Snowboarding, Chocolate Con Canela Y La Aurora Boreal.

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El viaje fue extremadamente incomodo, quería poder hablar con él, decirle lo mucho que lo extrañaba y lo quería y que todo fuera como antes, poder recostarme en su hombro y que me acariciara el cabello para poder dormir.

Al contrario tenía su indiferencia y daba frio, intentaba pillarlo a ver si me miraba y ni una sola vez.

Mis abuelos vivían a las afueras de Anchorage a quince minutos de la ciudad en una cabaña en frente de un lago.

Allí nos dirigiríamos, salimos del aeropuerto y papa rento una camioneta de seis puestos, Noah y yo íbamos atrás, Elise y River en el medio y mis padres adelante.

Mire a Noah, tenía solo un buzo, un jean negro y unas botas del mismo color.

Yo apenas había aterrizado moría de frio, tenía gorro, guantes y bufanda.

El levanto la vista de su celular y me miro serio.

— ¿Que?

"Que seco" pensé.

"Hey, al menos te hablo" me contesto mi subconsciente.

"Buen punto"

— Nada. — Le dije, el levanto las cejas y volvió su atención a su teléfono.

"Buena charla"

Llegamos a la cabaña de mis abuelos, papa estaciono el coche y salí corriendo a abrazar a la abuela.

— Abuela Cerise. — Ella me devolvió el profundo abrazo.

— Angelina. Pero mira que lindan estas. — Yo sonreí. — ¿Quién es el apuesto jovencito?

Noah guardo su celular y le sonrió a mi abuela, tan cálidamente, ¿Cómo podía pasar de inspirar escalofríos a dar una sensación tan cálida tan rápido?

— Abuela, él es Noah Henderson, mi mejor amigo. — Lo mire mientras lo decía pero él no me miro.

— Un gusto señora Henderson. — Ella lo abrazo sonriendo.

— Pero que joven tan encantador, llámame Cerise. — Noah le devolvió la sonrisa.

— Y ellos son sus padres, Elise y River.

Después de las presentaciones entramos a la casa, al fin sentí la sensación de calidez cuando entre a la cabaña, olía a chocolate caliente con canela de la abuela y la chimenea que seguramente el abuelo había preparado crepitaba llamándome a sentarme frente a ella como cuando era una niña.

— Abuela, cuéntame la historia otra vez.

— Había una vez una niña que se tomó con un extraño niño latino que la enseño a bailar y bailaron a la luz de la aurora boreal para siempre. — Me dio una galleta y una taza de chocolate caliente.

— Amo esa historia abuela.

— Lo se pequeña, algún día mi pequeña latina bailaras con alguien a la luz de la aurora, ella sellara ese amor por que ella es para siempre. — Me apretó las mejillas

— ¿Angelie? — Salí de mi recuerdo y vi a Noah delante de mí sacudiéndome por los hombros.

— ¿Que paso? — El retiro sus manos de mis hombros.

— Rose dice que vamos a esquiar.

— Okay, gracias. — El asintió y subió las escaleras.

Yo también subí y entre a mi cuarto, me coloque mi equipo de nieve y tome mi tabla de snowboard.

Salí y todos estaban listos, con enormes chaquetas, guantes y gorros.

Salimos de casa.

Pasaríamos toda la mañana en la montaña haciendo snowboard aprovechando que había sol y volveríamos hasta por la tarde

¡Oh Noah! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora