Capítulo 11

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-No te preocupes tanto por mi Roronoa, sé cuidarme solita.-le guiñó un ojo y se fue.

Eso fue lo último que dijo la chica antes de irse y dejarle allí plantado en la cubierta. Él no se preocupaba por ella, simplemente era consciente de que no sabría defenderse en caso de que le ocurriera algo.

Eso era de lo que trataba de convencerse Zoro, aunque en el fondo sabía que la chica causaba en él un sentimiento que no había conocido nunca. Tenía la necesidad de protegerla, desde el primer momento en que la vio, lo supo. Quizás era su aspecto inocente lo que le hacía sentir aquello, pero fuese lo que fuese tenía que intentar reprimirlo o sino le podría perjudicar a la hora de luchar.

Una melena negra asomó por la puerta, ataviada con un vestido de tirantes y unas sandalias apareció de nuevo la chica, preparada para emprender su misión.

-¿Piensas ir desarmada?-preguntó el peliverde de mala manera.

-¿Crees que soy tan ingenua como para ir desarmada?-contraatacó la chica.

-La verdad es que sí.-afirmó serio.

-Para tu información nunca voy desarmada, no me fio de nada ni de nadie.-dijo la chica, levantando el vestido y dejando ver sus dagas enganchadas en una liga que llevaba en su muslo.

El atrevimiento y el descaro con el que la chica levantó su falda, dejando ver más piel de la que acostumbraba enseñar hizo que los chicos se sonrojaran, pero en especial Zoro, quien no esperaba que se atreviese a hacer aquello.

-¿Contento?-le preguntó al peliverde.

El espadachín seguía sin palabras, por lo que simplemente asintió.

Tras las advertencias pertinentes, la chica abandonó el barco en dirección al pueblo. Parecía que nadie iba a la parte donde se encontraban, puesto que no había ningún camino por el que pudiera llegar a la otra parte de la isla.

El camino hacia el pueblo se hizo duro, puesto que tuvo que atravesar todo el bosque, pero al fin llegó a un claro desde el que se podían divisar las primeras casas. Se aseguró que nadie la veía saliendo del bosque y se encaminó al mercado de la isla.

Conforme iba llegando, descubrió que no todo parecía tan bonito como desde lejos. Sin duda antes debió ser un pueblo precioso, pero tras el paso de Kenji por la isla, muchas casas habían quedado en ruinas, los jardines habían sido arrasados por el fuego y la gente tenía una expresión de miedo constante. Maldito, pensó.

-Buenos días jovencita, ¿necesitas algo?-le preguntó un señor muy amable.

-Buenos días a usted también.-le sonrió.-Me gustaría comprar estas verduras.-dijo la chica tendiendole la lista que le había dado Sanji.

- Por supuesto, espera un momento.-el hombre se puso manos a la obra y preparó todo lo que la chica le había pedido.-¿Podrás llevar todo esto tu sola?

-Eh...creo que sí o eso espero.-Estaba claro que toda esa comida no era para ella pero no podía avisar a ninguno de los chicos para que la ayudara a llevarlo todo.

-No te preocupes, puedes llevarte mi carro para terminar tus compras y luego me lo traes. ¿Te parece bien?

-Muchas gracias, es usted muy amable.-le agradeció. Hasta luego.

Hikaru se dirigió al resto de puestos para comprar lo que le faltaba y emprendió su camino de vuelta. Consciente de que no podría llevar el carro atravesando el bosque, no tuvo más remedio que usar el Den den mushi que le habían dado para pedir ayuda.

Mientras los chicos venían, se sentó en el carro de madera, pensando en toda la destrucción que habían causado los miembros de la tripulación de Kenji.

Verdad oculta [One Piece fanfic. Zoro x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora