Noah, Introducción a la medicina y Actuación.

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Recordar ese día dolía demasiado, pero el estar aquí y desconectarme había sido demasiado benéfico, me había mudado hace un mes a Miami Beach y estaba a punto de iniciar la escuela de medicina, los próximos cuatro años de mi vida no serían más que estudiar, no quería repetir lo de la Universidad.

Mis padres estaban pletóricos y yo pues estaba demasiado motivada este sería un buen paso para mí, además de poder superar a Matías.

Un mes en el que había recibido mensajes y llamadas de Scarlett y Selina recriminándome que me hubiera venido antes de que se acabara el verano.

Ya valía un cuerno, mis padres habían conseguido una gran casa cerca de la playa con piscina, papa era empresario y extender su negocio fuera de Canadá había sido benéfico y a mama este clima le sentaba excelente para su estado anímico y de salud, no podía haber tomado mejor decisión.

Caminaba por la playa descalza pensando en lo que se me venía encima, con los estudios y lo demás, el calor era algo sofocante pero nada que no pudiera soportar, adema siempre había querido salir del frio de Canadá.

Mañana las nuevas experiencias comenzaban, iba a empezar de cero.

(***)

Me levante muy temprano, la cabeza me dolía a mares, como toda una loca decidí tomarme unas cuantas piñas coladas mientras paseaba por la playa y me había pasado un poquito, solo un poquito de la raya.

"¿Enserio Angelie? ¿Solo un poquito? ¡Parecías una loca despechada tomando piña colada descalza en la playa cantando Despacito!

"¿Yo no te he dicho que mantengas tu boca cerrada?" Me reproche a mí misma mientras me levantaba de la cama.

La verdad no quería pero tenía que ir, hoy era introducción a la medicina y tenía que asistir si no quería quedar más perdida que la virginidad de Mia Khalifa.

Me levante y me mire al espejo.

— ¡Joder, soy un espanto! — Tenia unas ojeras que se notaban de aquí a la luna en mi paliducha piel haciendo que mis ojos verdes se vieran de la mierda, mi cabello castaño oscuro estaba desordenado pero eso no era un problema mayor, mis ojeras sí.

"Parece que no hubieras dormido en tu vida perra"

"¿Yo que te dije?"

"Si, ya cálmate"

Lo sé, es un poco extraño la manera en la que me relaciono con mi subconsciente, era una perra caprichosa que recriminaba por todo, pero que se le iba a hacer yo estaba loca, menos mal solo interrumpía mis momentos de meditación personal o cuando me sentía culpable.

Me di una ducha y me cepille mis dientes me coloque un uniforme azul rey que me habían entregado, lo había mandado a arreglar para que me quedara como un guante.

Esta era mi vida a mis veintiún años, futura médica.

Amarre mi cabello en una coleta desordenada, tome mi bolso y baje las escaleras para encontrarme con mi madre.

Aunque fuera algo vergonzoso de admitir mi mama aun me llevaba a los lugares que necesitara ir, así que salimos en su auto aunque estaba solo a unos cinco minutos en auto.

— Ya sabes mi amor, nada de aceptar bebidas de extraños, cuidado con tus cosas y sobretodo no hagas nada que yo no haría. — Ella me apretó las mejillas.

— Si mama, ya entendí, me has dado las misma recomendación cuatrocientas mil veces. — Me volvió a abrazar y me dio la bendición.

— Nunca serán suficientes. — Me abrazo una vez más y sus ojos se aguaron.

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