Capítulo 43

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Pársel = serpiente
Contenido de carta = muy pocos
Lengua dragón = dragón
Hechizos = obliviate
Recuerdos = "memoria"

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La oscuridad había durado demasiado, tanto que pensó que Harry en realidad no pensaba mostrarle nada.

- Espera - la voz lo hizo voltear a ver a su nieto que estaba a su lado ahora - Este es mi primer recuerdo, o eso creo, pero de aquí parte todo, mira

Y él obedeció, miró y escuchó el grito de una mujer para que luego una luz verde sea lo único que lo iluminó todo.

- Es lo último que - la voz rota en su nieto casi lo hace querer abrazarlo pero pensó que no sería bien recibido, no por el momento - Se aclarará, lo prometo

No le dio el tiempo de hablar porque la escena empezaba a tener forma, aparecieron casas iguales en un vecindario que gritaba muggle y lucia monótono, aburrido, Fleamont no pudo evitar pensar que Euphemia gritaría si tuviera que vivir aquí.

Vio a Harry pasar la verja del número 4 y caminar a la puerta, lo siguió y observó horrorizado al bebé en la puerta envuelto en mantas con una carta en una de de sus pequeñas manos, un bebé que tenía una cicatriz en la frente y sus cabellos negros alborotados, se parecía a James y no dudó de la identidad del infante.

Quiso decir algo, pero el grito de la mujer que surgió luego de abrirse la puerta lo hizo voltear a prestar atención a la escena frente a él. El grito había levantado al bebé y pudo distinguir sus ojos verdes, ojos verdes iguales a los del joven a su lado. Siguió a la mujer de cuello largo adentro con el bebé cargado de mala forma que estaba por darle un ataque al corazón por la posibilidad de que se le cayera. 

Un hombre gordo estaba en la cocina y su voz grotesca cuando vio al bebé en brazos de su mujer, oyó la discusión y vio cómo la mujer tomaba y leía la carta. El como veía con mala cara al infante y luego como el gordo se iba del lugar para luego llamar a la mujer que llevó a su nieto. Vio con cólera como el gordo señalaba el armario debajo de las escaleras donde se podía ver una cama pequeña metida de forma apurada, se sintió impotente al ver como metían a su nieto dentro de ese lugar y cerraban la puerta. 

Volteó a ver al adolescente rogando que ésto fuera una mentira, que no había durado pero la mirada baja y avergonzada le respondió. 

Otro recuerdo surgió, y luego de ese más. 

Vio como la infancia de su nieto fue robada, observó impotente y con lágrimas los gritos, los golpes, las tareas forzadas que no debían realizar los niños, los castigos, la desnutrición y las marcas que dejaron en el cuerpo del niño tanto por los tres integrantes de la casa que se hacían llamar su familia como las tareas que realizaba, era lógico que un niño de 5 años se quemara cocinando.... cocinando de todas las cosas. 

Pero también vio cosas que le alegraron, la magia accidental de su nieto era fuerte, se rió cuando vio como cambió el cabello a un profesor de azul o como logró escapar de su primo y amigos apareciendo en el techo del colegio ¡apareciendo!, vio la astucia de Harry desarrollarse, su rebeldía, como cada vez que querían quebrantarlo solo lo hacían más fuerte y decidido, como lo volvían alguien descarado que era muy consciente que batallas pelear e ignorar.

Y lloró, sufrió por el niño que nunca conoció, lloro por el niño que creció sin amor, sin saber que habían personas que lo amaron. Conocía a su hijo y sabía que James habría amado a su hijo, lloró por las implicaciones que trajeron el que su nieto creciera con esos monstruos que privaron de amor a su nieto, Sirius debería estar muerto al igual que la esposa de James y Remus, los únicos que James les hubiera confiado su hijo. Lloró por los amigos de su hijo y sus hijos honoríficos.

Enemigos de los Herederos ¡Temed!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora