue lo que te dió? Te he visto guardándolo en el bolsillo cuando entre.-la interrogó sin soltarla.
-¡Déjame en paz!- gritó la chica intentando soltarse desesperadamente del agarre del peliverde.
La discusión estaba subiendo de tono y pronto los demás los escucharían y vendrían a ver qué pasaba. Hikaru tenía que soltarse y deshacerse de la nota o tendría que dar demasiadas explicaciones.
-Estate quieta.-dijo intentando que la chica no se fuera. El rostro de terror que tenía la chica lo estaba haciendo dudar de si estaba haciendo lo correcto al tratarla así, quizás estaba equivocado y no escondía nada.
Unas gotas de sangre cayeron al suelo y el agarre que el espadachín ejercía sobre la chica se debilitó, pernitiendola soltarse. La chica había tenido que usar una de sus dagas, aunque no quería hacerle daño al peliverde. Al fin y al cabo le entendía, sólo quería proteger a sus seres queridos, al igual que ella.
Zoro se quedó mirando su brazo; sólo era un corte superficial, pero la chica había sido capaz de herirle. No le había temblado el pulso. ¿Hubiera sido capaz de llegar a más? No lo quiere pensar.
-Zoro… ¿estás...bien?-preguntó Hikaru, arrepentida por lo que había hecho.- Déjame ver la herida.-dijo intentando verla.
-Déjame en paz, Hikaru.-dijo yéndose, sin ni siquiera mirar atrás.
Las lágrimas comenzaron a correr por el rostro de la chica. Se quedó sentada en su cama mirando las gotas de sangre que el espadachín había dejado en el suelo. La chica intentaba hacerse a la idea de que Zoro lo contaría todo y tendría que dar explicaciones, pero no estaba preparada para ello. No quería contarles nada, no quería que ellos cargaran con ese peso.
Después de un par de horas se calmó y tras limpiar el suelo, salió a cubierta dispuesta a enfrentar lo que se le venía encima. Para su sorpresa, todo estaba tranquilo y los demás la trataban igual que siempre, el único que no se encontraba allí era él. Zoro no les había contado nada, no lo podía creer.
Su secreto estaba a salvo. De momento.
¡Hola otra vez! Chicos estoy muy contenta, porque ¡hemos llegado a los 1K de lecturas! De verdad, muchísimas gracias por el apoyo, nunca pensé que a tanta gente le interesara lo que escribo.😘😘😘
El capítulo de hoy es un poco más corto pero muy intenso, espero que lo disfrutéis.
No creo que pueda subir capítulo la semana que viene porque me voy de vacaciones, espero que me perdonéis🤗🤗
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Verdad oculta [One Piece fanfic. Zoro x Oc]
FanfictionLas personas no son siempre lo que parecen. Una inocente chica puede esconder un oscuro secreto, sin que los demás sean conscientes de ello. ¿Será capaz de ocultarlo o algún espadachín desconfiado descubrirá lo que pretende hacer?