Capítulo 4

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Pársel = serpiente
Contenido de carta = muy pocos
Lengua dragón = dragón 
Hechizos = obliviate

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No fue difícil encontrar el pasaje entre la Mansión y Hogwarts.

Cómo tampoco fue difícil encontrar nuestras habitaciones, ubicadas en el ala este del tercer piso era claro que era de la familia, mientras que el ala oeste para invitados.

Hermione insistió en darme la habitación principal puesto que yo era el Lord de la Mansión, ella tomó la habitación continúa a la mía; el castillo era verdaderamente enorme por dentro, más de lo que lucía por fuera, la mayoría de adornos estaban en verde y plata, todo era muy antigua y elegante, el polvo parecía ser lo único que delataba que no había tenido dueños en mucho tiempo; no lo exploramos, acordamos dejar eso para mañana.

La habitación de Salazar tenía 3 puertas (2 marrones y una negra) alrededor de la habitación, la primera te llevaba a un baño, la segunda era un clóset y la tercera puerta de color negro conducía a su oficina en Hogwarts.

Avisé a Mione que iría a buscar una lechuza y que avisaría cuando regresaba, aliste la carta, tomé mi preciada capa y por un momento dudé ingresar o no, pero lo hice.

La magia del castillo reaccionó de inmediato dándome la bienvenida, fue cálida, amable, una suave caricia de una madre cuando llegas al hogar, y yo estaba en mi hogar, Hogwarts me reconocía como un descendiente de los fundadores y su magia se mezclaba con la mía, podía sentir a los alumnos en el gran comedor, los fantasmas en cada punto del castillo e incluso a Peeves recorriendo los pasillos.

- Me escuchas ¿cierto? - pregunté al castillo, puede parecer estúpido, pero cuando la magia del castillo vibro supe que mi suposición era correcta - Sabes lo que deseo, no te preocupes, pronto te ayudaré a liberar tu magia

Salí del despacho de Salazar ubicado en las mazmorras, caminé rápido por los pasillos hasta la lechuceria, no me topé con nadie por los pasillos, recién empezaba la cena sin contar con que era invisible, busqué entre las lechuzas para ver cuál era de la escuela, al final me rendí.

- Bien, quién de ustedes me haría el favor de mandar un mensaje - una lechuza marrón esbelta y muy presuntuoso se posó cerca a mí - Hola pequeña - la acaricié, extrañaba a Hedwig - Dale ésto a Walburga Black, no esperes respuesta

Ululó feliz y recibió la carta en su pico, despegando en el acto hacia el cielo, la vi alejarse de los terrenos y es ahí cuando decidí irme, pasé por los pasillos devuelta a las mazmorras esquivando algunos alumnos que dejaron el gran comedor temprano.

Entré al despacho quitándome la capa y cuando ya me iba a ir lo escuché.

- ¿Eres un Drakonis cierto? - el siseo en la voz hizo que volteara la cabeza de golpe, el cuadro de un hombre sentado elegantemente en una silla parecida a la de Dumbledore que emplea en el Gran Comedor con un fondo de piedra gris, de aspecto severo pero hermoso, cabellos negros largos, unos ojos negros vestido con túnicas verdes con ciertos toques de plata como detalles sus manos apoyados en cada lado de la silla.

- Sí, señor Slytherin - respondí al reconocer al hombre, no podía ser otro - Puedo preguntar ¿Cómo lo supo?

- Sí fueras descendiente de uno de esos idiotas de los Gaunt no podrías haber ingresado a mi Mansión - explicó con simpleza - Cuando mi casa se entrelazó con la suya, la magia del castillo no los consideró dignos y se selló por completo junto con mis bóvedas y propiedades para ellos e incluso mi título reservado solo para el que llevaría mi sangre nuevamente, digno de mi título

Enemigos de los Herederos ¡Temed!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora